Dejar a nuestras mascotas en abandono y provocarles situaciones de dolor o que pongan en peligro su salud, son actos de crueldad que en nuestro país están sancionados con Pena Privativa de la Libertad no mayor a 3 años, y en caso de muerte, se amplía a 5 años. Por ello, debemos cuidar de ellos y brindarles el ambiente adecuado para una convivencia feliz.
Así lo recomienda Nicholas Elías Pacco, Médico Veterinario y Director de la Escuela Profesional de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Privada San Juan Bautista, tras señalar que también se considera como maltrato animal “el abandonarlos o mantenerlos en instalaciones inadecuadas, azuzarlos con instrumentos que les causen castigos o situaciones de dolor, estimularlos con drogas que no tengan fines terapéuticos y mutilarlos (siempre que no tenga como objeto higiene). También hacerlos partícipes de actividades que impliquen crueldad o sufrimiento, lastimarlos, arrollarlos intencionalmente y causarles torturas y sufrimientos innecesarios; o matarlos por el solo ánimo de perversidad”.
En la actualidad, existen más de 6 millones de perros en estado de abandono y la comercialización de 300 mil perros para la explotación y maltrato. Y aunque se realizan esporádicas campañas y operativos para impedir la venta ilegal de animales, ésta no cesa, poniendo en peligro la vida de estos seres de cuatro patas.
Para el veterinario, una buena alternativa para cortar con este tipo de venta ilegal e impedir el sufrimiento de estos animalitos es la adopción de mascotas e integrarlos a nuestras familias como los “hermanos menores” del hogar. “Hoy en día existen muchos refugios y centros de adopción de perros y gatos en donde es posible encontrar algún peludo que cumpla con las características que se busca y por supuesto, que se acople al ritmo de vida que uno lleva”.
Sin embargo, el adoptante debe seguir ciertos requisitos para contar con el nuevo integrante de la casa. “Por ejemplo, ser mayor de edad (presentar DNI); Comprobante de domicilio que demuestre que la persona es propietaria de la casa o departamento donde vivirá la mascota o, en caso de alquiler, que el arrendatario permite residir con animales. También debe firmar un Contrato de adopción que lo compromete a cuidar de la mascota y mantenerla en condiciones óptimas de espacio, tiempo, alimentación, ejercicio; etc.”.
Añade que también es recomendable “dotarle de los cuidados veterinarios que necesite (la mascota se entregará desparasitada y con las correspondientes vacunas); no destinarlo a la cría o reproducción; notificar cualquier cambio a la asociación (pérdida, muerte); y en caso no pueda hacerte cargo de él, nunca abandonarlo, es mejor devolverlo a la asociación”.
Si hablamos de enfermedades, el intenso frío y la humedad que azota nuestra capital, también hace presa fácil de nuestras mascotas. “El aire frío perjudica el aparato respiratorio, haciendo que virus y bacterias puedan colonizarlo con más facilidad y que se hagan más patentes problemas no infecciosos. Son típicas de la época invernal en perros y gatos: la Traqueobronquitis infecciosa o tos de las perreras, Bronconeumonía, Faringitis y Laringitis; además de Asma felina, siendo más frecuentes y graves con el frío”, añade el especialista.
Para evitar estas enfermedades en nuestras mascotas peludas, refiere que la consigna es la prevención “ya que tanto la Rinotraqueitis viral felina, como la Traqueobronquitis viral canina, son completamente prevenibles con manejos sencillos, como evitar cambios bruscos de temperatura y concentraciones masivas de perros y gatos. Es primordial, también, el mantener un buen estado sanitario del animal a través de la vacunación de ambas especies”.
“En relación a la vacunación, para el caso del perro, se considera inmunizar contra el virus de la Parainfluenza, que se encuentra incorporado en las vacunas tanto séxtuple como óctuple. Esta vacunación debe ser anual. Para los gatos, la vacunación contra el complejo respiratorio se da en el contexto de la aplicación de la vacuna triple felina, que incluye tanto al herpes virus como al Calicivirus. Esta vacuna debe ser aplicada cada dos años, a no ser que se tenga mucha concentración de gatos en una casa o que sea propietario de un gato con hábitos externos en los que la exposición a los agentes infecciosos es mayor, lo que pone en riesgo la salud de la mascota y se enmarca dentro de una incorrecta tenencia responsable”, afirma el Dr. Elías.
Como recomendación para el cuidado de nuestras mascotas durante esta temporada, el veterinario de la Universidad Privada San Juan Bautista, ofrece los siguientes tips:
1. Realizar un chequeo médico a las mascotas y suministrarle algún complemento que ayude a sobrellevar el mal clima, fortaleciendo sus defensas y su sistema inmunológico, sobre todo en los perros mayores de siete años.
2. Mantener las vacunas al día, ya que se evitan enfermedades como el moquillo (también conocido como distemper). En los gatos, debemos preocuparnos cuando los vemos con secreciones en la nariz, los ojos lagrimeantes o enrojecidos, produciendo un “ronquido” al respirar o estornudando mucho, ya que puede ser un virus de la rinotraqueítis felina, muy contagioso entre los gatos. Normalmente desaparece dentro de los siete a diez días, pero en gatos de edad avanzada, con las defensas bajas, o gatitos muy jóvenes puede permanecer mucho tiempo. En el caso de los más pequeños, puede llegar a ser fatal.
3. Evitar los cambios de temperatura y abrigar a las mascotas cuando van a salir a la intemperie. Los cambios violentos no les permite regular su temperatura y les produce un enfriamiento que conlleva a enfermedades que afectan la vía aérea alta. La “tos de las perreras” o las traqueobronquitis caninas, que son cuadros benignos, con el frío y la humedad pueden hacer neumonías, por lo que hay que extremar los cuidados.
4. Darles un alimento de buena calidad, pues necesitan energía para generar calor. Cuando hace mucho frío se reciente esto con un mal alimento, porque hay patógenos oportunistas que se aprovechen de la situación.
5. En el caso de los animales que viven fuera de la casa, procurar tenerlos en un lugar de protección del frío y la lluvia, un techo donde resguardarse.