
Muchos celebran la Navidad encendiendo fuegos artificiales, pero pocos piensan en lo que ese ruido significa para los perros. Mientras para nosotros es parte de la fiesta, para ellos es un momento de miedo.
Su oído sensible hace que cada estallido se sienta como una amenaza. He visto perros correr sin control, esconderse o quedar horas temblando por la ansiedad. El ruido no solo los asusta. Aumenta su ritmo cardíaco, los desorienta y puede provocar accidentes. Algunos se pierden intentando huir y otros quedan inquietos por días.

Hay métodos que pueden ayudar a que sufran menos. Preparar un espacio seguro, cerrar ventanas, poner música tranquila y aplicar técnicas como Tellington, el uso de Panty o torundas de algodón pueden darles alivio.
No se trata de apagar la celebración, sino de acompañarlos con responsabilidad. Una comunidad que celebra pensando en todos es una comunidad más humana. En Navidad, el mejor regalo para ellos es la tranquilidad.
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