Con el paso de los días la temperatura viene descendiendo y a muchos les provoca darse un baño calientito. Por eso es bueno que sepas que en tus duchas de invierno el agua debe estar tibia, no caliente. Martina Gómez, dermaticista del Centro de Terapias Alternativas y Antienvejecimiento, recomienda los baños con temperatura moderada para combatir el agotamiento, relajar y eliminar las toxinas del cuerpo y la piel.
Si te bañas con agua muy caliente puedes:
1. Maltratar tu cabello. Esto ocurre porque los folículos pilosos del cuero cabelludo se dilatan y esto provoca que las hebras capilares se quiebren.
2. Dañar tu piel. Las temperaturas altas dilatan los poros y esto hace que tu cutis se hinche o irrite. En las personas que sufren de psoriasis aumenta la descamación de la piel.
3. Alterar tu digestión. Si después de comer tomas un baño caliente, el calor aumentará el flujo de sangre en tu cuerpo, haciendo que la asimilación de nutrientes sea más lenta.
4. Promover las várices. Con el agua caliente los vasos sanguíneos se dilatan y tus piernas se hinchan, estimulando la aparición de las várices.
5. Contraer infecciones respiratorias, sobre todo si te bañas y sales a la calle de inmediato.