Por las calles de un barrio cualquiera, está la inspiración, y por las avenidas de San Isidro, te puedes encontrar con Rafo Ráez. Sucedió un día que Dios decidió juntar al músico con este periodista y empezamos hablando de rock y profundizamos sobre la música y el arte. En el juego de preguntas y respuestas, hay una melodía que acompaña a cada afirmación o sentencia del artista.
Rafo, ¿todos los músicos se ‘mueren’ por alcanzar popularidad?
Todos estamos sujetos a la enorme tentación de los colorinches, la bulla, tener el sonido más fuerte y llegar a tener la pantalla más grande.
¿Entonces?
Todavía tenemos un pedacito de libertad para escuchar tu propia voz y conciencia,
¿Y la de los demás?
Sí, porque hay un gusto en dialogar. Pero hay que diferenciar entre el diálogo y el qué dirán.
¿Sería peligroso?
Eso te puede llevar a hacer lo que ellos gustan.
Explica por favor
El dialogo es esa casi igualdad que se da entre mi propia opinión y de alguien que respeto y que me interesa escuchar.
¿Lo otro?
La gente dice una opinión porque está escondida en un seudónimo.
¿Y el cargamontón?
Es el qué dirán de manera cobarde, sin sustento y casi siempre se equivoca.
¿Ejemplo?
Nuestra tristísima democracia. Jorge Luis Borges afirmaba lo siguiente sobre ella: ‘Es un exceso estadístico y no siempre van a tener la razón’.
Alguna vez alguien te dijo: ‘Crea canciones para que suenen en la radio’
El cocinero no cocina por cargamontón. Le dicen échale más limón y no hace caso. Esa es la misma actitud que debemos tener en la vida.
¿O sea?
No hay que escuchar lo que todos opinan.
¿Otro ejemplo?
Vivimos en un mundo donde todos hemos visto dos mil películas desde chiquitos, pero todos no somos directores de cine.
¿Entonces?
Tenemos que tener la humildad de reconocer a cada persona que tenga su especialidad para no unirnos al cargamontón. Que hagan discusiones de especialistas.
Tu manera de sentir el arte y la forma de expresarla en tus canciones, ¿es un acto de valentía?
Es saber que solo tienes una vida y tu decides como la vas a vivir. Y en qué retos te metes.
¿Alguna vez te levantaste y dijiste: ‘Hasta acá nomás’?
A mí me ha salvado el trabajo de equipo. No siempre he dado las órdenes.
¿En tus discos?
Ahí marco la línea.
¿Y has trabajado para otros?
Muchas veces para proyectos de directores y se siente una calma, en el sentido que es otro el que carga la locomotora.
O sea, no siempre has sido ‘Cabeza de ratón’
A veces he sido vagón.
¿No te incomoda cambiar roles?
El invierno no llega para que desaparezca el verano. No llega para sepultarlo. La naturaleza de la vida es cíclica.
Pero el ser humano no siempre lo acepta y en política menos
En la política tenemos perversiones. Si alguien fue alcalde ya no puede ser regidor.
¿El Perú respeta a sus artistas?
Es bastante represivo. Tienes que ser un perrito faldero para tener la oportunidad.
¿Cuál es tu mayor vanidad cómo músico?
Me he dado la alegría de no ser chupamedia. ni vende patria.
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Tu canción ‘Viejo verde’ va camino a cumplir treinta años, ya tienes cincuenta y cinco, ¿te pareces al personaje?
Afortunadamente no. Hice el tema como una especie de Macumba para librarme de ello.
¿Quién es un viejo verde?
Una especie de acosador de las chibolas.
¿Cómo vives tus cinco décadas?
Soy un maduro y estoy viviendo mi edad de una manera muy serena. O sea la macumba funcionó ja, ja, ja.
¿Has sido un afortunado en el amor?
Suertudo.
¿Cada canción de amor en tus discos representaba una conquista?
Algunas canciones son directamente biográficas.
¿Alguna vez una chica no te correspondió y creaste una canción donde si llegas a un final feliz?
Por ahí ha surgido una melodía muy bella que el rechazo me inspiró. Pero luego la he vendido para una obra de teatro. Si se fue, que se vaya también su canción.
Es una buena terapia
He tratado de factura y no llorar, ja, ja.
Me siento obligado a agradecerte por esta entrevista
Un gran abrazo por esta charla.