En esta nueva columna,   hace una nueva revelación personal sobre el uso de pastillas anitdepresivas. La argentina confiesa que sentía vergüenza de compartir esta historia pero siente que es tiempo de afrontar sus demonios interiores por su propia cuenta, sin ayuda de la medicina. Leamos a Xoana:

Desde el 1 de setiembre que no tomo mis pastillas antidepresivas. Durante 7 años fui droga dependiente y seguramente aún lo soy. Está mal radicar de raíz las pastillas y menos sin terapia. Sería ideal estar acompañada de un psicólogo que me ayude a pasar estos momentos donde los neurotransmisores ya no están bloqueados y vuelven recuerdos, dolores y mierdas.

Por eso ahora estoy escribiendo cosas que estaban bloqueadas. Sin las pastillas, se mezclan los dos mundos (así les decía en terapia). Mis fantasmas y los malos recuerdos tienen más protagonismo, pero si no me animaba a dejarlos ahora, no lo haría nunca.

En mayo fui a Buenos Aires a visitar a mi psiquiatra de siempre y me elevó la dosis de los medicamentos. Al ver que la mitad de mi maleta de viaje eran pastillas decidí que no quería vivir más así. ¡Así no!

¿Qué es lo peor que me podía pasar? Sufrir. Bueno, sufriré. Total, ya hice un pacto con el dolor donde nos damos treguas. Digamos que no le tengo miedo a sufrir. Mi mayor miedo es amar y confiar. Eso sí que es doloroso. Como siempre les decía a los hombres que me seducían: con el cuerpo jueguen lo que quieran, pero con el corazón NO.

Y así fue. Los primeros días moría de sueño. El insomnio desapareció pero aparecían nuevas cosas. Relacionaba cualquier imagen, olores, canciones... Todo me ponía sensible. Por suerte eso ya pasó.

Nadie sabía que tomaba antidepresivos fuertes. Me daba vergüenza. La gente juzga sin saber que estaban recetados por la psiquiatra por una razón. No estaba emocionalmente estable en ese entonces para afrontar las cosas y la doctora decidió bloquear los recuerdos e ir tratándolos poco a poco cuando esté lista y uno por uno. Quizás después de estas líneas me vean como loca o peor, como vulnerable.

Ojalá que no.

Al no tomar pastillas salen estas mierdas que estaban guardadas con llave en el fondo (la llave eran los medicamentos bloqueadores fortísimos que me impedían sufrir) Pero en algún momento tienes que tener valor para enfrentar y mirar a los ojos a tu mierda y bueno, me sentí preparada más que nada porque prefiero enfrentarlo ahora y no en alguna situación peor o quizás sola. El gorila (Rodrigo) es mi bastón y mis sueños me mantienen alejada de mi lado autodestructivo.

Nos vemos el próximo lunes.

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