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Director de docuserie sobre caso Patricia Aguilar: “Hay una secta lista para captar a cada uno de nosotros”

El viernes se estrenó “548 días: Captada por una secta”, documental sobre la historia de la española Patricia Aguilar, quien fue captada por un gurú peruano y retenida en la Selva. Trome pudo conversar con el director de esta docuserie.

La historia del secuestro psicológico de la española Patricia Aguilar a manos del autoproclamado gurú peruano Félix Steven Manrique en 2017 y su posterior vía crucis -que la llevó a instalarse en una zona peligrosa de la selva peruana junto a otras víctimas y niños- es retratado en , un producto audiovisual aleccionador para los más jóvenes y que se encuentra disponible en la plataforma de Star Plus para Latinoamérica desde el pasado viernes.

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Trome pudo conversar con el director español Olmo Figueredo González-Quevedo, quien remarcó que esta docuserie permitirá a otros jóvenes a no sufrir el calvario por el que tuvo que atravesar Patricia. Además, realizó una reflexión sobre los peligrosos usos que le dan las sectas a las redes sociales para captar a jóvenes.

Olmo, si bien el caso de Patricia fue mediático tanto en España como en Perú, ¿cómo nace tu interés para documentarlo?

Olmo: Pues mira, Renzo, yo el tema lo conocía, o sea, yo conocía la historia de Patricia Aguilar, lo que pasa es que debo decirte que, y debo confesarte, yo no esperaba que la resolución fuese que la terminasen encontrando, porque desgraciadamente este tipo de historias pueden terminar muy mal. En ese sentido, no tenía la fe que pudieran tener los padres de Patricia o los padres de de Marjorie. Bueno, yo en el año 2018 estaba trabajando en otro ‘true crime’, uno muy, muy, muy dramático. La verdad que sufrí mucho porque cuando te metes en ‘true crimes’, sabes que nunca va a haber un final feliz, en el que las víctimas nunca van a poder responder, te desgastas mucho.

Aparte, a mí lo que me pasa es que soy padre de dos niñas y hubo un momento en el que ellas me arrinconaron y me dijeron “mira papá si vas a trabajar tanto, si vas a dedicarle tanto tiempo a contar historias y sabemos que a ti te encanta porque te encanta el cine y te encantan los documentales, pero por favor haz historias que podamos ver nosotras”. A mí eso me hizo un clic, me hizo un poco marcar y buscar un poco una línea editorial diferente, en la que quería encontrar proyectos más femeninos, que apelasen realmente más a la gente joven, a los adolescentes y también historias un poco más esperanzadoras.

A la izquierda: Patricia Aguilar en la actualidad. A la derecha, en 2018, cuando fue encontrada con su bebé recién nacida en la selva peruana.

¿Cómo surge el contacto inicial con Patricia y su familia?

De repente, surge este tema de que encuentran a Patricia en Perú y el mismo día que la encuentran localizo a un amigo periodista, me consigue el teléfono de Alberto, lo llamo y ya inicia la conversación. Una conversación que se dilata años, porque, obviamente, a Patricia la habían recuperado físicamente, pero no a su mente. Ella necesitó mucho tiempo para desprogramarse, necesitó mucho tiempo para que su cerebro hiciera clic y de forma autónoma y consciente dijese, “efectivamente he sido captada por una secta”, que es algo que no es inmediato. Uno no sale de una secta por su propio fe, necesita ayuda psicológica profesional. Cuando ya ella la tuvo, fue en el año 2020, dos años más tarde, que nos llamaron los padres y nos dijeron, estamos preparados, queremos contar, dar nuestro testimonio, queremos que esto sirva para que otros no cometimos.

Entonces, al inicio fue como que un contacto tibio, pero sin un sí rotundo...

Habían muchas dudas, obviamente. Tienes que tener en cuenta que el caso de Patricia fue tan sonado porque apareció en los medios de comunicación. Ella apareció en medios de comunicación de España y de Perú diciendo barbaridades de sus padres, claro la que hablaba era Patricia, era la figura de ella pero no era la propia Patricia, estaba hablando por voz propia de Steven Manrique. Cuando le dicen, oye, te queremos entrevistar, para ella es muy delicada porque ella tenía asociado las entrevistas, las cámaras a un pasado suyo que no quería recordar. Entonces, bueno, fuimos hablando con ellos, fuimos generando un espacio de confianza y, de hecho, le dijimos a Patricia y le prometimos, “Patricia, tú no vas a ver ninguna cámara. Si quieres hacerlo, tú no vas a ver ninguna cámara”. Y esto es algo que creo que ha sido clave, no solamente en el caso de Patricia, sino de todos, porque cuando uno ve el documental, yo creo que sí que hay algo que va a sorprender y es lo natural, pero sobre todo lo valientes y generosos que han sido todos y cada una de las personas que han intervenido, porque bueno, tendemos a que cuando... en general, el ser humano hace poca autocrítica, y aquí los personajes de nuestra historia han hecho mucha autocrítica, no han escondido los trapos sucios familiares, han expuesto. Es decir, el objetivo claro que era, si nosotros cometimos ciertos errores y esto llevó a que nosotros lo pasáramos tan mal, expongámoslos a los demás, hagamos que otros padres, otros chicos, adolescentes, aprendan de nuestros errores para que no los cometan.

Entonces, la manera que hicimos para que todos se sintieran más cómodos, es que cuando llegaron al plató, ellos nunca vieron una cámara, nunca vieron una luz, nunca vieron un micrófono. Ellos lo que veían era una cámara oscura, un cuarto oscuro en el que veían telas negras por todos lados, una silla y un decorado trasero. Y delante tenían un espejo. Detrás de ese espejo estaba todo el equipo de televisión. En el equipo de televisión. Estaban todo el equipo, pero ellos no los veían, solo veían el reflejo a los directores de la serie. Cuando tú haces esto se genera una sensación así como de terapia. Y así lo decía Patricia, que creía que esa entrevista se había vuelto en un diálogo, en un momento de amigos. Entonces eso permitió registrar ciertos elementos que, por ejemplo, Patricia nos había marcado de inicio. “Chicos estoy dispuesta a dar mi testimonio, pero marco esta línea roja porque no quiero hablar de X o de Y”, decía. Y fue ella misma la que durante las grabaciones nos dijo que estaba preparada, quiero que le des a grabar porque ahora sí estaba lista para hablar de estos temas. Y así no hay nada que no nos haya contado.

Así como en una terapia, un paciente entra en un estado y sale o bueno, termina de otra forma. Al final de las grabaciones, ¿viste que Patricia quizás acabó más liberada al contar un poco más de toda su historia?

Absolutamente, Renzo. Creo que ella supo entender, y digo ella pero también digo Marjorie, Olinda, Alberto, de Rosa, han sabido ver el proceso como una catarsis, como un ejercicio de sanación en el que han podido cerrar el libro. Es verdad que la tuvieron que reabrir para hablarnos, pero uno se libera, ¿no? Cuando suelta fantasmas, cuando lo expone, de repente te sientes mucho más liberado. Y Patricia, que al principio pues tenía ciertos miedos, hoy es una chica que es una súper mujer, es una súper madrasta, que para que te hagas una idea hoy de hecho se ha metido en una compañía teatro y está haciendo, como hobby, está haciendo teatro, es decir, ahora no tiene miedo ni siquiera a ponerse delante de un escenario, delante de un montón de público, a actuar.

Creo que recordar duele, pero no hablarlo duele mucho más. Y ellos supieron entender el proceso y, debo decirte, que lo han disfrutado incluso y es contradictorio porque obviamente es complicado, pero han sabido ver que no solamente iba a ayudar a terceros que pudiesen hacer una situación parecida sino también a ellos mismos.

Justo has mencionado a Marjorie, me imagino que ha sido un trabajo bastante complejo, colosal, el tener que contactar tanto a las víctimas de España como de Perú. ¿Cuántas complicaciones encontraste en el camino?

Bueno, en general, la complicación siempre es la misma, que es crear ese marco de confianza, porque cuando alguien te da una entrevista, se está exponiendo y depende de que tú luego no se la vayas a jugar. Aquí primero tuvimos que hablar mucho con la familia Aguilar. La familia Aguilar ya tenía contacto permanente con Olinda. Para que te hagas una idea, Alberto y Olinda hoy en día se llaman hermanos. Esta historia tiene algo muy bonito, que se ha creado una relación familiar entre ambas familias, entre España y Perú. Esta historia no puede entenderse en Perú. Nosotros creemos que si Patricia hubiese caído bajo el influjo de una secta en España, ella no hubiese sido liberada. Perú aquí ha sido fundamental. Perú y la determinación de las instituciones; de la Fiscalía, que fue quien le dio una solución a los padres de Patricia; de la Policía de la Dirincri, que lo dio absolutamente todo; y sobre todo de dos héroes, que para mí es el apelativo que hay que ponerle, porque realmente son dos personas que trabajaron y que se dedicaron en cuerpo y alma a encontrar a Patricia, incluso más allá de su tiempo profesional, que son Carche y Huarcaya, que espero que reciban todo el reconocimiento del Perú como los héroes que son.

Alberto y Rosa, los padres de Patricia Aguilar, cuando denunciaron su desaparición.

¿Hubo algún relato en particular que te haya hecho dar pavor, que te haya hecho reflexionar sobre las sectas?

Para mí, el origen de esta serie está más allá de contar la historia de Patricia, porque muy pocas veces hay la posibilidad de que la víctima salga del infierno de una secta. Es más difícil que tenga todo documentado, que la captación esté documentada, que la familia quiera dar su investigación. Y aún más difícil que quieran dar su testimonio de esa manera tan generosa. Pero como te digo, yo siempre he querido hacerlo por mis hijas. Los testimonios que me han roto por dentro han sido los de Olinda y Rosa, dos madres que se han sentido culpables pero a la vez fueron heroínas en las búsquedas de sus hijas. Se sentían culpables porque todos cometemos los mismos errores, que nos centramos en intentar dotar de recursos a nuestros hijos, pero no nos damos cuenta que la educación empieza en casa. Que la comunicación intrafamiliar es fundamental para que no sufran este tipo de abusos. Que tenemos que recordarles que es igual de peligroso meterse a los rincones de Internet. Tenemos que crear un espacio seguro para que en algún momento entran en depresión, acudan a nosotros o a profesionales, psicológos, pero que no busquen en Internet porque no siempre es adecuado.

Podría decirse que hasta puede ser un producto familiar estet documental...

Cuando le plantee a Disney Plus esta serie se lo plantee como un true crime familiar, con un final feliz pero educativo y divulgativo. Que le tiene que enseñar a los padres de esta comunicación con los hijos, a los niños sobre los peligros de Internet y de los grupos coercitivos, pero también para quitar prejuicios. Tendemos a pensar que quien cae en una secta es alguien que quizá no está en su sano juicio, pero no, hay una secta preparada para cada uno de nosotros. Quizá piensas que no te va a pasar porque no eres un ser espiritual, pero hay un montón de gurús que se dedican a captar a gente porque le gustan los deportes o le interesan otra cosa. Eliminar el prejuicio, de que quienes caen no son tontos. Patricia o Mayie son ultra inteligentes, pero con un momento de vulnerabilidad o desatención familiar se encontraron con una persona inadecuada, pero esto gracias a Internet puede ocurrirle a cualquier persona, de cualquier estrato social y en cualquier momento.

¿Qué se te viene a la mente al escuchar los nombres tanto de Patricia como de Steven?

Patricia, Marjorie, Olinda, Alberto, Rosa, Carcha, Noelia, mantengo relación constante y continua. Les tendré siempre mi agradecimiento porque no hay nada más valiente que desnudar tus emociones y trapos sucios por el bien de los demás. Para mí, Patricia es el ejemplo de toda hija que todo padre quisiera, no era una niñata ni malcriada. Era una familia normal que sencillamente vivió un caso muy dramático. Y Steven es el ejemplo perfecto que en este mundo, así como hay bien hay mal, en el mundo. Él buscaba controlar a costa del mal. Un 1% a nivel mundial ha sido controlado por sectas. Esperamos que esta serie pueda servir para que nuestros legisladores para que se les dote de herramientas, que haya un cambio legislativo para que la persuasión coercitiva sea incluida como delito en nuestros códigos penales. Es por eso que en Perú a Steven se le encerró por delito de trata de personas y no por secuestro sicológico.

Gurù sexual peruano explotaba a mujeres y era un vago.

Finalmente, qué mensaje podrías enviarle a otras chicas que atraviesan problemas como los que tuvo Patricia antes de abandonar su casa.

La propia serie ya lo lanza. Cualquier adolescente o chica que se encuentre en un momento de su vida en el que tenga a su lado a una pareja que, por mucho que le enamora, le aisle de su entorno, su familia o amistades, se paren a pensar si esa persona le está haciendo bien. En general, cuando alguien impide recibir una información, algo está pasando. En ese momento deben acudir bien a su familia o a profesionales, un psicológoco nunca te va a engañar. Un psicólogo te va a decir que te olvides de los tabús, la salud mental es fundamental. Así como cuando tenemos una herida sangrante vamos al médico, cuando tenemos roto el alma por dentro, deberíamos ir a un psicólogo. Si alguien se encuentra en esa situación, que vaya a un psicólogo, para que así no viva la historia que vivieron Patricia, Mayie y todas sus familias.

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