EL INFIERNO. ‘Mayimbú’ vivió la mayor parte de su vida en la calle. Desde los cinco años, para ser precisos. Cantó en los carros y vendió caramelos y turrones. Juntó sobras de comida para poder almorzar. Alguna vez robó gorras, hasta que los policías lo atraparon y lo molieron a palos. Durmió bajo el puente de la Javier Prado. Inhaló terokal, y otras sustancias, para no sentir frío.
Pero un día estuvo en el momento y el lugar preciso. Y su historia cambió.
EL CIELO. Sucedió durante el verano de 2015 en la playa Agua Dulce, Chorrillos, cuando las cámaras de un programa en ciernes, ‘Verano Extremo’, que se transmitía por la señal de Latina, lo ponchó. Su aparición fue tan disruptiva que, según sus palabras, el rating se disparó. Entonces, su suerte mejoró.
‘Mayimbú’ conoció la gloria. La saboreó, la disfrutó y la desperdició. Esta es su historia.
Todos te conocen como ‘Mayimbú’, pero ¿cuál es tu nombre?
Todos me conocen como ‘Mayimbú’, pero nadie me conoce como José Luis Páucar Mendoza.
¿Cuántos años tienes?
Nací en el año 90, tengo 33.
¿De qué barrio eres?
Soy de San Martín de Porres, pero vivo en San Juan de Lurigancho.
¿Cómo fue tu infancia?
Mi infancia ha sido un poco dura. O sea, como cualquier niño de la calle que ha pasado hambre, miseria, frío. He dormido en la calle. He sufrido maltrato de la gente, del público, de la sociedad.
¿Viviste con tu papá y mamá? ¿Cuántos hermanos son?
Somos dos hermanos de padre y madre, y uno que es de madre, el menor. Cuando mi padre me abandonó, yo salí a trabajar a los cuatro años.
¿Cuatro años?
A los cuatro años.
¿De qué trabajabas?
Trabajaba cantando en los carros, limpiando carros.
¿Qué cantabas?
Esas antiguas, no me acuerdo. De los años 80 o 90, de papá ‘Chacalón’.
¿Qué rutas recorrías?
Primero, los lugares más cerca de donde vivía. De La Marina hacia Los Olivos. Bajé a la (plaza) San Martín a los cinco años.
¿A los cinco años caminabas solo?
Sí, caminaba solo. Siempre he caminado solo.
¿Tu mamá no te crío?
Yo me crie en la calle, porque no había sustento.
Cuando te fuiste a vivir a la calle, ¿dónde dormías?
Dormía en la Javier Prado, debajo del puente, donde era la Vía Expresa.
¿No era peligroso dormir en la calle?
Lo que pasa es que cuando te juntas con gente de la calle, se apoyan. Cada uno chambeaba, pero a partir de las 10 de la noche todos nos juntábamos. Jugábamos pelota. A veces dormíamos en la comisaría de San Isidro. Ellos, para que nosotros no durmamos en la calle, nos daban un cuarto grande donde había camarotes. Pero con una condición.
¿Cuál?
Que nosotros en la mañana limpiáramos la comisaria. Baldeábamos, limpiábamos la loza. Había días que el comandante nos decía: ‘si nos ganan dos partidos, mañana tienen su desayuno’. A veces ganábamos, pe. Y nos daban nuestro desayuno. Tú sabes que para un niño de la calle un pan con queso es un placer, como si estuvieras comiendo una hamburguesa.
¿Pero había días que no comías?
A veces recibía la sobra de la gente. Juntábamos en una bolsa y comíamos en el parque.
¿No te duele que tu mamá no te haya criado?
No me duele. Yo siempre quise conocer el mundo, sobresalir, experimentar lo que hay en la calle.
En la calle se conoce las drogas…
Conocí drogadictos, delincuentes, de todo.
¿La probaste?
Sí, el pegamento, el terokal, la pasta. Pero no me metí al mundo, era experimentar qué se siente.
¿A qué edad?
A los 15 años.
¿Qué sentías?
Cuando consumía terokal quería saber qué se siente. Uno le echaba saliva a la bolsa, jalabas, inhalabas, jalabas, si hacía frío, tú jalabas y sentías que tu cuerpo se calentaba. Sentías como un protector y no entraba el frío. Hasta que se pasaba el efecto y sentías frío. Es como la pasta cuando fumas esa vaina.
¿Te calmaba el hambre?
El terokal no te da ganas de comer, sino de seguir fumando y fumando.
¿Para comer, por la necesidad, cometiste actos delictivos?
Sí, he robado gorras. Me decían: ‘Oe, gordo, hazme patita de gallo’. Yo lo alzaba, el pata abría la ventana y ¡ZAZ! se llevaba la gorra.
¿En dónde hacían eso?
Eso hacíamos en Grau (Lima), en el tráfico. Nos llevábamos tres o cuatro gorras hasta que nos chapaban los tombos y nos agarraban a palos, pero robar una gorra no es un delito.
¿Qué experiencia guardas de haber dormido en la Javier Prado?
Ahí he visto que a varios compañeros lo han atropellado. Han fallecido atropellados.
¿Fuiste al colegio?
No, fui al colegio cuando me llevaron al albergue.
¿Aprendiste a leer y escribir?
A leer, aprendí. Escribir también, pero a veces me confundo.
Hay gente que se burla de ti, ¿qué piensas?
Cuando se burlan de mí, no pienso nada. Me río de los comentarios. Eso me hace más fuerte. Los que me critican son los que me ven.
¿Cómo llegaste a la televisión?
Fue en Agua Dulce, en Chorrillos, yo bajaba a cantar con mi lata de leche o mis conchitas. Un martes hubo un ruedo, pensé que eran los cómicos, fui de ‘sapo’ y vi a la ‘Chola Cachucha’ en el programa ‘Verano Extremo’. Me puse en la esquina, la ‘Cachucha’ me dijo que me quedara ahí. Cuando regresaron del corte, me sacaron a participar. Había un ‘caballito de mar’, un ‘cangrejito’ y yo era una morsa o una ballena. La gente se mató de risa. El programa estaba 3.5 de rating.
Y apareciste tú...
Lo que era 3.5 de rating, hice 11.
¿Por qué la gente sintonizó contigo?
Es que la gente me conocía, yo paraba con el ‘Chino Risas’, en los DVD. El ‘Chino’ grababa DVD. Eso se volvió viral.
¿Cuál es la historia del ‘Meee’?
El ‘Meee’ no es mío. Yo siempre lo he dicho. Es de un cómico que es del hermano de ‘Pompinchú’.
¿Cuánto fue tu primer sueldo?
Primero, 20 soles. Después, 300 semanal.
¿Para ti era bastante?
Sí, era bastante, me ayudaba a pagar mi cuarto y mi comida. Yo estaba barbón, barrabás.
¿Después?
Tuve contratos en discotecas. Te diré la verdad, trabajaba con ‘Carloncho’. Él me daba 300 soles por fecha, pero me enteré que él cobraba 10 mil soles por cinco fechas. A mí me daba 300 y él cobraba 10 mil. Cuando me revelé, se molestó. Me alejé. De ahí me llamó el tío ‘Tomate’ Barraza, por cinco fechas me ofreció 4 mil soles.
La plata empezó a aumentar…
Yo me volvía loquito, porque chapar cuatro mil soles por las cinco fechas… me volví loco.
¿Qué hacías con tanta plata?
Me compraba mi ropa, mis cosas.
¿Malgastabas?
No, lo que un niño de la calle siempre ha soñado, vestirse, comer en un restaurante de lujo.
¿No malgastabas en trago o mujeres?
En trago no, porque en las discotecas me invitaban.
¿Mujeres?
De vez en cuando, como cualquier hombre.
¿También hiciste un contrato con Latina?
Sí, cuando sacaron ‘Las aventuras de Mayimbú y Carloncho’. Pasó un mes del programa, estaba comiendo el menú y todos miraban su cuenta BCP, pregunto y habían depositado. Yo veo mi cuenta y a mí me depositaron 8 mil soles. Me quedé sorprendido, fascinado, hasta me puse a llorar.
¿Qué hiciste?
Era viernes y esperaba la hora de salida para ir a achorarme.
¿Qué es lo más caro que te has comprado?
Antes de ir a Iquitos con ‘Carloncho’, más allá del aeropuerto hay una tienda de ropa deportivas, zapatillas. Me gasté tres mil soles en ropa.
¿Cuánto duró esa abundancia?
Un año y medio.
¿Y juntaste?
Sí, pero cometí muchos errores en la vida.
¿Qué errores?
Se me subió el ego, la fama. No tenía quién me aconseje.
¿Tu situación económica cómo está?
Ahorita estoy trabajando con el ‘Chino Risas’.
¿No tienes ahorros?
No supe ahorrar. Pero como dicen, no es tarde para reiniciar. El día que la gente me vea tirado en el piso, robando, ahí que critiquen.
Cada cierto tiempo aparecen personajes fugaces, descartables, ¿fuiste uno de esos?
Pero gracias a Dios me sigo manteniendo vigente. La gente me ve en TikTok y se vuelve viral.
Si ahora tú ganaras ocho mil soles mensuales, ¿qué harías con ese dinero?
Lo guardaría, no malgastaría. Uno tiene que pensar, tiene que saber guardar. La juventud es corta, la vejez es larga. El hombre tiene fuerza hasta los 50, después no es igual.
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