Es un tipo de cáncer que comienza en los ovarios y que, con frecuencia, se detecta cuando se ha expandido a la pelvis y el abdomen... y ya es demasiado tarde. El tratamiento en un estadio inicial, cuando el tumor se encuentra solo en el ovario, tiene más probabilidades de ser exitoso.
Ana Cecilia Calle, oncóloga del Centro Oncológico Aliada, explica que entre los factores de riesgo están:
1. Genético. Tener madre o hermana que hayan sufrido cáncer de ovario y de mama. Aparece mayormente en mujeres con antecedentes familiares de cáncer de ovario y cáncer de mama bilateral (neoplasia en cada mama).
2. Edad. El riesgo de padecer este tipo de cáncer aumenta con la edad. La mitad de todos los cánceres de ovario se encuentran en mujeres mayores de 60 años y entre el 85 % al 90 % son diagnosticadas después de la menopausia.
3. Hormonal. Las mujeres que no han tenido hijos corren mayor riesgo de padecer este mal, porque no han tenido un receso del periodo de ovulación que caracteriza a una gestación.
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¿Cómo prevenirlo?
En realidad no hay forma activa de prevenirlo que no sea estar muy atenta a ciertos cambios que pueden estar mostrando la aparición de esta enfermedad. “Sin embargo, se recomienda mantener un peso saludable, estar al día con los chequeos médicos y acudir a consejería genética si existen antecedentes familiares de este tipo de cáncer”, advierte la experta.
Diagnóstico
Se realiza mediante una ecografía transvaginal o tomografía del abdomen. El tratamiento depende del estado del cáncer, pero consiste en intervenciones quirúrgicas previas o posteriores a la quimioterapia.
Tumores silenciosos
Si bien los tumores que surgen en los ovarios son silenciosos, pues no producen ningún síntoma que permita detectar de manera inmediata su presencia, especialistas de la Dirección de Prevención y Control del Cáncer del Ministerio de Salud (Minsa) recomiendan acudir al centro de salud más cercano ante algunas de estas señales.
Los signos de alarma se presentan cuando el tumor cancerígeno está avanzando y creciendo al interior del ovario, lo que ocasiona la compresión de la vejiga haciendo que la paciente orine con mayor frecuencia. La hinchazón del abdomen y de las piernas así como el dolor pélvico y la pérdida de peso son otras de las señales a tener en cuenta.
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