No todo agotamiento se soluciona con dormir. Hay un cansancio que no es físico, pero pesa: el de una mente saturada de exigencias, pensamientos repetitivos y emociones no procesadas.
Vivimos en piloto automático, resolviendo, cumpliendo, aparentando… hasta que la mente nos pide pausa. Descansar no es perder el tiempo, es repararlo.
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A veces necesitamos cerrar los ojos, otras, abrir el corazón. Silenciar la mente no siempre es posible, pero sí podemos bajarle el volumen: respirando, escribiendo, caminando lento, desconectando de lo urgente.
El cansancio mental es una sensación de agotamiento emocional, cognitivo y físico que puede experimentar una persona después de realizar tareas que requieren un alto grado de esfuerzo mental.
Cuidar tu salud mental es tan vital como cuidar tu cuerpo. La mente también se agota, y merece descanso, ternura, respeto y espacios para simplemente ser.
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