Dilbert Aguilar y su esposa, Jhazmín Gutarra, están en el ojo de la tormenta luego que Magaly Medina mostrara el testimonio de un peruano que actualmente radica en España, quien aseguró que hace unos años mantuvo un romance clandestino con la madre de la hija del cantante.
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En Trome, recordamos el paso del ‘Pequeño gigante de la cumbia’ por el Café con la Chevez en octubre de 2024, donde confesó que ha pasado por graves problemas con su esposa, sin mencionar la presunta infidelidad ocurrida en 2018.
Dilbert Aguilar contó que conoció a Jhazmín Gutarra en la tierra de ella, Chanchamayo, cuando solo era una adolescente. “La conocí chiquilla porque era fan del grupo, pero conforme íbamos viajando, ya no era chiquilla, ya era mujer. Cuando ella vino acá, también le gusta el canto y empezó a cantar con mi orquesta y así nos conocimos. Ella tenía 16 cuando nos conocimos, yo le llevo más de 14 años...”, comentó.
Además, el cumbiambero confirmó que ha tenido algunas graves crisis con su esposa, aunque salieron adelante por la niña que tienen en común.
“Nos llevamos bien, con nuestras broncas como siempre, pero nos llevamos bien... sí ha habido broncas y BRONCAS, por supuesto, pero siempre hemos pensado que tenemos una niña de por medio, yo no quería repetir el plato de separarme”, acotó.
En ese sentido, aseguró que su prioridad es que su hija reciba el amor de sus padres juntos. “Para mí es fácil pero no tengo ese amor como debe ser con un niño. Con las dos primeras he errado, he cometido ese error tremendo, pero ya no puedo retroceder el tiempo, no quiero fregarla”, aseguró haciendo un mea culpa.
Dilbert Aguilar dijo que tanto él como Jhazmín Gutarra siguen luchando para que su hija crezca en un ambiente feliz y familiar. “Seguimos luchando por ella y ella crece feliz...”, comentó.
Dilbert Aguilar en el Café con la Chevez
EL DIFÍCIL INICIO DE LA RELACIÓN DE DILBERT Y SU ESPOSA
Asimismo, acotó que el inicio de la relación con su esposa fue complicado por la diferencia de edades y porque él no puede exponerse públicamente como una persona de a pie.
“Al principio fue muy difícil por las edades y por el tipo de vida que llevaba, ella quería salir al parque a estar abrazados y yo no puedo, tengo los flashes y no me gusta exponerme, soy rochoso. Cuando vamos a comprar ella me quiere agarrar de la mano y la gente me pregunta si es mi hija... A mí todo me resbala”, concluyó Dilbert Aguilar.
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