La actriz hizo un alto a las grabaciones de ‘Al fondo hay sitio’ para recordar sus primeros años en la actuación, los retos que le tocó afrontar y la maternidad.

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¿Qué la motivó a ingresar al mundo de la actuación?

Por vocación, el destino me fue empujando, como de casualidad y ya voy a cumplir 50 años como actriz.

¿Por qué de casualidad?

Tenía 17 años y trabajaba en un banco como recepcionista, no me gustaba mi trabajo, pero cerca estaba el Club de Teatro de Lima, siempre pasaba por allí y me metí a estudiar. También estudié periodismo, pero nunca terminé.

¿En qué momento ingresa al teatro?

Entré reemplazando en tres ocasiones a una chica en el monólogo ‘La sentencia’ y luego me llamaron para ‘El tiempo y los Conway’.

¿Recuerda cuál fue su primer sueldo como actriz?

En mi primera obra no gané nada; al contrario, nosotros mismos éramos los productores. Cuando entro a trabajar con (Osvaldo) Cattone, ahí sí me pagaba mi sueldo, con derechos y todo.

¿Y cómo manejaba las escenas de besos en esa época?

Para las nuevas generaciones es muy fácil, pero al principio tenía cierto reparo, nunca me entregaba. Al principio da vergüenza porque soy de una familia tradicional, vengo de un colegio de monjas, y enfrentarte al mundo es algo que te impacta. Ahora ya no tengo problemas.

¿Cómo reaccionó su familia ante su decisión de ser actriz?

Me preguntaban de qué iba a vivir, siempre me decían que sea independiente y felizmente desde los 17 años fui independiente económicamente. A mi mamá le daba cierto pudor algunas escenas en el teatro, pero mi abuela me decía ‘qué bien estás, cada vez te veo mejor’.

¿Postergó su carrera por la maternidad?

Me llamaron para una novela en Ecuador y dije que no puedo porque tenía pocos meses de embarazo. Luego me llaman para otra novela acá, les dije lo mismo y a la semana me dijeron ‘ven para que te pruebes el vestuario, tu personaje estará embarazada’. Tenía entre 39 y 40 años.

¿Fue difícil para usted criar a su hija por su trabajo?

Yo llevaba a mi hija a las grabaciones, al teatro, compartía con ella en lo posible y también le enseñé a ser independiente.

¿Qué mensaje le daría a los jóvenes que inician la carrera de actuación?

Que no pierdan su tiempo, se hagan de un mundo, de una personalidad, que se cultiven, lean, la vida no es el celular o los tiktoks. La vida es un regalo y hay que apreciarla. Yo tengo mi taller de teatro en Barranco, Magdalena y Los Olivos, y me encanta forjar nuevos talentos.

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