Los domingos por la noche, cuando todos se preparan para recibir la nueva semana, ella está contándonos cómo fueron los últimos siete días. Al contrario de lo que dicen, que es esa fecha para descansar, nuestra colega está trabajando. Carla Muschi, conductora de ‘Panorama’, programa emblemático de Panamericana Televisión, es periodista de profesión y por herencia. La chica que sonríe poco frente a las pantallas se relaja y relata momentos de su vida, al lado de su familia, que lo disfruta con el alma.

Carla, ¿siempre soñaste con ser periodista?

Quise ser abogada, pero en quinto de secundaria postulé a Comunicaciones, ingresé y le encontré el gusto.

¿Y dónde empezó todo?

En radio Miraflores, luego pasé al canal del Estado.

¿Cubriste crímenes?

También sicariato, homicidios, ajustes de cuentas.

¿Qué más?

En el Callao he caminado por barrios por donde ningún extraño puede ir.

Sigue, por favor...

He conversado con sicarios arrepentidos y otros que no.

¿Qué sensación te generaban esos delincuentes avezados?

Temor y lástima. Vivían en un mundo que heredaron de sus padres y abuelos, que habían tenido el mismo camino.

¿Algo que aprendiste?

En una cárcel se condena a un violador a una suerte de muerte en vida. Para los reos, no hay peor delito que ese.

¿Has estado frente a un terrorista?

Fui al Vraem a seguir el caso de la muerte del suboficial de la Policía César Vilca y nos tuvimos que internar con el camarógrafo.

Continúa...

Nuestros guías conocían muy bien el lugar. Cuando se fueron, nos enteramos de que los dos eran senderistas.

¿Amenazas?

Muchas, pero solo por mensajes de texto. No era el tiempo del ‘wasap’ y los criminales no actuaban como ahora, que prenden dinamita en tu casa.

¿Qué has hecho por seguridad?

No he cambiado mi dirección. Mantengo la antigua.

¿Has reporteado de madrugada?

Sí y Lima parece una ciudad tranquila.

¿Es así?

Siempre aparece un muertito.

¿Dónde se toma el mejor desayuno?

En el mercado de Palermo.

Ahora eres famosa...

Después de dos años de exposición sostenida, la gente nos reconoce.

¿Cómo te llaman?

Me han dicho que tengo un parecido a Claudia Doig, con la que he trabajado en ‘24 horas’.

¿Y lo crees?

Podría ser que tengo un aire.

¿Qué actividad disfrutas en familia?

Ir al estadio con mi hijo.

¿A qué equipo siguen?

A Universitario de Deportes, pero por él, porque yo soy hincha de Alianza.

¿Desde qué tribuna han visto los partidos de la ‘U’?

Hemos ido a la ‘Trinchera’ para vivir la experiencia, también en las otras tribunas.

Cuando hay un gol crema, ¿lo gritas?

Sí, por mi pequeño.

¿Y cuando sale la canción: ‘El que no salta es un cag...?

Solo lo tomo de los hombros y digo: ‘Ey, ey’, ja, ja.

Como ‘blanquiazul’, ¿botas a Barcos o Paolo?

A Guerrero.

Sabes de fútbol, ¿Messi o Cristiano?

Soy fan del portugués. El argentino nació con su talento, Ronaldo se ha hecho. El mensaje es potentísimo: Puedes nacer con un don, pero si no lo trabajas lo pierdes. Pero si tienes medias condiciones, pero te esfuerzas, te superas, lograrás equiparar todo.

Vamos a la música, ¿bailas bien?

Me gusta como lo hago.

¿Qué ritmo?

Salsa, merengue.

¿Con agarradita de mano para dar la vuelta?

Solo cuando es justo y necesario.

¿Qué piensan muchos de ti?

Como me ven seria pueden creer que soy mala y dura.

¿Entonces?

Soy reservada y desconfiada.

¿Cocinas?

Mucha comida italiana, también peruana.

¿Ejemplo?

Arroz con pollo.

¿Secreto para que salga sabroso?

Que pongan a hervir al mínimo fuego de la cocina por 25 minutos.

¿A qué personaje disfrutaste entrevistar?

Al almirante Luis Giampietri cuando me narró los detalles sobre la operación Chavín de Huántar.

¿A quién revivirías para conversar en tu set de televisión?

A Alan García, era una persona inteligente, formada en política con grandes aciertos, como el nombramiento de Julio Velarde al mando del Banco Central de Reserva.

Carla Muschi es hincha de Alianza Lima, pero fue la Trinchera por su hijo
Carla Muschi es hincha de Alianza Lima, pero fue la Trinchera por su hijo

Gracias por contarnos parte de tu día.

A ustedes por buscarme y charlar.

Se fue con una sonrisa y el gracias reiterativo. La colega regresó por donde vino y siempre llevando la cordialidad de su lado. No hay nada que cambiar. Como diría el periodista francés Jean Dominique: ‘No se puede matar la verdad, tampoco la justicia. No se puede matar aquello por lo que luchamos’.

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