¡Terrible! La esposa del jugador peruano Renato Tapia, Andrea Cordero Uzátegui, contó a través de su cuenta de Instagram que vivió una experiencia para el olvido en Holanda luego de perder su vuelo de regreso a Lima.
Resulta que no solo fue la mala experiencia que pasó al no poder abordar su avión , sino que también la indiferencia de algunas personas hizo que reflexionara aún más en un texto extenso.
En su publicación en dicha red social, Andrea Cordero cuenta a detalle que fue lo que sucedió en Holanda cuando pretendía volver a Perú. Léelo con atención.
“Hoy (el martes) tuve una de las peores experiencias de mi vida. Aunque algunos crean que es algo un poco absurdo o exagerado, lo que viví me hizo sentir soledad, fragilidad y desamparo. Tenía un vuelo a Lima, el cual venía preparando con mucho entusiasmo por varios días, conociendo el problema que la nieve genera en Holanda, tomé todas mis precauciones para llegar a tiempo y no tener ningún problema, además me comuniqué con la aerolínea para verificar que todo iba bien, al llegar al aeropuerto de Schiphol lo único que me encontré fue un mar de gente ofuscada por el retraso de vuelos, la cancelación de otros y las infinitas colas que habían para poder dejar tu maleta”, relata en un inicio la pareja de Renato Tapia.
“Como estaba a tiempo, decidí con temor hacer la cola y esperar a que avance. Después de casi 3 horas en la cola que no había avanzado ni un solo centímetro, me empecé a poner muy nerviosa. Durante esas 3 horas busqué ayuda, pedí explicaciones y también salidas, pero nadie, absolutamente nadie me brindó ayuda, ni siquiera los encargados de brindarte ayuda. Atiné a pedirle a la gente a mi alrededor que me ayude a salir de ahí, ya había perdido el vuelo, si no había avanzado por 3 horas, no iba a avanzar en media hora hasta llegar a mi puerta de embarque. Al ver que nadie iba a ayudarme a salir, solo empecé a llorar de la cólera y desesperación, una señora que estaba 3 personas más atrás que yo me tendió la mano y me dijo que iba a ayudarme, así fue y pude salir”, añade en su relato.
“Me las ingenié para poder empujar el carro, pasar por la multitud y cargar a mi hija a la vez. Ya afuera seguí llorando por un par de minutos para botar todo y empecé a caminar sin rumbo buscando algún taxi. En el taxi, el señor me aconsejó lo mejor que pudo y con mucha paciencia me escuchó, fue muy amable todo el tiempo y me ayudó a calmarme en ese momento tan horrible que estaba viviendo. Entre lo que pudimos hablar, es amigo de un colega de mi esposo y aunque pueda ser un poco extraño, no sentí que le agradecí todo lo que con palabras estaba haciendo conmigo en esos momentos, ser una luz dentro de toda la oscuridad", agrega.
"No es porque haya perdido un vuelo, haya perdido tiempo o dinero. Es porque fueron horas en las que me di cuenta del individualismo en el que estamos y que ya a nadie le importa ayudar a otro sin recibir nada a cambio, ¡¿qué nos estamos volviendo?! Sentí el frío de una sociedad, el desamparo humano en medio de tanta gente, eso es lo que fue horrible para mí, verme dentro de tanta gente fría, pidiendo ayuda y sola en medio de tantos”, señala.
“Esta es una reflexión sobre algo ‘mínimo’ que me pasó hoy pero que me sirve para darme cuenta de este gran problema y buscar no ser de esa manera, ser como el señor que me ayudó, una solución al problema, no un motivo más del problema. Solo le quiero agradecer al señor taxista por haberme ayudado y a la señora que me ayudó a salir de la muchedumbre, fueron los únicos humanos en ese mar de gente”, finalizó Andrea Cordero en su publicación.