Date un tiempo para procesar tu dolor, pero sal de ese hoyo, levántate y recuerda la gran mujer que eres. Foto: Istock.
Date un tiempo para procesar tu dolor, pero sal de ese hoyo, levántate y recuerda la gran mujer que eres. Foto: Istock.

Cuando hablamos e infidelidad, lo primero que se nos viene a la mente es la figura de una mujer sufriendo y el hombre arrepentido buscando perdón o alejándose con vergüenza. Por supuesto, también puede ser a la inversa. Ahora es más común ver a mujeres engañando a sus parejas y dejándolo todo por una aventura del momento que creen será para siempre. Lo que también puede cambiar es esa imagen víctima y dramática que tenemos de la infidelidad. Lo hecho, hecho está.

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La psicóloga Juliana Sequera explica que aunque no es la forma ideal de darse cuenta de que estuviste con la persona equivocada, siempre será mejor estar sola que vivir engañada y atrapada en una mentira.

“Una infidelidad es, por donde lo vean, algo muy doloroso. No solo por el quiebre de la relación que significa o el daño a tu autoestima que puede generar, sino porque saltan pensamientos como ‘si lo hubiera contralado más, seguro no me engañaba’. Y ese es el peor error. La infidelidad es una decisión”, comenta la experta.

Asimismo, señala que puede ser el gran cambio que necesitabas en tu vida, ese empujón que te acercará a ser una mejor persona, a madurar y crecer emocionalmente. La infidelidad duele, pero no tiene que ser el fin del mundo. Al contrario, es tu nuevo comienzo, la oportunidad que te ha dado la vida para dar un giro radical.

“Muchas personas suelen victimizarse después de una infidelidad, creen que fueron las causantes del engaño. Por favor, hay que borrar ese sentimiento. Todos somos arquitectos de nuestros destinos. Ahora es cuando debes trabajar en ti, reforzar tu autoestima, tu bienestar emocional, pasar la página y creer que tu fuerza interna es superior a esa situación”, explica Sequera.

Indica también que así como es momento de trabajar en tu bienestar emocional, también es cuando deberías replantearte tu ritmo de vida, tus sueños, tus proyectos, trabajar en las cosas que dejaste de hacer por complacer al otro.

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