Áreas de 22 regiones del país, que incluyen zonas forestales, agrícolas y habitadas por pobladores, están siendo consumidas por incendios forestales, que ya tienen en su haber muertes de personas, animales y abundante vegetación.
Aunque los incendios son parte de los ciclos naturales y los bosques están adaptados a ellos, el fuego descontrolado afecta a todos los biomas (conjunto de ecosistemas), que incluyen a bosques, pastizales y áreas de cultivo.
En las últimas semanas, se han registrado decenas de incendios, muchos de ellos provocados intencionalmente, que han destruido y siguen destruyendo hábitats de especies en peligro de extinción, como los osos perezosos y de anteojos (andino), el ronsoco o capibara y el mono choro de cola amarilla, así como numerosos reptiles y aves.
Consecuencias
Las llamas, que parecen nunca extinguirse, también afectan a nuestros árboles y plantas. El fuego consume grandes cantidades de biomasa vegetal, modificando la composición y estructura de los bosques.
Los ciclos hidrológicos, la calidad del agua y la atmósfera sufrirán un gran impacto. La contaminación del aire, la erosión del suelo, la destrucción de la actividad bacteriana y de los hongos (responsables de procesos biológicos de suma importancia en el suelo), las pérdidas irreparables de tierra fértil y los daños en el paisaje son solo algunas de las fatales consecuencias.