
La mujer, desde que está en el vientre de su madre, tiene células que le servirán para reproducirse en el futuro. Se les conocen como ovocitos y están en los ovarios, expuestas a los factores del estilo de vida de una mujer a lo largo de su vida (alimentación, hábitos, enfermedades, medicamentos, etc.), hasta que sean fecundadas y den origen a un nuevo ser.
Conforme pasa el tiempo, la cantidad y la calidad de estas células disminuyen y, por lo tanto, la posibilidad de quedar embarazada también. Para estudiar aproximadamente cuántos óvulos me quedan para el futuro —y saber cuál es mi potencial fértil— se realizan dos pruebas.

1. La hormona antimulleriana que se mide en la sangre de la mujer, de preferencia durante los primeros días de la menstruación, y que cuando se encuentra entre los valores de 1 a 3 ng / ml se considera normal. El valor de esta hormona va disminuyendo conforme la mujer avanza en edad, haciendo más difícil conseguir un embarazo en forma natural.
2. El recuento de folículos antrales se lleva adelante a través de una ecografía, mejor si es transvaginal, y debe hacerse entre el 2do. y el 4to. día de iniciado el sangrado menstrual. La presencia de más de 4 folículos en cada ovario, que tengan una medida entre 2 y 10 milímetros, nos indica una reserva adecuada y, por lo tanto, una buena posibilidad de conseguir un embarazo.










