Están ahí, dándole realidad a una escena. Sin ellos todo estaría incompleto y se corre el riesgo que lo que sea desea trasmitir no se concrete. Los extras, en una serie de televisión o cine, son fundamentales, pero lo más importante: no son ciudadanos improvisados, sino estudiantes de arte que empiezan a dar sus primeros pasos en esta difícil profesión. Herbert García Diaz sale diariamente en la telenovela ‘Perdóname’, siempre en el gimnasio, entrenando para boxeador. No se le escucha hablar y lo que para algunos podría ser una participación intrascendente, para él es un paso importante. Esta es la vida de un actor que ama su profesión y que no piensa bajar los brazos para alcanzar sus sueños.
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Herbert, ¿siempre quisiste ser actor?
Paraba en la ‘Barriada’ de Breña, jugando fútbol con los vagos, quizá perdiendo mi tiempo.
¿Metiendo la mano donde no debes?
La verdad que nunca crucé la línea, pero si pasaba horas de horas en la canchita.
¿Y el arte?
La Municipalidad armó un taller donde se dictaban clases gratuitas, y me presente.
¿Qué te convenció?
Lo que decía lo expresaba con emoción. Botaba mis demonios mediante la actuación.
¿Qué siguió?
Nos enseñaban a bailar y nos empiezan a contratar para hacer las coreografías de ‘Combate’ que estaba de moda.
Ya ingresaba un dinerito
Mi abuela, que era donde vivía, me dice que debía estudiar y como me encantaba todo lo relacionado a las computadoras, me matriculé en un instituto.
¿Terminaste?
No me sentía bien, no estaba a gusto. Me presenté al servicio militar en el ejército. Pero era lo mismo, no estaba a gusto.
¿Pediste tu baja?
Me la dieron porque lo pedí y como tenía unos problemas en la rodilla, me dijeron que podía irme.
¿Qué siguió?
Empecé a trabajar en repartos para una empresa de pollo y me mandaban a dejar envíos a un teatro y me volvió a despertar el ‘bichito’.
¿Entonces?
Me matriculé a unos cursos de la Triple A y en otros lugares que podía pagar.
¿Volvió el encanto?
Era diferente. Estudié lenguaje corporal, el facial y eso me entusiasmó. El profesor me hizo un comentario fundamental: ‘Todas las personas, en algún momento del día, actúa’.
¿Qué otra cosa te entusiasmó?
Cuando se tocó el tema del amor al ridículo.
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¿Cómo vino la primera obra?
Primero todo era diferente. Ya no era solo estudiar un diálogo, también debía estudiar al personaje, entender que deseaba.
Veo que nunca paran con los cursos
Me presenté a la escuela de Teatro de Lima. En mi trabajo me habían subido el sueldo y sabía que podía pagar.
¿Lograste ingresar?
Pasé casting, hice mi presentación y me fui.
¿Entonces?
Eso fue en octubre, era para empezar a marzo del año siguiente y recién en febrero me llegó un correo, avisándome que había sido seleccionado para el taller.
¿Cómo te fue?
Recibía las herramientas y sentía que iba creciendo, pero debía seguir avanzando y cada etapa pagas más y más. Así es este mundo, que no puedes dejar de aprender.
¿Eso te frenó?
A los ocho meses no me daba la plata, pero mi mamá y mi hermana, me apoyan para seguir con mis cursos.
Sigue por favor
Me di cuenta qué no podía parar y decidí ahorrar dinero. Cierro todos los talleres con una obra, conozco a mi pareja, salió embarazada y paré todos mis sueños de actor por tres años.
Continúa
Hace un año tomo un taller de montaje y era más complicado. Conozco a Emilran Cossio y le cuento mi historia.
¿Qué te comentó?
Se sorprendió todo lo que hacía por alcanzar mi sueño. Montamos una obra y me dio dos personajes.
¿Aceptaste?
Sí y me da mi texto que parecía un libro. Nos frecuentamos, lo apoyé con otros actores.
¿Asistente?
Sí, porque me esforcé mucho y me pidió que demuestre. Eso fue una gran motivación.
¿Qué emprendimientos realizaste en ese tiempo?
De ‘Donas’, que Emilran las publicaba por sus redes y las mías.
¿Cómo llegas a la telenovela ‘Perdóname’?
Me presenté a un casting, pero me dijeron: ‘Vas a grabar escenas cada vez que el personaje de Aldo Miyashiro (’Lito’) pise el gimnasio’.
Emocionante
Pasan escenas que estoy parado, boxeando y me escriben amistades. Que me vieron y lo que hacía.
¿Cuántas veces vas a la semana?
Voy tres veces a la semana, porque en mi trabajo no me dan permiso para los cinco días que desean. Me llaman a las nueve de la mañana y salgo a las cinco de la tarde.
He visto que los extras, muchas veces, solo fingen un diálogo
Pero debes ponerte de acuerdo con tu compañero de diálogo. Para que sea natural y tengamos los mismos gestos, en relación, a los que supuestamente estamos charlando.
¿Ya tienes textos?
Todavía no, solo acción.
Un gran abrazo por revelarnos la vida de un ‘extra’
A ti por venir a casa y realizarme esta entrevista.