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Morelia García: su historia, “Al Sexto Día” y cómo se fue de Iquitos para ser periodista, su sueño

Morelia García tiene 24 años dejó todo en Iquitos para llegar a la capital para estudiar una carrera que le permita estar orgullosa. No la tuvo fácil y en ‘Al Sexto Día’ halló su oportunidad de triunfar

¿Quién es realmente Morelia García? Cada fin de semana sus reportajes causan furor en el programa sabatino “Al Sexto Día”. Morelia García nació en Iquitos hace 24 años y desde hace algunos años se dedica al periodismo, pese a que aún sigue estudiando en la universidad. El camino de la ‘Wawita’, como se le conoce no ha sido fácil. Ella batalló mucho para llegar al lugar que hoy se encuentra.

Esta es la historia de una joven de provincia, que puede ser motivación para muchos estudiantes de periodismo que tiran la toalla ante las piedras en el camino. Trome la entrevistó y esto pudimos conocer de ella. ¡Empezamos!

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¿Desde hace cuánto tiempo ejerces el periodismo?

En el periodismo estoy desde los 17 años. Yo soy de Iquitos y me acuerdo que comencé en Amazonía TV, canal 35. Tenía una amiga que hacía un magazine periodístico por las tardes y yo, de curiosa, recuerdo que recién estaba entrando a la universidad, ingresé a su set porque quería conocer cómo era un canal. Entonces me hice amiga de la periodista y después me contrató como su modelo, pero yo no sabía ni modelar. Lo que yo quería era aprender a conducir y hablar en cámaras. No tenía claro cómo era el en las calles, hasta que empecé a hacer pequeñas notas y yo no sabía que eso era periodismo. Lo tomaba como un hobby y me di cuenta de que sí estaba haciendo periodismo. Así empezó todo.

Aún estudias periodismo, ¿cómo manejas tus horarios con el trabajo?

Es muy complicado, estudiar y trabajar al mismo tiempo. Pero dentro de todo me sirve bastante porque la universidad lo que te ayuda es en teoría y conocimiento, ¿no? Sin embargo, se me dificulta mucho. Yo los fines de semana trato de seguir mis cursos, creo que mis profesores ya me van a jalar la oreja, pero saben que estoy trabajando en mi carrera de Comunicaciones. Si tú eres perseverante, ganas y te das tiempo lo puedes lograr. Yo tuve que convalidar tres veces de las universidades porque justamente mi trabajo de ‘Al Sexto Día’ es de lunes a sábado. Mientras que a lo de ‘Karibeña’, que es una onda más divertida, conducción de cumbia, solo lo dedico una vez a la semana. No tengo mucho tiempo, pero trato de acomodarme para seguir con mis estudios porque para mí es muy importante poder acabarlo.

¿Cuánto te falta para poder acabarlo?

Me falta un año (se ríe).

¿El curso más complicado?

De Arte, con el profesor Zabala.

¿Por qué?

Es que quiere que te aprendas todos los nombres de los cuadros y los pintores. Yo no puedo, me olvido, te lo juro. Quiere que aprendas cada detalle de tal figura, ¿cuál es el nombre?, ¿cómo se dibuja la forma? Todo el tema de arte a mí me gusta, pero no soy buena para memorizarme los nombres de los artistas y pinturas. No sé por qué tengo que llevar ese curso.

¿Y el curso en que sacaste mayor nota?

Siempre me ha gustado el curso de Fotografía. Me gustaría ser en algún momento camarógrafa. Siento que, sin la necesidad de hablar, con una sola imagen tú puedes decir muchas cosas, con una bonita composición, tú puedes contar una historia. Yo estoy muy enamorada de los cursos audiovisuales, creo que es lo que más me llama la atención. Hay tomas que hablan por sí solas, con una sola toma dices mucho. En algún momento me gustaría desempeñarme en audiovisual.

Morelia García, reportera de 'Al sexto día', en el set del programa.

¿Cómo decides venir a Lima?

Es una larga historia. Lo que pasa es que en Iquitos ya había hecho varias cosas. Había empezado a hacer pequeños reportajes para mi amiga. De ahí me metí a hacer radio, no me pagaban, pero yo era feliz. Amaba estar ahí (risas). Después me metí a una revista a escribir y después tuve un programa de televisión ahí en Iquitos por la señal de Amazonia TV, que se llamaba Teen City. Yo misma convalidé con el canal para producirlo y conducirlo. Era un programa que le iba súper bien, un ángulo juvenil, con diferentes notas culturales, sociales y deportivas, pero enfocado a los adolescentes porque yo tenía 19 años y era mi onda. Pero económicamente ahí en Iquitos no me iba bien, lo que tú haces allá es buscar auspiciadores. Lamentablemente no es un mercado muy grande y los precios están muy malos porque te quieren pagar entre 100 a 200 soles mensuales por toda la publicidad que tú le puedes hacer en tu programa por todo el mes. Entonces, como yo he ayudado mucho a mi familia, mamá y sobrina, trataba de ver mil formas para tener sustento económico para pagarme la universidad y ayudar a mis padres. Te juro que me sentía con mucha impotencia porque ya no sabía qué hacer con mi carrera. Recuerda que en Iquitos es una de las ciudades que tiene cero conectividad porque no tenemos carretera hacia Lima. Dentro de todo estamos olvidados y no crece el tema de comunicaciones. Decidí venir a Lima de la nada y dejé todo en Iquitos para hacerme un futuro en la capital. Yo no conocía a nadie acá. Vine de frente a vivir a la casa de un tío, quien me recibió por unos meses, sin embargo, a los meses ya no quiso que viva con él. Así empezó todo.

Y los primeros meses, ¿Qué tan complicado fue adaptarte?

Fue muy complicado los primeros meses, pero a mí me ayudaba un poco el tema físico y empecé haciendo modelaje aquí en Lima. Me metí a una agencia de modelaje porque si no conoces a nadie tienes que unirte con algo que te lleve a donde tú quieres. Esta agencia nos hacía modelar una marca, pero más que modelar, lo que yo quería era tener contactos. Para mí eso era importante. De ahí me cachueleaba en las galerías de Centro de Lima y Gamarra, ya que me iba a animar con la gente ¿no? Me pagaban 50 soles por animar en las tiendas. Dentro de todo ese mundo he conocido gente de la televisión. Así es como yo llegó a la televisión.

¿Cuál fue tu primera experiencia en medios en Lima?

Yo primero ingreso a Willax. Mi primer trabajo como reportera fue en un programa que se llamaba “Play TV” vía Willax, que era un corte social. El programa era chévere, me gustaba mucho e igual era costo cero, pero yo sentía que tenía que aprender y practicar, no me importaba, me metía ahí, paralelamente seguía mi carrera. De ahí, se me abre la oportunidad para entrar a “Combinados”, que era un programa de Panamericana TV, pero estaba sin contrato, como prueba. Estuve dos meses de prueba y de ahí me llamaron a “Al Sexto Día”. Todo fue muy rápido, yo no lo podía creer y al principio como que no me sentía preparada. “Qué hago acá”: decía yo. Pero gracias a Dios fui aprendiendo con el paso de los años ¿no? Aunque yo sé que me falta un montón recorrer.

Periodista de 24 años dejó todo en Iquitos para llegar a la capital para estudiar una carrera que le permita estar orgullosa. Ha batallado con mil y una dificultades y en ‘Al Sexto Día’ halló su oportunidad de triunfar

¿ Y ahora cómo te sientes con el rol de reportera de “Al Sexto Día”?

Yo te juro que aprendí a enamorarme de mi trabajo. Al principio, cuando veía que era mucho trabajo, me cargaba porque quizás no sabía, era muy inmadura, tenía 20 años, hoy tengo 24 años, tampoco es que haya crecido tanto. Al principio me daba roche ver mis notas, pero al segundo año de estar en el programa comencé a ver mis notas y dije: “Pero mejor voy a ser yo misma, voy a aprender a amar este trabajo, porque siento que me gusta y no le estoy dando importancia”. Ahí empiezo a ser yo, porque antes no era yo. No quería hablar mi dejo porque sentía que me iban a rechazar. Yo sentía un poco de discriminación, no en el canal, sino en la calle. “Tan bonita y hablas como charapa”, te juro que tuve discriminación por mi acento en Lima, pero no me avergonzaba, me resbalaba los comentarios. Entonces, cuando yo comienzo a enamorarme de mi trabajo siento que esto para mí no es un trabajo sino una pasión que cuando salgo a la calle no me importa si regreso a las 2:00 a.m. o 3:00 a.m. y que tenga que pautear de madrugada y que al siguiente día tenga que editar. Lo que me importa es que mi nota salga bien y que a las finales alegres a la gente. Lo bueno de “Al Sexto Día” es que hacemos periodismo con entretenimiento. Pero siempre que llegue a la gente de una buena manera. Yo creo que la clave es enamorarse de su trabajo, he tenido que terminar con mi flaco por estar metida en el trabajo.

“CREO MUCHO EN EL AMOR, PERO SOY MUY MENTE ABIERTA”

¿Y por qué tomar esa radical decisión de acabar una relación?

Yo tuve dos amores en todo este tiempo. Y nunca me va bien en el amor. Nunca entienden mi horario. De repente puede que funcione con alguien que esté metido en comunicaciones. Pero si esa persona no está metida en medios, no va a entender tu chamba. Piensa que le estás esquivando. Muchas veces, a mi ex le decía para almorzar el fin de semana en determinado lugar. Llegaba ese día y no sé podía, A veces me olvidaba de decirle y pensaba otras cosas. Como no tenemos horarios, es muy complicado quedar con alguien. Ahora estoy soltera.

¿Y cómo te defines en el tema sentimental?

Soy muy cariñosa, pero no soy tan celosa. Soy mente abierta. Yo siento que podemos amar muchas veces y puede darse el caso que estés enamorado de alguien, pero paralelamente desees ha alguien. Yo creo mucho en el amor, pero soy muy mente abierta. No siempre doy todo de mí, trato de dar un pare

¿Amor a primera vista o tienen que ‘chambear’?

Deseo a primera vista (risas) o que de repente te guste. No creo en el amor a primera vista. Para enamorarme yo tengo mucho que admirar a esa persona, me tiene que deslumbrar, no porque tenga cosas o porque se vista bien o sea agraciado físicamente. A mí me deslumbra su trabajo, su personalidad y admirar su educación. Eso admiro mucho.

¿Y todo ese sacrificio se ve reflejado en tu éxito de hoy?

Yo estoy muy feliz porque la gente aceptó mi estilo. Yo tenía mucho miedo que no acepten mi dosis de locura para contar mis notas, pero me parece genial reaccione tan amable diciendo: “Ñañita me has alegrado mi día con tal nota”. Pero no solamente busco que estén alegres, sino que aprenda con la información que di. Me parece bien chévere que la gente lo tomé de buena manera.

¿Quién fue el jefe más exigente?

Eduardo Posada.

¿Por qué?

Porque cuando no llevabas los temas que él quería como que se ponía furioso. Típico comportamiento de un productor. Recuerdo que tenías que llevarle entre siete a ocho temas mínimo y bien sustentado. Las reuniones la hacíamos los lunes y yo entraba nerviosa porque no sabía como sustentaba mis temas, mis compañeros entraban todos tranquilos y sustentaban bien sus temas, en cambio yo, por más preparada que estaba me daba miedo y él lo notaba. Eso era peor, pero ahora llevo cuatro y le vamos dando vuelta al ángulo con Stephany Bravo, quien es mi jefa y fue reportera e incluso también compañera. Entonces, hay más confianza.

MORELIA GARCÍA: “ENAMÓRATE DE TU TRABAJO”

¿Cuál fue tu locura periodística?

He hecho varias. Yo le tengo mucho miedo a la altura. Hace dos años, en una nota de deportes extremos, me tiré desde una altura de 80 metros en la Costa Verde. Eso fue lo más loco que he hecho en periodismo. Hace dos años, me metí a una manifestación y la adrenalina que se sentía estar ahí... mi mamá me decía: “Ay, hijita, cómo te vas a meter en eso, te puede pasar algo”. En Huánuco, “Las guerras de las naranjas” fui la única que ha chupado un montón de naranjas porque te tiran naranjazos. También estaba y él me decía: “Flaca, cómo te vas a meter”. Yo me metí al medio e incluso me rompieron la nariz y tuve que ir al médico. Me dio miedo, pero lo disfrute tanto por el periodismo.

¿Qué es la fama?

La fama es el cariño de la gente. No me siento famosa, pero a mi me alegra que la gente reconozca el esfuerzo de tu trabajo y te pide una foto. Yo siento que no me lo piden por Morelia sino por la nota que hice y le marcó. Para mí una nota es como un hijo.

¿El mejor consejo profesional que darías?

Enamorarte de tu trabajo. Yo creo que si te enamoras de tu trabajo, reniegas menos y aportas más. Vas a ir creciendo de a pocos y el éxito en algún momento te va ha acompañar.

¿Qué hiciste con tu primer sueldo?

Cuando me pagaron por primera vez en “Al Sexto Día” empecé con un sueldo junior como todos. Pero me sentí tan bien, porque no pensaba recibir un sueldo así. En Iquitos mi sueldo era muy bajo porque a pesar de que hacía muchos esfuerzos, ni siquiera podía conseguir ese sueldo allá. Recuerdo que envíe1000 soles a mi mamá y con el resto me mudé porque mi tío ya me estaba botando de la casa, porque yo llegaba tarde y era un anciano. Me alquilé mi cuarto y me compré un colchón.

¿Dónde vivías con tu tío?

En Surco. Yo he tratado de ‘cachulearme’ de mil formas cuando vine a Lima. Yo vine a la capital con la ayuda de mi tío. Él fue juez hace muchos años. Cuando yo le digo a mi mamá que me voy a ir a Lima, mi madre me sugiere: “Hija, por qué no te vas con el tío Miranda que vive solo en su casa y de paso lo acompañas”. Mi tío era bien renegón (se ríe) y cuando me fui a vivir con él, recuerdo que me decía: “Hijita, yo te voy a apoyar si es que terminas tus estudios acá, pero no trabajes”. Esa fue su condición. Entonces, él me ayudaba con la mitad de la pensión y yo pagaba la otra mitad trabajando, pero mentían diciendo que mi mamá me ayudaba.

¿Y qué pasó?

Cuando él se dio cuenta de que empecé a trabajar, de repente los tíos tienen mucho miedo de que te pase algo. Mi tío era muy nervioso y se asustaba cuando llegaba tarde. Entonces, cuando él vio que yo empezaba a salir en la televisión, me empezó a decir que mejor ya no me quede en su casa. Entonces me dijo: “Con tu sueldo que tienes ya puedes alquilarte una casa”. Recuerdo, que dos veces he tenido que dormir en la calle porque como mi tío era viejito, él no me ha oído cuando yo llegaba tarde y no me habría la parte. Tuve que dormir en el parque Kennedy y dando vueltas hasta que sea temprano para poder entrar a la casa de mi tío. Era una situación muy incómoda tanto para él como a mí.

Entonces, ¿qué hiciste?

Decidí salirme y alquilé un cuarto bien barato frente al canal. Eso fue lo que invertí mi primer sueldo.

Entonces, ¿Valoras todo lo que pasaste para llegar dónde estás?

Agradezco mucho a Dios que no me haya pasado nada malo. Tenía para que me pasen muchas cosas. Valoro cada esfuerzo y trato de disfrutar lo que tengo. Me gusta darme mis gustitos de a pocos, pero si uno va valorando el esfuerzo . Yo empecé de cero.

¿Reportear o conducir?

Mira, me gusta reportear y producir. No muero por ser conductora. Me veo en algún momento sí en la conducción. En Karibeña me divierte, más que una pasión. Para mí hacer reportaje es mi pasión. Me gustaría dedicarme a hacer contenido.

¿Cómo ha sido hacer periodismo en pandemia?

Para todos ha sido nuevo. Siempre hay ese temor de contagiarse, pero al mismo tiempo hay motivación porque necesitas que la gente esté informada. El periodismo es labor social porque las notas que han dado vuelta en “Al Sexto Día” son los temas sociales. Yo lo tomé como un reto más y con un grano de solidaridad, con un poco de miedo y nervios, pero al final salimos a la calle y haciendo las notas que tanto a la gente le gusta.

¿Qué tal la experiencia de amor y fuego?

Fue una experiencia muy linda. El ambiente laboral es chévere, Renzo Madrid es una de las personas que quiero mucho, Él fue productor de “Al Sexto Día” y me jaló para allá, pero no me sentía en mi ambiente, yo me acuerdo que me jalaron para hacer notas de color, pero por la coyuntura no se podía hacer. Entonces, me mandaban a hacer ampays. notas de farándula, aprendí a hacerlo. Sin embargo, llegó un momento en el cual dije que a mí me gustaría centrarme en una sola cosa. Para hacer ese tipo de notas tienes que incomodar mucho al artista con tus preguntas, pero eso es el periodismo, de hacer preguntas incomodas, no siempre es un ambiente de paz. El ritmo de un periodista de farándula es de lunes a domingo y no me daba tiempo para mi trabajo de Karibeña. Y tras eso, hablé con Renzo agradeciéndole la oportunidad y él entendió. De ahí, me jalaron a “Crónicas de Impacto”, un programa sabatino con una duración de nota aproximadamente 7 minutos y ahí estuve hasta que me llamaron de mi casa “Al Sexto Día”. Tras hacerme una buen propuesta regresé y acá estoy.

Esta nueva etapa de “Al Sexto día”, ¿cómo la describes?

He venido con nuevas propuestas, con ganas de hacer nuevas cosas. Lo bueno que Stephany Bravo, la productora concuerda con algunas ideas mías. Las dos coordinamos para que el producto salga bueno. He cambiado en muchas cosas. Yo antes no tenía una agenda para apuntar, todo se quedaba en mi mente y me olvidaba. Pero ahora tengo una agenda y apunto todo. Yo sola hago la producción de mis notas, coordino y me gusta más. Me gusta que el trabajo sea mío y siento que formó mi ‘hijito’.

Morelia García: su historia, lo que significa “Al Sexto Día” y todo lo que dejó en Iquitos para cumplir su sueño de ser periodista

¿Qué género musical te gusta?

A mí me gusta la ‘chicha’. En Karibeña aprendí a amar la cumbia. La salsa no me gusta mucho porque soy de la selva. Me gusta el rock y últimamente me gusta reguetón. Yo trato de imitar a las bailarinas (se ríe). Si se trata de bailar, estás hablando con ‘Cantinflas’. En coreografías me pierdo, cumbia sí bailo porque lo hacía desde pequeña.

¿Cuáles son tus cantantes preferidos?

Me gusta Vanesa Martín, Lady Gaga y de ahí oigo reguetón para ponerle onda a mi caminar.

¿A qué periodistas admiras?

Admiro a Giovanna Díaz, para mí es una de las capas en periodismo. Ella estuvo en Punto Final con Nicolás Lúcar. Ahora trabaja en Exitosa. Me gusta mucho el estilo de su locución, es como si te susurra al oído cuando ella cuenta algún reportaje o crónica. He tratado de hacerlo parecido cuando estuve en “Crónicas de Impacto”. Ella se hizo mi amiga, le pedí tips para mis locuciones y me ayudó. Para el “Al Sexto Día” me piden que mis locuciones sean más lúdicas, divertidas y rápidas. Yo admiro el periodismo que hace Giovanna Díaz.

Nombra un defecto tuyo.

Soy un poco distraída. Puedo estar armando mi nota a las 3:00 a.m., termino de pautear algo y pasa una mosca y me distraigo. Por eso, me demoro... si no, lo haría más rápido.

¿Cuál sería tu mejor virtud?

Soy muy perseverante y veo el lado positivo de las cosas.

¿Qué opinas que más personas de tu región vengan a triunfar a Lima?

Te juro que me encanta. , un jovencito de 20 años y que justamente por su humildad está conquistando a muchas personas. Me encanta que por ese personaje estén conociendo un poco de nuestra cultura, nuestra forma de ser, nuestra forma de pensar. Al igual que el ingeniero bailarín, quien ha sido mi vecino.

En serio, ¿cuéntanos eso?

Él vive al frente de mi casa en Iquitos. Yo recuerdo que cuando tenía 6 años, él era un joven y crecimos juntos. Verlo en la capital, me parece increíble cumpliendo sus sueños. A él siempre le gustó la cámara y siempre fue una persona extrovertida (se ríe).

¿Y te has vuelto a ver con ‘El ingeniero bailarín’?

Hace dos semanas le hice un reportaje y a la “Uchulu” hace unos meses le hicieron una nota. Queríamos volver a entrevistarla, pero como entró a canal 4 ya no se pudo.

¿Cómo defines el estilo de tus notas?

Me encanta poner a la gente como personajes principales. Siento que yo no soy el personaje y le meto mucha información. Busco entretenimiento con información.

¿Qué anhelas conseguir en el futuro?

Me gustaría tener una productora que realicé contenido para diferentes medios y conducir algún programa.

¿Piensas traer a tus padres para vivir en Lima?

A mi papá le gusta mucho la selva, mi papá es hombre de campo (agricultor) y mi mamá es profesora de zona rural y ellos son muy amantes de la naturaleza. Le gusta Lima porque estoy yo, pero si no estuviera no se acostumbraría por el bullicio.

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