Sergio Romero, más conocido como ‘Chechito’, conoció el éxito a los 17 años, pero dice que, aunque algunos dicen que su éxito es pura suerte, él empezó desde abajo cargando parlantes y cajas de cerveza en los shows, por treinta soles. Hoy acaba de regresar de una exitosa gira por Europa y Estados Unidos y dice que no tiene límites.

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Nos fue muy bien. Todos los eventos estuvieron llenos, se siente el cariño del peruano y el extranjero; tanto como en Estados Unidos y Europa. Y ahora con mi propia orquesta”, dijo Chechito.

Es cierto que vas a lanzar nuevas colaboraciones...

Ya tenemos tres colaboraciones. Se viene otro feat más con Papillón, con Leslie Shaw y con Farik Grippa. Son chicha, cumbia, que es lo que más le gusta a la gente.

Chechito, ¿desde las cuántos años cantas?

Desde los 16 años, pero no pensé quedarme en la música, porque hasta ahorita sigo siendo empírico.

¿Veías la música como algo pasajero?

Es que con eso pagaba mis estudios, lo hacía por dinero. A la gente le gustó como cantaba y me llamaron de más lugares, seguía estudiando hasta que pasó el ‘boom’. Luego, empecé a viajar y tuve que dejar los estudios.

¿Terminaste la secundaria?

Sí, claro.

¿Tuviste fiesta de promoción?

No, yo terminé en el Covid.

Digamos que la música es tu primera chamba ...

No, en realidad he trabajado desde mucho antes. He sido mesero, pintor, carpintero, vidriero, juguero y le ayudaba a mi mamá que tenía un puesto en el mercado de la Colonial.

¿Has hecho de todo?

Nunca he sido quedado, siempre me ha gustado el dinero. He sido chamba por el dinero, ahora ya aprendí que el dinero no lo es todo, pero me ha permitido tener mi orquesta.

¿Qué te ha quitado la carrera, la fama?

Un chibolo de 18, 19 años quiere tonear, salir a jugar fútbol en la pista, estar con sus amigos, y yo no puedo. También compartía más con mi familia.

Tú eres de San Juan de Lurigancho, ¿creciste en un barrio picante?

Sí, sí era un poco picante, crecí en Huáscar. Es un poco movido, pero yo quiero a todo mi lindo público de San Juan de Lurigancho porque de ahí soy.

No caíste en las tentaciones, en las malas juntas...

No, lo bueno es que yo siempre he sido bien centrado en mis cosas. No te puedo decir que me han obligado a algo o me han dado algo, pero siempre he sabido tomar una buena decisión.

¿Se te ha subido la fama a la cabeza?

Una que otra vez, puede que un par de veces me podría haber dado mis aires de famoso.

¿Y quién te ‘aterriza’?

Mi familia, mi mánager, ellos son los que me tienen pisando tierra. Tiene que ser así porque un día estás arriba y otro abajo

¿Sigues viviendo en San Juan de Lurigancho?

Sí, y me quedo ahí porque es mi barrio, mi zona, me gusta y tampoco no quiero aparentar algo que no soy. En mi barrio me siento como en casa, ahí es donde nací y crecí y donde se desarrolló todo.

A los 16 cantabas en la orquesta de tu tío, ‘Los cómplices de la cumbia’.

Sí, recuerdo que cargaba los parlantes, enrollaba los cables.

Así empezaste...

Cargando cajas de cerveza, trasnochando, cantando 9 horas por 30 soles ja, ja ,ja.

Pagaste derecho de piso.

Así es. A mí me incomoda bastante que la gente piense que yo aparecí y que fue suerte, detrás hay mucho sacrificio.

En algún momento has querido dejar la música.

Ha habido muchas veces en las que yo me he sentido mal porque la gente piensa que todo es suerte. Yo he trabajado bastante, si fuera suerte no duraría tanto tiempo.

Todo te lo has ganado a pulso.

Yo sigo trabajando, enfocado. Este trabajo no es fácil, nadie me regaló nada, todo lo que tengo me ha costado noches sin dormir, a veces moría de hambre porque no hay tiempo ni para comer. Me ha costado alejarme de mi familia, es muy doloroso no estar en el cumpleaños de la persona que más quieres.

Pero, puedes decir que el sacrificio vale la pena cuando a tus padres les das ciertas comodidades.

Sí, eso es muy cierto y eso me da mucha tranquilidad. Poder darles a tus padres lo que yo pensé que lo haría a los 30, 40 años y hacerlo a los 19 años, decirle ‘esto es de ustedes’, es muy satisfactorio.

¿Qué te falta?

Este año he tenido altos y bajo y aquí estamos todavía. Y a cumplir lo que me propuse cuando empecé, pero no pensé hacerlo tan rápido.

Te refieres a tu orquesta.

También, pero ahora estoy trazando nuevas metas, nuevos propósitos porque no hay que ponerse límites.

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