
El consumo de alcohol suele ser el protagonista en fiestas de Año Nuevo, pero hacerlo sin control puede afectar seriamente la salud. Más allá del malestar del día siguiente, el exceso impacta en el rendimiento físico y mental. Por ello, la clave no está en ‘arreglar’ la resaca, sino en prevenirla.
Beber menos es, sin duda, la medida más efectiva. No es obligatorio tomar en todas las ocasiones ni seguir el ritmo del grupo. Reducir la cantidad, espaciar las bebidas o elegir opciones sin alcohol permite mantener el control y cuidar el organismo. La moderación no quita diversión, suma bienestar.

Especialistas del blog MedlinePlus recomiendan, para que el alcohol no afecte tanto al cuerpo, no hay que beber con el estómago vacío —idealmente después de consumir alimentos con proteínas y grasas saludables— y alternar cada copa con agua. Además, advierten que mezclar distintos tipos de bebidas puede aumentar el malestar, mientras que beber despacio ayuda al organismo a procesar mejor el alcohol y a identificar cuándo es momento de parar.
Prevenir la resaca también implica escuchar al cuerpo. Dormir bien, hidratarse con agua antes y después de consumir alcohol y no exceder los propios límites son clave. Disfrutar con responsabilidad sigue siendo la mejor forma de cuidar la salud y empezar el 2026 en óptimas condiciones.










