De los días en que Sonia Morales trabajaba vendiendo picarones en el Mercado Central y en los que no podía caminar tranquilamente por las calles porque siempre algún fan suyo la detenía para tomarse una foto o grabar un pequeño video, han pasado algunos años. En todo este tiempo, la artista ancashina supo sobreponerse a las adversidades de la vida, dejando atrás su pueblito en Musho, Yungay, para iniciar en el complicado y competitivo ambiente folclórico con una firmeza propia de aquellas mujeres que tienen sus objetivos claros.

TROME | Sonia Morales y su historia (Video: Marco Gonzáles)
TROME | Sonia Morales y su historia (Video: Marco Gonzáles)

En una entrevista exclusiva para Trome, Sonia Morales reflexiona sobre su carrera profesional, recuerda su difícil niñez con sus hermanos y padres en Áncash y cómo casi abandona su sueño de artista para trabajar en Estados Unidos. Hasta también menciona aquella famosa rivalidad con la otra reina del folclor: Dina Páucar.

Dueña de una voz privilegiada, la ancashina celebrará el próximo año su aniversario 30. Y, antes que se retire oficialmente de los escenarios, anhela continuar consolidando su emprendimiento de su restaurante campestre, en Carabayllo, donde vende comida típica de Áncash, pero también otros potajes que ella misma prepara.

Sus fans la aprecian mucho. Foto: Piko Tamashiro
Sus fans la aprecian mucho. Foto: Piko Tamashiro

Sonia Morales: De Musho para el mundo

Sonia, ¿dónde naciste?

Soy del centro poblado de Musho, departamento de Áncash, provincia de Yungay. Mi pueblo ni siquiera existe en el mapa, es chiquito pero es un bello lugar que está ubicado al pie del nevado Huascarán. Ahora es el pueblo de Sonia Morales porque creo que, gracias a nuestra música, Musho se ha hecho un poco conocido.

¿Qué recuerdos conservas de tu niñez?

He crecido en la chacra prácticamente, correteando las ovejas, chanchitos y vacas. No tuvimos grandes expansiones de terreno para cultivar, pero creo que era la suficiente para ser feliz en nuestra época de niñez, pese a las dificultades que tuvimos.

Por lo que me cuentas, sospecho que trabajabas en el campo

Digamos que sí. Sé que lo que es la agricultura y el campo. Recuerdo que mi padre nos levantaba a las 3 o 4 de la madrugada para que lo ayudemos a yuntar los toros, luego empezar arar y después sembrar y cospear. Yo nací prácticamente en la chacra. En ese tiempo, tenía 9 años, y cómo era la única mujer, era la consentida de mis papás y me dejaban dormir un poquito más. Aunque, igual, me levantaba para ayudar en la chacra.

Complicada tarea, ¿no?

Es un trabajo muy sacrificado porque hay que preparar la yunta para empezar a arar. Se da de comer a la yunta de madrugada, y a eso de las seis de la mañana ya se está juntando el yugo con el toro para comenzar a arar, y uno va cospeando, que es quitar las malas hiervas con un pico; luego se vuelve hacer los surcos para arar y después se siembra.

¿Qué sembraba tu familia?

Sembrábamos arvejas, trigo, papa y maíz, pero era para el consumo de nosotros porque no cosechábamos lo suficiente para vender. Sucede que nuestros padres tenían una pequeña parcela nada más. Con el tiempo, fui a la vivir a la casa de mis tíos.

Sonia, tu niñez ha sido muy dura

Pese a la necesidad, era feliz. Entre tantas cosas que nos pasaron, recuerdo que mi madre entraba a la cocina y no había nada para cocinar. A veces, tenía que moler su trigo y aderezar con cebolla y aceite, hervir agua y tostar la cancha; ese era nuestro almuerzo.

Ahora cuéntame sobre esa experiencia de vivir lejos de tus padres y hermanos

Para una niña, es una situación muy complicada y difícil. Viví en Tingo María, luego en Chimbote y después en Lima.

¿A qué edad viajas a Tingo María?

A la edad de doce o trece años, fui a la selva en Tingo María. Aventurándome, llegué a la casa de mis tíos para ayudar en la chacra y en su casa; así estuve como un año. Luego, regresé a mi pueblo para seguir estudiando y nuevamente volví a viajar.

Sonia Morales piensa dejar su carrera artística. Foto: Trome
Sonia Morales piensa dejar su carrera artística. Foto: Trome

Sonia Morales: Los picarones en Mesa Redonda

¿Chimbote?

Sí, llegué a Chimbote cuando tenía 13 años, después de vivir un año en la selva. Fui a la casa de un tío, que trabajaba como ambulante por los alrededores del Mercado Modelo. Recuerdo que él salía a trabajar a las cuatro de la madrugada, y yo iba atrás suyo. Decidí vender picarones, y salía con mi cocinita para empezar a prepararlos. Sé que es un dulce tradicional que se come en las tardes, pero yo tenía una suerte y rayaba con mis picarones.

Entonces, ¿te iba bien?

Tenía buena venta, y gracias a los picarones pude comprar los uniformes y zapatos para el colegio de mis hermanos, y míos también.

Eres una experta preparando picarones, ¿quién te enseñó a preparar ese dulce?

Te cuento, yo tenía una tía que preparaba sus picarones todas las fiestas del 30 de agosto. Cuando ella estaba friendo, yo me sentaba a su lado y copiaba todo lo que hacía. Nadie me enseñó a preparar la masa, cómo hacer el dulce o cómo era la forma de echar el picarón a la sartén.

Estaba yéndote bien, pero decides viajar a Lima

Sí, llego a la ciudad de Lima a la edad de 16 años. Vine a la casa de mi tía para ayudarla en los quehaceres del hogar, limpiando, cocinando y lavando. En ese tiempo, ella trabajaba como ambulante vendiendo camisas, casacas y pantalones en los alrededores del Mercado Central. Recuerdo que, en las tardes, me escapaba al Mercado Central y me ponía a vender ropita; ese fue mi trabajo.

¿Se te presentó la oportunidad de trabajar haciendo limpieza en la casa de otras personas?

Honestamente, no. Buscaba en los periódicos, ofertas para trabajar en casa, pero siempre pedían que alguien tenía que recomendarme, y no tenía quién me recomiende. Entonces, nunca trabajé en una casa, pero sí en la casa de mi tía.

A todo esto, ¿llegaste a vender picarones en el Mercado Central?

Por supuesto, me hacía un pequeño espacio, en medio dónde vendían ropas y frazadas, en un rinconcito vendía mis picarones, y me iba muy bien. Recuerdo que tenía mi carretita, mi mesita, mi cocinita que llevaba al Mercado Central. Salía de la casa de mi tía, alrededor de las tres de la tarde, y vendía hasta las nueve de la noche. En un buen día, llegaba a vender hasta 100 platitos. Ahora si hubiera tenido más capital, hubiese vendido 300 o 400 platos (risas).

Sonia Morales: La música llega de casualidad

A propósito, ¿cómo surge tu acercamiento con la música?

Mi talento lo descubre un profesor de arte en mi colegio Martín José Olaya 8816 de Musho. Resulta que nosotros teníamos una compañera que nos representaba en los concursos, que organizaba la provincia de Yungay que se llamaba Raymi Llaqta. Cada año, mi compañera participaba, pero ese año decide no presentarse. Ahí es cuando mi profesor de arte con guitarra en mano se paseó por cada aula buscando quien cantaba bien, hasta que termina por escogerme a mí. Al final, me seleccionaron y participé del concurso de Yungay, y ocupé el primer lugar. Desde ahí me nació el deseo de cantar.

Esa etapa fue en el colegio, ¿cómo llegas a profesionalizarte en el canto?

A mí me encantaba la música y, mientras cocinaba, lavaba y limpiaba escuchaba la radio, ahí es que escucho por primera vez al Chato Grados. Me entero del festival folclórico de nuevos valores que estaba organizando el Chato Grados, y sin pensarlo me inscribí. Recuerdo que el premio del primer lugar era un televisor grande, el segundo puesto se llevaba una radio y un reloj aquel que ocupara el tercer puesto. Pues, esa competencia estuvo muy reñida, y quedé en el tercer lugar y gané un reloj como premio. Al poco tiempo de ese festival, don Eusebio me convoca para integrar las ‘Chicas mañaneras’.

Es una agrupación muy recordada en el ambiente folclórico

Sí, estuve con las ‘Chicas mañaneras’ cerca de tres años y medio. De las tantas cosas que pasamos, recuerdo una situación especial en el año 1995 porque casi me quedo trabajando en el extranjero.

Cuéntame…

En un momento, mis compañeras y yo acordamos retirarnos del grupo porque considerábamos que no nos estaban pagando lo suficiente. Reclamos por un mejor sueldo, y parece que don Eusebio se incomodó. Y para mala suerte, estábamos de gira en Estados Unidos por Nueva York, Nueva Jersey, Virginia, era una situación bastante tensa. Entonces surgió la posibilidad de trabajar por allá e intentamos quedarnos.

¿Trabajar en qué?

Allá tú podías trabajar en lo que es limpieza. En las fábricas, durante las mañanas, podías hacer empaques y en la noche trabajar en limpieza, y te ganabas tu platita, había mucho trabajo. Recuerdo que, en esa época, los compatriotas que estaban allá me decían que no volviese a Perú. Me quedé un tiempito por allá y, estuve trabajando antes que se me venza mi visa (risas).

¿Y por qué no te arriesgaste en quedarte en Estados Unidos?

Era muy difícil, ya tenía mi primera hija. Mi intención era llevármela conmigo a Estados Unidos. Incluso, el Congreso Peruano Americano nos quería dar la mano para quedarnos, sin embargo, en ese momento, tenía 23 años y decidí volver. Al poco tiempo, regresé a Lima, y durante un evento que organizaba la empresa Prodisar vi a los artistas que presentaba, entonces yo me dije: “Yo también puede ser uno de ellos”.

Brinda show en su restaurante campestre, en Carabayllo. Foto: Piko Tamashiro
Brinda show en su restaurante campestre, en Carabayllo. Foto: Piko Tamashiro

Entre tantos éxitos, ¿qué canción guardas un cariño especial?

‘El celular’ es la canción que me abrió las puertas del Perú. Una de las primeras canciones que grabé y me dio trabajo. Como anécdota puedo decir que, en ese tiempo, ni siquiera existía el celular, había salido ese celular tipo ladrillo, y yo ni tenía celular. Pero, entre otras cosas, gracias a ‘El celular’ tengo la oportunidad de tener un techo donde vivir, traer a mis hermanos a la capital y posteriormente convencer a mis padres de abandonar su pueblo y vivir en Lima; así estamos toda la familia, los he arrastrado a todos.

Siento que tratas de mantener unida a toda familia

Yo soy así, amo a mi familia. Te cuento algo personal, mira cuando tenía ocho años, me enfermé muchísimo y mis padres y hermanos trabajaron duro para mi medicina. Entonces, me comprometí, en realidad, fue un compromiso de los hermanos, de aquel que sobresalía, arrastraría a todos. Y, creo, que gracias a Dios me ha tocado ser la cabeza, y estamos surgiendo juntos.

Sonia Morales: La rivalidad con Dina Páucar

Sonia Morales recuerda su famosa rivalidad con Dina Páucar. Foto: Blog Ritmos peruanos
Sonia Morales recuerda su famosa rivalidad con Dina Páucar. Foto: Blog Ritmos peruanos

Cambiando de tema, siempre se generó una rivalidad con la muy conocida cantante folclórica Dina Páucar

En realidad, en esa época, casi paralelamente, tuvimos mucha aceptación del público. Nuestra música pegó en el ambiente folclórico. Entonces, a veces, nos programaban cerca para hacernos competir, y por ahí empezaba a generarse el distanciamiento, pero también había gente del medio que iba con el chisme allá y venía acá con el chisme. Pero ahora, Dina y yo somos mujeres maduras. Y si bien, no me he sentado ciento por ciento a chelear con Dina, hemos hablado de alguna manera y aclarado las cosas. Creo que, en esta vida, no estamos para vivir con odios ni rencores ni resentimientos.

Hace un tiempo te retiraste temporalmente de los escenarios, ¿no?

Tuve un problema en la garganta y fue traumático para mí. Recuerdo que me operé en un hospital nacional y los resultados arrojaron algo como un tipo de displasia, cancerígeno. Luego, los mismos resultados fueron llevados a otros laboratorios y arrojó un error en cuanto a los resultados. Al cabo de un tiempo, me operaron nuevamente la garganta, y no pude cantar por un tiempo. Gracias a Dios me tocó un buen médico, ahora mi voz ha cambiado un poco, soy como ronquita. No obstante, pienso que mi voz se ha potenciado. Antes cantaba muy finito, ahora puedo soltarme más.

Hace poco anunciaste que te retirarías oficialmente de los escenarios

No pienso quedarme mucho tiempo, estaré cantando por un espacio de 3 o 4 años y me dedicaré a mi negocio. Es bonito viajar, tiene sus riesgos porque vamos a lugares que son alejados y son muchas horas viajando, y como que afecta un poquito tanto trajín. Además, tengo una niña de 10 años y trato de estar el mayor tiempo posible con ella. Pienso vivir la vida de otra manera: viajar, conocer nuevos lugares, buscar a los amigos que dejé de buscar en aquellas épocas

Pronto celebrarás 30 años como artista

Sí, pero antes celebraré mis 29 aniversario a fines de octubre.

¿Qué reflexión te deja, por ahora, tu carrera musical?

Lo más lindo es haber unido a mi familia y sacado adelantes a mis padres y hermanos de la dura necesidad que pasábamos.

Artista folclórica vende platos típicos. Foto: Piko Tamashiro
Artista folclórica vende platos típicos. Foto: Piko Tamashiro

Cuéntanos sobre tu emprendimiento de tu restaurante campestre

Tenemos 17 años en el ‘Restaurante Campestre Sonia Morales’, y estamos a 10 minutos del óvalo, en Av. San Juan de Dios, Carabaylllo. En febrero próximo estaremos cumpliendo 18 años. Nuestra especialidad es la comida tradicional del departamento de Áncash, pero además tenemos variedad de platos, como: picante de cuy, cuy chactado, chancho al palo, entre otros potajes.

¿Y sigues vendiendo picarones?

En el restaurante, sí. Aunque, siempre que veo en la calle un montón de gente, digo: “Como no pongo mis carretas y ganaría bien sin pagar nada” (risas).

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