Una de las relaciones más profundas y duraderas que se da en la vida es la que hay entre los hermanos. Por eso, es importante estrechar y fortalecer sus lazos afectivos desde muy pequeños. Si tus niños se pelean por cualquier cosa, eso significa que algo no está andando bien. A continuación te damos algunos consejos para enseñarles a tus retoños a ser buenos hermanos:
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1. Con el ejemplo. Según la psicóloga clínica Rocío Aragón Durand, los padres, al ser los principales modelos y referentes de sus niños, deben llevarse bien y tratar con respeto a los demás. “Sus conductas serán copiadas por los chicos y estos las aplicarán en la relación que tienen con sus hermanos y con las personas que los rodean”, agrega.
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2. A través del diálogo. En los momentos libres, conversen sobre diferentes temas. Uno de ellos debe ser la importancia de sostener una buena relación con los hermanos. Puedes decirle: ‘Ustedes son lo más preciado que tengo en la vida. Mi único deseo es que el cariño que se tienen cada vez sea más fuerte’.
3. Promoviendo actividades recreativas, sobre todo, aquellas donde tus hijos tengan que jugar como un equipo. Por ejemplo, el vóley o fútbol.
4. Enseñándoles a compartir. Esta tarea requiere de paciencia y tiempo. La idea es que ellos comprendan lo bueno y divertido que es compartir lo que tienen. Cuando un niño es egoísta solo piensa en su bienestar sin importarle el resto.
ALERTA
Si notas que uno de tus hijos muestra actitudes negativas hacia su hermano, como no prestarle sus juguetes, empujarlo, golpearlo, pellizcarlo o tratar de hacerlo quedar mal frente a ti, la especialista aconseja que hables con él, pues ese comportamiento no es adecuado, ya que, aunque no lo creas, esos simples hechos pueden ir creando resentimiento y odio en ambos. Cuando sientas que no puedes controlar la situación, pide el apoyo de un psicólogo.
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Una de las cosas que sienten es miedo de que el progenitor que se fue de la casa ya no vuelva y se olvide de él. Y eso no es todo, sentirá que ya no lo quieren.
En un divorcio no solo sufren los protagonistas de la relación, los hijos también se ven seriamente afectados, si es que los padres no tomaron las medidas necesarias para evitarlo. “Para los chicos la separación suele ser un hecho, más o menos, inesperado y que les rompe la estabilidad a la que estaban acostumbrados. Según la edad que tengan, les afectará la noticia. Por eso, es importantísimo que los progenitores hablen con sus hijos y les expliquen la situación de la manera más sencilla posible”, advirtió el psicólogo y psicoterapeuta Walter Hinojosa.
♦SENSACIÓN DE VULNERABILIDAD. Se rompe en mil pedazos la coraza de seguridad que el niño se había ido forjando en el día a día. Se pregunta: ¿Cómo será la Navidad? ¿Con quién la pasaré? ¿Estaré solo más tiempo?
♦TEMOR AL ABANDONO. El niño tiene miedo de que el progenitor que se fue de la casa ya no vuelva y se olvide de él. Y eso no es todo, sentirá que ya no lo quieren.
♦SENTIMIENTO DE CULPA. Creerá erróneamente que es una carga para sus padres y que todo lo malo que están pasando es debido a él.
♦FANTASÍAS DE RECONCILIACIÓN. Está en constante ansiedad por pensar que, en algún momento, sus padres se van a reconciliar y volverán a estar juntos.