
La ausencia de un padre puede dejar huellas profundas en el desarrollo emocional, social y conductual de un niño. La psicóloga Lizeth Limas explica que esta falta del cuidador primario va más allá de los problemas de conducta: también genera inseguridad y miedo al abandono que, si no se atienden a tiempo, podrían desencadenar depresión.
Impacto emocional en los niños
Este vacío influye, además, en la forma en que los pequeños se relacionan con los demás y en su capacidad para gestionar sus emociones. “A través del descontrol y la rebeldía comunican que algo les está pasando”, subraya.
Los efectos también se hacen visibles en la adolescencia, donde pueden buscar validación externa y volverse vulnerables a relaciones dependientes.

Señales de alerta y cómo sanar
La madre o cuidador debe estar atento a los signos de alerta. Si los cambios de actitud persisten por dos semanas, es momento de actuar y validar los sentimientos del hijo. El diálogo es fundamental.
Cuando no se interviene a tiempo, el resentimiento puede extenderse hasta la adultez. Ante ello, Limas recomienda reconocer lo que se siente y expresarlo con respeto y sin juzgar, ya sea con alguien de confianza o con el padre ausente.
El perdón puede ser un camino para sanar, pero el proceso es largo, lento y, de preferencia, debe realizarse con un especialista.
Datito
Estos problemas también aparecen en niños que conviven con su padre, pero que no cuentan con una conexión emocional con él.
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