
La señorita reportera conoce la capital de punta a punta. Ha escalado cerros y pisado zonas picantes. La ‘Miss’ tiene en mente apoyar a los que más necesitan. En medio de esas dos personalidades está su sonrisa. Sylvana Miranda es una periodista de calle, de las que consiguen información a diario asumiendo muchos riesgos. Hoy hace un alto en sus labores televisivas y está decidida a coronarse como la mujer más bella del país, no solo por fuera, sino también por dentro, que es lo que realmente le interesa.
Antes de este concurso fuiste durante muchos años reportera de dominicales y noticieros...
Nunca voy a dejar de ser periodista, es la profesión que realmente amo.
¿Y por qué dejaste tu trabajo?
He estudiado modelaje, en 2015 fui elegida Miss Teen International, luego ingresé a la Facultad de Comunicaciones.
¿Tu primera experiencia con el periodismo?
En el programa ‘Tengo algo que decirte’. Buscaba casos de denuncias familiares y maltrato a la mujer.
¿En dónde?
En los conos, subiendo cerros y hablando con las personas, explicándoles que eso les ayudaría mucho a mejorar su vida.
¿Luego?
También trabajé como asistente de producción hasta que se me dio la oportunidad, primero en ATV.
¿Tu primer informe?
Fui a un colegio donde los padres de familia denunciaban que la profesora, a quien le habían confiado su dinero de la promoción, se había desaparecido con la plata y había cambiado de teléfono, nadie sabía dónde estaba.

Continúa...
Era mi primer día y antes de entrar en vivo fui a comprar a la bodega que estaba frente al colegio. La dueña me contó que esa maestra también le debía, porque había pedido fiado.
Una buena experiencia para debutar con pie derecho...
Después me tocó cubrir temas de extorsiones.
Cuéntame una...
Fuimos a buscar al negocio de una de las víctimas.
¿Qué sucedió?
Íbamos en la móvil y empezaron a circular a nuestro lado delincuentes en moto.
¿Los amenazaron?
No, pero empezaron a hacer disparos al aire.
Hay primicias que enorgullecen al periodista, también hay reportajes que no trascienden, pero nos llenan de satisfacción...
Me sucedió con una señora de muy bajos recursos en Ventanilla. Su esposo había sufrido un derrame cerebral severo y en la municipalidad no le pagaban lo que le correspondía.
Sigue...
Tomé el caso, la esposa me presentó un reportaje de un año antes donde salía el alcalde anunciando que se le iba a pagar todo y hasta se tomó una foto con ella.
¿Y nada?
Todo fue mentira. Pedí audiencia con el burgomaestre y me recibió su gerente.
¿Dio solución?
Delante de mí le entregó un cheque. Todos nos fuimos felices, pero llamé a un abogado, le mostré el documento y me dijo que no se podía cobrar.
¿Cómo continuó la historia?
Hice mi informe denunciando todo y cuando se publicó ellos sacaron un comunicado desmintiendo, pero eso no fue lo importante.
¿Entonces?
Agilizaron los trámites y le pagaron a la señora. Ella me llamó para decirme que siempre oraría por mí. Eso es el mejor premio como periodista.
¿Qué te dio esta carrera?
La calle, aprender a comer donde te encuentre la comisión.
¿Ejemplo?
En un mercado, conocer que el desayuno puede ser como un plato de comida.
¿Otro?
Siempre fui especial para comer, después he probado chanfainita y tallarín. Ahora soy toda terreno, ja, ja.

Sylvana ama el ‘mostrito’
¿Plato preferido?
El ‘mostrito’, que es chaufa con pollo a la brasa.
¿Desde cuándo no lo pruebas?
Desde el 9 de abril que empecé en el concurso.
¿Hasta cuándo te vas a privar de ese plato?
Hasta el 15 de junio que es la final, el 16 lo vuelvo a comer.
¿Te levantas muy temprano?
Por el periodismo estaba de pie a las cuatro de la mañana, acá estoy desde las tres.
Se piensa que las ‘reinas’ no estudian...
La gente debe saber que la belleza tiene un propósito. Siendo elegida se puede ayudar y encontrar salidas para mucha gente.
¿Enamorada?
Estoy sola.
¿Los chicos te tienen miedo?
Quien tenga personalidad se acercará.
¿Algún requisito especial?
Que le guste bailar, por ejemplo.
¿Que sepa cocinar?
Sí, porque no cocino mucho y si él tampoco, nos vamos a morir de hambre.
¿Emprendedora?
Con mi hermana hemos vendido marcianos y he volanteado en Gamarra.

Eres ‘chambera’...
Mis padres siempre me dieron todo, pero me gustaba tener mi dinero y por eso trabajé de muy joven.
Defínete...
No busco mostrarme perfecta, sino auténtica.
Un gran abrazo y que todo vaya bien...
Gracias a todos ustedes y un saludo a los lectores de Trome.
Nos despedimos deseándole lo mejor y sabiendo que conocimos a una dama hermosa, talentosa e inteligente. Como diría la poeta estadounidense Emily Dickinson: ‘La belleza de una mujer no es su rostro, sino su espíritu, su fuerza y su corazón’.
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