Xoana González aún no sabe cuándo volverá a Perú. Desde fines de diciembre, la argentina espera que se levante la orden de captura que hay en su contra. Ahora muestra su lado más tierno cuando escribe esta semblanza de lo que es estar alejada de su esposo Rodrigo Valle, en su columna de XOANA LOVE:
Amor a la distancia: Ahí estaba esperándome en el lugar acordado; yo no sabía si buscar la valija o ir a su encuentro primero, justo aparece mis cosas en la cinta y apaciguó mi ansiedad y mi impulso de salir corriendo a sus brazos. Ya cargada como un burro fui a tu encuentro sin desviar la mirada que se iba nublando por momentos por las saladas que mojan las mejillas.
En un abrazo eterno recordé tu olor y lo bien que se siente dejarse envolver por esos brazos de amor, que amarran fuerte como un barco a la deriva se deja domar cerca de la orilla para estar seguro.
Así pasaron los días en diferentes escenarios que poco me importaban observar, mi mayor admiración y sorpresa era ver cada detalle de ese hombre que intentaba guardar en mi memoria cada detalle para llevármelo conmigo y llorarlo luego. Un acto suicida era disfrutar sin pensar en la separación inminente en unos días que cruelmente llegarían como llega el alba luego de una noche oscura.
Con la sonrisa de piedra que no era perturbada por el menor indicio de preocupación, solo uno sabe en su aturdido corazón la incertidumbre del reencuentro, nos volvemos a separar, Dios sabe hasta cuándo. Extraviada en mi soledad empiezo a perder el rumbo, un abismo de kilómetros separan los cuerpos y el calor por las noches que me refugiaba de mi misma se desvanecerá como un sueño lejano.
No doy muestra de nostalgia pero mi espíritu lo sabe. Ocho días no basta para aniquilar el sosiego de un mar de infinitas lágrimas que uno llega almacenar.
Negar que redujo a cenizas mi desamor es claro pero vuelve en la crecida del río que vuelve al mar así vuelve la tristeza a medida que ambos nos alejamos. Como si el río vuelve a su lugar de pertenencia así regreso a mis oscuros túneles de laberintos ciegos.
Estos días llené de rímel y moco los hombros, el pecho, los labios, la almohada, por todos lados quedó registro de la única forma de anestesiar el nudo en la garganta, ahogado y mudo y por momentos desesperado, queriendo escapar de lo más profundo de mis raíces. El dolor es la debilidad que abandona tu cuerpo, mientras más llores y más te sientas devastado, más fuerte te haces, ya sin debilidad queda solo fortaleza en el interior.
Me llevo conmigo arena en la valija, un bronceado perfecto y un rubio verdoso teñido por el mar y la hermosa sensación entre tantas sensaciones cruzadas y contradictorias, de saber que nuestro amor sigue más enamorado que nunca, latiendo dormido en donde sea que estemos a la espera de que nos volvamos a encontrar.
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