Joven y sus amigos convirtieron fumadero de Chorrillos en un espacio para el deporte . (Britanie Arroyo)
Joven y sus amigos convirtieron fumadero de Chorrillos en un espacio para el deporte . (Britanie Arroyo)

Michael Castro, ‘Maikin’ en el mundo del box, era un deportista reconocido y con muchos sueños por cumplir. Quería que su barrio, el picante San Genaro, en Chorrillos, sea un lugar de boxeadores, para que así los jóvenes se mantengan alejados de las drogas.

Lamentablemente, ese anhelo no lo pudo cristalizar porque falleció. Sin embargo, su hermano Edgar Castro (29) y sus amigos Luis Pillaca, Alexis Ramos y Renzo Luna han podido hacerlo realidad en memoria de ‘Maikin’. Y lo han conseguido de una manera increíble, al transformar lo que era un fumadero en un lugar para el deporte donde todos son bienvenidos.

¿Cómo es que logran hacer realidad el deseo de tu hermano?

‘Maikin’ tuvo una vida dura. Estuvo en drogas y en la cárcel, pero el deporte y Dios lo salvaron. Quería que en el barrio no haya más drogadictos y, así como él pudo dejar las drogas, los demás también lo hicieran. Con mis amigos quisimos cumplir su sueño, promover el deporte en su memoria, y también porque nos nace ayudar y apasiona el boxeo. Todo lo que sé de box mi hermano me lo enseñó.

Edgar Castro y sus amigos dan clases gratuitas de boxeo. (Foto: Britanie Arroyo)
Edgar Castro y sus amigos dan clases gratuitas de boxeo. (Foto: Britanie Arroyo)

Antes, el espacio donde dan clases era un fumadero, ¿cómo logran sacar a las personas que se drogaban ahí?

Este barrio era tan movido que hasta a la Policía le daba miedo entrar aquí. Tuvimos que pasar varias noches durmiendo en el fumadero hasta que terminamos por aburrir a los consumidores y se fueron.

Los vecinos estarán felices…

Ellos son los más agradecidos, están encantados. Ahora ven a gente haciendo deporte y no drogándose.

Tu hermano debe estar orgulloso del trabajo que estás haciendo...

Él era una persona muy respetada aquí. Aconsejaba, ayudaba a los chicos y hacía actividades en Navidad para que tengan sus regalitos. Lamentablemente, falleció cuando se atoró con un huesito mientras comía.

¿También eres boxeador de profesión?

No, yo soy topógrafo y con eso me gano la vida. Por las tardes, junto a mis amigos, damos las clases de box a los muchachos del barrio. En un comienzo, la idea era que nos pagaran un precio simbólico para implementar la escuela.

¿Y qué pasó?

La gente no tiene dinero.

¿Qué hicieron entonces?

Una vez hicimos una ‘picaronada’ para comprar el ring y otros implementos. Vendimos más de 500 picarones. Hemos realizado actividades y a veces algunas personas nos ayudan. Siento que de alguna manera mi hermano está abriéndonos puertas desde donde está.

¿La Municipalidad de Chorrillos los apoya?

Es lo que quisiéramos. Hemos hecho un trabajo difícil en este barrio y necesitamos que nos motiven, apoyando a los chicos y valorando lo que hacemos cada día.

¿Vienen muchos chicos a boxear?

Sí, son regulares. Hay muchos que encuentran en el box un escape. Hay chicos con una autoestima por los suelos, que se entregan a los vicios porque encuentran ahí una salida, pero les conversamos y vienen para este lado, para el lado del deporte. Queremos que encuentren un refugio en el deporte y no en las drogas.

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