
Christian Cueva volvió a generar titulares, no solo por su desempeño en la cancha con Emelec, sino también por la nueva controversia que lo enfrenta públicamente con su expareja y madre de sus hijos, Pamela López.
El futbolista celebró un gol dedicándoselo a su hija y mostrando un tatuaje con su imagen, lo cual fue interpretado por muchos como un gesto emotivo.
Sin embargo, la reacción de López evidenció que, detrás de esa muestra pública de afecto, existen tensiones no resueltas en torno a la paternidad del jugador.
Pamela López envía demoledores mensajes a Christian Cueva
A través de redes sociales, Pamela López dejó clara su molestia por la dedicatoria, considerándola contradictoria con la actitud de Cueva fuera del campo.
“¿Tatuarse el nombre de los hijos? Sí. ¿Subir fotos de ellos a redes sociales? Sí. ¿Creerse el mejor papá por verlo unas horas al mes? Sí. Dar una pensión justa y digna? no”, publicó. Sus palabras rápidamente se viralizaron y provocaron un intenso debate en el entorno mediático.

López fue más allá y cuestionó la presencia del futbolista en la vida de sus hijos tras su separación. “Un hombre que abandona a su hijo y no cumple con su obligación económica, no merece llamarse padre, merece todo el peso de la ley”, escribió.
Además, reflexionó sobre la verdadera naturaleza de un padre: “No conoces realmente al padre de tus hijos hasta que te separas”. Sus mensajes dejaron entrever un profundo malestar respecto al comportamiento del deportista.

Paralelamente, el programa ‘Todo se filtra’ presentó un documento judicial que detalla el régimen de visitas impuesto a Christian Cueva, el cual fue solicitado por Pamela López.
Según el texto, el futbolista solo puede ver a sus hijos una vez al mes durante dos horas, y siempre bajo la supervisión de la nana en la vivienda familiar. Este régimen fue calificado como “restrictivo” por el abogado del jugador, Henry Grauss.
La medida también contempla excepciones en fechas especiales como cumpleaños, Navidad, Año Nuevo y el cumpleaños del propio Cueva. En dichas ocasiones, el tiempo de visita se mantiene en dos horas y debe ser coordinado previamente, incluyendo la elección entre sábado o domingo. Este control reforzado sobre las visitas refleja la compleja dinámica familiar posterior a la separación.











