Kike Suero y su pareja
Kike Suero y su pareja

cumplió años y asegura que la pasó sobrio, pues ha empezado a cuidar su salud para poder ver crecer a sus hijos menores.

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“Estuve de cumpleaños y me fui a trabajar como siempre, pero mi esposa Vicky me insistió para ir a almorzar, y ahí me preparó una sorpresa con mariachis y varios amigos”, contó el cómico.

Además, recordó que antes sí se desbandaba en sus onomásticos. “No me gusta celebrar, antes me tomaba hasta el pulso y ahora ya tomo menos, no soy un chibolo”, dijo Kike Suero.

Kike Suero se confiesa en Café con la Chevez (Fotos: Trome)
Kike Suero se confiesa en Café con la Chevez (Fotos: Trome)

KIKE SUERO Y SU VIDA ALOCADA

El cómico Kike Suero estuvo en el podcast ‘Café con la Chevez’, donde contó que es muy olvidadizo y una vez dejó a su hijo Jim bebito en un micro por vender caramelos. Asimismo que sus juergas han durado días y que invitaba de todo a sus amigos porque creía que eso era la felicidad. Recuerda que puedes ver ‘Café con la Chevez’ todos los miércoles a las 11 de la mañana por Facebook y a las 6 de la tarde por YouTube.

TROME - Kike Suero habla de sus costosas juergas
Kike Suero confesó que una vez gastó 20 mil soles en una juerga. Video: Eric Castillo | Trome

¿Es verdad que olvidaste a tu bebé en un bus? ¿Qué edad tenía tu bebé ahí?

Tenía cinco meses, seis meses. En ese tiempo había leva, en tiempo del terrorismo y era mi primer hijo, Jim, y para que a mí no me lleve la leva me compré un cangurito y me llevé a mi hijo. Salí a vender caramelos a los micros, porque en todos los paraderos habían cachacos, militares y pedían documentos, te llevaban, te pelaban y yo tenía una responsabilidad con mi hijo.

Cuenta…

Me compré mi canguro, porque le dije a Cecilia, están haciendo leva. Yo era olvidadizo en ese tiempo. Me lo puse acá mi hijo y subí al carro. “No vayan a pensar, señores, yo lo saco a mi hijo por la leva y voy a contar un chiste”. Y había una señora que estaba adelante, le encargué a mi hijo. Empecé: “Señores, que esto, que el otro, vendí mis caramelos y la plata, saqué mi gorro y la gente echaba. Pero como yo nunca había sacado a mi hijo, me olvidé que estaba con él.

Dios mío, me muero...

Cuando termino de pasar, se abrió la puerta de atrás, me bajé yo contando mis monedas, de lo que había vendido, caminando despreocupado.Tenía la mochila puesta, pero no me acordaba de mi hijo, cuando escucho “oye, huevón, tu hijo”, me gritó un pasajero o no sé si el cobrador. Volteo, corro, subo y le dije a la señora que me entregue a mi hijo y la gente se reía.

Pero tus juergas han durado días, entrabas un lunes y salías domingo creo…

Y con amigos conocidos. Nos metíamos, en ese tiempo estaba el dueño del Tumbao, Carlitos González, ahí nos ponía una botella de whisky etiqueta negra, etiqueta dorada y me quedaba dos, tres días con los amigos, pero de una manera u otra trataba de buscar, entre comillas, felicidad…

¿Por qué buscabas felicidad, qué te faltaba si tenías tu hogar, tus hijos? ¿Cuál era la carencia?

Faltaba dirección, me faltaba eso. A veces cuando uno es muchacho, tiene plata y de pronto, no fama, sino que eres popular…

Que te llegó así de golpe, te desestabilizas más…

Claro y un día me dijo Guillermo Guille, me aconsejó, Ramón García también me dijo esto va a pasar, y dicho y hecho lo que ellos me dijeron, pasó. Se te van a acercar un montón de mujeres, se te van a sentar ahí encima de la pierna, tú tienes que mantener la línea, me decía Ramón García, tremendo tipo.

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