¿Cómo viví este proceso? Creo que venimos a la tierra a pasar por un aprendizaje, y las cosas que vamos atravesando en el camino, podemos tomarla a favor y aprender o vivir llorando.
Al principio pasé por la sorpresa, pensé que era un error porque ya había pagado el juicio que perdí sin ni siquiera poder defenderme, pero atrás de una sentencia hay un juez que lo aprueba y contra eso y sin poder de revocar la decisión acate mis responsabilidades, me hice cargo y pagué, de la indignación, pasé por la depresión y la vida me iba regalando paralelamente momentos muy sanadores que tienen que ver con mi historia, situaciones muy personales que me llenaron de amor, evolución de relaciones y muchas, muchas, muchas cosas positivas que pude vivirlas y valorarlas, disfrutar de abrazos y mimos al alma, anhelos y sueños que precian imposible cumplidos; y poder mirar al dolor como una bendición.
Entonces, pasé a sentir agradecimiento a las personas que nos desean un mal porque al final del cuento me hizo mucho bien, si bien lloré al principio, bajé de peso, volví a caer en mis antidepresivos (obviamente con supervisión de mi médico), lo que más me dolió y todavía duele es saber que mis perros me extrañan y que no solo lo que trabajo da para viajar y darse una vida holgada sino que yo ayude a mi familia en Buenos Aires y, me cuestionaba como alguien era indiferente a tus mascotas que son como mis hijas, a mi familia que depende de mí, a mis grupos de ayuda: empresas que colaboran con donaciones que al no poder estar se redujeron considerablemente; haciendo un mea culpa.
Yo sé que soy burlona, deslenguada, tengo humor ácido, estoy más que segura que esto sirvió para cerrar mi bocota, pero si algo se de mí es que no soy mala gente y entendí que lleva rencor no es más que dolor en su corazón y gracias a Dios no odio a nadie, no guardo rencor contra nadie, no tengo problema en sentarme a tomar un café con las personas que me hicieron daño.
Estoy con mi conciencia tranquila que he pedido disculpas y he pagado y que todo este proceso se terminará cuando tenga que terminar de aprender y vivir las cosas que vine a aprender con este hecho, como dicen: “el tiempo de Dios es perfecto”, confío en esas palabras, me entrego a sus sabios planes ciegamente y alerta a la vez, intentó deslumbrar los mensajes que, ocultos entre personas, van dando las pistas y las piezas del rompecabezas del corazón.
Me encuentro más madura, más plena, más entera, más feliz y sobre todo desbordada de amor de cada persona que me acompaño y me acompaña en este proceso.
¡Que cada obstáculo no sea una piedra en el camino sino un ESCALÓN!
REGRESAR A LA PORTADA DE TROME.PE