‘No tengo hambre’, ‘no me voy a bañar’ o ‘no me gustan las medicinas’, son frases que comúnmente escuchamos manifestar a los niños, pero qué pasa cuando esto lo dice el abuelito o abuelita de la casa.

¿Qué hacer?, ¿cómo hacerles entender que ese comportamiento es perjudicial para ellos? El médico geriatra Jorge Zapatel, de la Clínica Delgado, recomienda primero evaluar si la actitud del adulto mayor es reciente o es un patrón que se repite durante el tiempo.

“Si el comportamiento negativo o de irritabilidad es reciente, será mejor visitar a un especialista para determinar si se trata de un síntoma de demencia senil o es una actitud característica de la persona que deberá tratarse con mucha paciencia”, explica el especialista.

Según el médico, males como la diabetes y la hipertensión provocan deterioro en el sistema cognitivo de los adultos mayores causando irritabilidad en ellos. De igual forma, el consumo de algunos medicamentos, “por eso es recomendable visitar a un especialista geriátrico para que determine la causa”.

INTRANSIGENTE

Cuando se trata de una conducta intransigente, el geriatra aconseja a los hijos del paciente que acuerden medidas de conducta y, de ser posible, se apoyen en un especialista, un sacerdote en caso de ser creyente o cualquier persona que el anciano respete para que lo ayude a ser más tolerante.

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