Como cada diciembre, nos ronda la idea de comer de todo en la cena navideña, desde pavo, cerdo, ensaladas, puré de manzana y papa hasta los 5 tipos de arroz que podamos imaginar.
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Sin embargo, y como siempre digo, “una cena es solo una cena”; nadie va a engordar por una cena, pero podemos hacerla muy indigesta o quizás convertirla en una tortura cuando queremos incluir en nuestro plato todo lo que hay en la mesa. Y no debe ser así, empezando porque el motivo de la cena no es el pavo ni los acompañantes, sino un momento de unión familiar y de reflexión sobre el año que se va y el que viene.
Siempre recomiendo no hacer demasiada comida, se debe hacer en relación a cuántos comensales hay. Elegir ese plato que habitualmente no comemos en el año, es decir, darnos un buen gusto, cenar temprano y no llegar con hambre.
Luego de unos días, volver a nuestra rutina alimentaria y de ejercicios. La hidratación es importante, evitar el alcohol o no excederse, ya que no es un buen amigo, sobre todo si se va a conducir luego.
Aquí algunos aspectos que como todos los años comparto con ustedes:
- No llegues con demasiada hambre, almuerza como de costumbre y come algo ligero antes como fruta.
- Sírvete porciones pequeñas y repite solo si realmente tienes hambre.
- Prioriza las carnes y verduras antes de los platos más calóricos.
- Elige lo que más te guste; no trates de comer todo.
- Comer despacio ayuda a sentir saciedad.
Cena navideña. Foto: Istock
Postres y alcohol:
- Comparte el postre en lugar de comer uno entero.
- Limita el alcohol, alterna con agua y evita bebidas muy azucaradas.
- No estar “picando algo antes de la cena”.
Conciencia:
- No te castigues si comes de más. Al día siguiente, continúa tu rutina y tu organismo lo agradecerá.
- Evita el “ya que…” (ya que comí mucho hoy, sigo comiendo mal) esto es autodestrucción.
- Recuerda que lo que cuenta es cómo has llevado tu alimentación durante el mes.
Algo importante que debes tener en cuenta es tu estado de hidratación. Como dije anteriormente, en un porcentaje elevado, “la sed se confunde con hambre”; muchas veces terminamos comiendo más de lo que debemos.
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