Para hacer lo que ella hace, creo que no basta con actuar bien, también hay que tener un poco de locura, algo de rebeldía y el barrio en su interior. Patricia Barreto, la protagonista de ese boom televisivo en que se ha convertido ‘Maricucha’, ha crecido entre palomillas, juegos en la pista y la sonrisa metida en medio de todo.
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Hoy, la actriz a la que más selfies le solicitan se aleja de las cámaras y las luces, para contar cómo forjó ese espíritu que traspasa las pantallas todas las noches. Parafraseando con su frase más utilizada, verás quién es la que te mira y escucha.
Pequeñita, enana, chata.
Lo confirmo absolutamente: No hay chato sonso.
Lo bueno viene en frasco pequeño.
Somos bravos. Nos hacemos notar.
Siempre digo: ‘Todo lo que tú ves como defecto, yo lo utilizo a mi favor’.
Nunca he deseado ser alta. No necesito el tamaño para realizar lo que anhelo.
Crecí en ‘Bancarios’, en la urbanización Pando, frente a la Universidad Católica, en el Block K.
A los 15 años he jugado fútbol, carnavales.
Solo queda ocultarse y correr, porque no solo agua te tiraban.
Tío.
Te muestra muchas cosas de la vida y la realidad. No solo te quedas con la burbuja del colegio o la familia.
Tiene un poco de mí, de amigas, también de mi madre.
Lo bondadosa y dispuesta para servir a los demás.
Soy amorosa con mis compañeros, los abrazo, beso.
Tengo carácter fuerte, exploto.
La injusticia, que no se respete mi voz.
También, pero siento que se está erradicando cada vez más.
En libertad, autonomía e independencia.
Que el hombre gane más que la mujer.
No era consciente de lo que estaba pasando, pero el otro día en la playa todos me pidieron tomar fotos. La vez pasada, en un restaurante, todo el local me pidió selfies.
Me quieren y no me conocen, qué más puedo pedir, es un amor incondicional.
Soy un canal que transmite ‘Maricucha’.
Estos son momentos, etapas, que comienzan y acaban. La gente no se va a acordar.
Vivimos como cualquier independiente de este país, que tiene un trabajo temporal.
Adelante.
Es importante que me guste y lo otro es irrelevante.
Sí y de rechupete arroz chaufa, trigo, lentejitas.
No. Tiene que ser con la confianza, la escucha y el amor.
Eso es complacer y se acaba.
Si me tratan de conquistar, si no me hablan de mi trabajo, tal vez lo podrían lograr.
Estarían idealizándome y soy de lo más sencilla y normal.
Bailo salsa y rompo zapatos, ja, ja.
Otro para ustedes y contenta por la buena onda.
Fin de la charla y me deja la sensación de que su éxito pasa por no creerse más que nadie. Como afirmó el genial Ernesto Sábato: ‘Para ser humilde, se necesita grandeza’.
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