Alejandra Baigorria contó parte de su dura historia de vida este sábado en ‘Estás en Todas’ y reveló cómo fue su etapa en la Universidad de Lima, una casa de estudios a la que ingresó pero que sus padres no podían costear.
“Ellos no podían pagarme la Universidad de Lima, me dijeron, ‘si quieres ir a una universidad tan cara, tienes que trabajar tú'”, confesó la rubia de Gamarra para el programa de Natalie Vértiz.
Además, contó que tenía que usar el transporte público para acudir a estudiar, aunque siempre supo que estaba destinada para algo más grande.
“La Universidad de Lima es una universidad súper grande, imponente, y yo me iba en combi. Era porque yo quería ser algo más. Yo dije ‘ok, nací en este lugar que me han dado lo que han podido pero ahora me toca a mí y yo no siento que pertenezca aquí, yo siento que pertenezco a ser algo grande’”, dijo Alejandra Baigorria.
Además, la chica reality contó que desde muy pequeña tuvo contacto con el emporio comercial de Gamarra, por lo que sabía cómo se manejaba esa industria.
“Aprendí desde muy chiquita a estar en Gamarra, a entender lo que es comprar, buscar, conocer, y luego cuando me toca entrar a la universidad y no tenía cómo pagarla”, comentó.
Ale Baigorria en esa época trabajaba como anfitriona pero no ganaba lo suficiente para costear sus estudios. “Me pagaban muy poco, 60 dólares por cinco horas parada, me iba al baño a llorar y a sobarme los pies porque ya no los aguantaba”, recordó.
Sin embargo, fue en ese momento que decidió emprender. “Se me ocurre entrar a Gamarra y comprar ropa y revender en la universidad, cambiarle las etiquetas y ponerle la etiqueta que yo pudiera crear porque en ese momento no podía confeccionar. Así fui dándome cuenta que podía vender mucho y comencé a confeccionar”, reveló.
Alejandra Baigorria puso su propio taller y luego se prestó dinero para poner una tienda. “Era en una galería a la que nadie entraba. Saqué un préstamo de una caja, porque el banco no me daba, tenía 18 años, hipotequé una cuatrimoto que tenía mi papá y me dieron 3 mil soles. Con eso armé mi primera tienda, yo la pinté con mis propias manos, con mi hermano clavamos clavos y colgábamos ganchos de plástico, así era la tienda”, recordó.
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