
Una separación o divorcio puede provocar consecuencias profundas en los niños, más aún cuando el trato entre los padres es insostenible. Por ello, si ya no vives con el padre de tus hijos, más allá del dolor y de emociones como la rabia y la decepción, es fundamental que, pasado el periodo de duelo, trates de dejar tus diferencias de lado y trabajen juntos por una relación armoniosa.
La psicóloga Ysela Nicolás Hoyos, directora del Centro Peruano de Psicología Integral y Psicoterapia, señala que es posible que los progenitores entablen un trato civilizado, siempre y cuando no se hayan presentado hechos de violencia. “El objetivo es claro: que los pequeños tengan salud psicológica, bienestar y tranquilidad”, enfatiza.
Para lograrlo recomienda tres claves:
1) Practicar el perdón. Es saludable perdonar a la otra persona y a uno mismo por los errores cometidos o las acciones no tomadas.
2) Respeto. El respeto es fundamental para garantizar una relación civilizada y tolerante.
3) Ser modelos. Los hijos observan todo; ver a sus padres esforzarse por convivir de forma positiva les enseña valiosas lecciones.

Dar prioridad al diálogo y llegar a acuerdos sobre la crianza es crucial para evitar contradicciones y confusiones. Una relación conflictiva y distante entre los padres puede generar inseguridad y patrones negativos en los niños.










