“Usted es una quitamarido, ¡destruyehogares!”, le dice furiosa una mujer a otra. Vuelca su odio hacia ella por haberse metido en su relación y, aunque el dolor es justificado, ¿realmente hay una villana en esta historia o detrás de todo se encuentra un hombre que supo mantener una doble vida, a costa de los sentimientos de esas mujeres?

Aldo Pissani, de la Comisión Nacional de Salud Mental, explica que así como existen mujeres oportunistas que frecuentan a un hombre casado para desestabilizarlo emocional y económicamente, hay otras que entregan su amor y raciocinio, y acaban descalabrándose a sí mismas.

Las del primer grupo manipulan hasta colocar al hombre en la famosa encrucijada: ‘O tu familia o yo’. Las del segundo grupo, en cambio, viven escondiéndose del ojo público, con culpabilidad.

“Buscan cubrir una necesidad, de que alguien las haga sentir valiosas por encima de los códigos sociales. En realidad, lo que sucede es que se involucran con un hombre que les promete un divorcio que jamás llega o, peor aún, se resignan a un papel secundario”, precisa.

FINAL INFELIZ

Lo cierto con estos romances, sostiene Pissani, es que están condenados a fracasar porque no están basados en la transparencia. En ese momento, ellas meditan sobre los costos emocionales que les ha traído ser ‘la otra’ y el papel que jugó ese hombre que dijo quererlas, pero jamás fue coherente.

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