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Kiko Ledgard siempre simpático y ocurrente, con un estilo único y espontaneo. 22 de noviembre de 1987. Foto: GEC Archivo Histórico
Kiko Ledgard tuvo diferentes trabajos y ocupaciones antes de ingresar a la televisión: fue empleado en British Airways, posteriormente laboró en una agencia de publicidad, también fue campeón de boxeo en la la época de los años 40 con el sobrenombre de Rodolfo Jiménez (en realidad, su segundo nombre y su segundo apellido).
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Kiko presentando a las modelos del programa. 18 de noviembre de 1966. Foto: GEC Archivo Histórico
Kiko Ledgard más que un conductor televisivo, era un personaje; era capaz de colgarse del techo, hacer piruetas, y siempre llevaba varios relojes y medias de diferente color, lo que lo convertían en un tipo de personalidad inédita en la televisión . El presentador ya no era un común busto parlante, sino un amigo encantador.
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Kiko Ledgard mostrando souvenirs. 15 de junio de 1968. Foto: GEC Archivo Histórico
Desafortunadamente un hecho dramático oscureció la fama de Kiko, y se dio cuando su suegra fue secuestrada en Madrid por un amigo de la familia que exigió un rescate y finalmente la asesinó. Pero quizás la mayor desgracia le llegaría en mayo de 1981. Un episodio que no acabó con su vida, pero sí con su carrera profesional.
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Kiko Ledgard y Tulio Loza. 17 de setiembre de 1977. Foto: GEC Archivo Histórico
En aquella época con 62 años, había regresado a Lima con varios proyectos televisivos que iban a implicar su regreso triunfal a la televisión peruana, tras convertirse en el presentador exitoso en España. En una conferencia con los medios de prensa realizada en el Hotel Country Club, el presentador recurrió a sus habituales piruetas delante de los fotógrafos: el equilibrismo. Delante de las cámaras, mientras jugaba con uno de los periodistas presentes, se subió a la baranda de la terraza del hotel, a los pocos segundos perdió el equilibrio y cayó al vacío.
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Kiko Ledgard conduciendo su programa concurso. 21 de marzo de 1980. Foto: GEC Archivo Histórico
Ledgard cayó tres pisos hacia la calle y sufrió un fuerte traumatismo craneal que hizo sospechar una fatalidad. Más adelante sería capaz de recordar el episodio en una entrevista en 1991: “Durante tres meses no reconocí a nadie, ni siquiera a mi mujer”. Kiko no volvió a presentar ningún programa, si bien hizo presentaciones en varios espacios y festivales. “Yo creo que podía haber vuelto a trabajar, pero no todo el mundo lo cree”, confesó en la misma entrevista.
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Kiko Ledgard, Humberto Martínez Morosini y Johnny López. Foto: GEC Archivo Histórico
En todo caso, supuso el fin de su carrera televisiva. La siguiente ocasión en la que Kiko volvió a ocupar portadas en los medios de prensa fue cuando un nuevo problema cardíaco lo hizo abrazar la muerte, el 23 de octubre de 1995 en Madrid.
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Kiko durante la entrevista con Jaime Bayly en el programa “Que hay de nuevo”. 10 de marzo de 1992. Foto: GEC Archivo Histórico
Sus cenizas fueron esparcidas por los terrenos del Don Kikote de La Mancha (terreno de propiedad de Ledgard), o lo que quedaba de él. Como cierre para una vida consagrada al espectáculo y de tintes melodramáticos, no podía ser más perfecto: solemne, sí, pero a la vez extrañamente gracioso. Kiko Ledgard siempre fue una persona amable, alegre y juguetona. Dueño de una fina ironía que mezclaba con modales de presentador formal, su estilo espontáneo