Cuando Carlos se jubiló no tenía nada planificado para su nueva vida, estaba acostumbrado a levantarse a las 5 de la mañana y regresar del trabajo a las 7 de la noche, y así lo hizo por 40 años. Pero de jubilado tenía mucho tiempo libre y los días se le hacían interminables.
Aunque cocinaba ocasionalmente, siempre le decían que tenía buena sazón. Un día decidió preparar el almuerzo y a todos les encantó. Desde ahí no paró de cocinar.
Él mismo va al mercado, escoge las verduras y selecciona la carne, el pescado, etc.
Cocina tan rico que muchos le han recomendado que abra un restaurante, y cuando se le antoja algo especial no duda en abrir su libro de cocina Nicolini.
Actualmente tiene 81 años, continúa cocinando con mucha dedicación y pasión, pero principalmente con amor.
Sigamos el ejemplo de Carlos, quien conserva la vitalidad de un trabajador cualquiera, hace lo que le gusta y es súper activo.