Por: Lady Gamarra
Los actores Karina Jordán y Diego Seyfarth son un claro ejemplo de que el amor cruza todas las fronteras, pues ambos iniciaron una relación a inicios del 2016, año en el cual el actor renunció a la vida que tenía en Alemania para venir a Lima y empezar una nueva historia junto a la actriz. Actualmente tienen cuatro años de relación amorosa, conviven desde el primer mes y aseguran que no son una pareja ‘tóxica’.
¿Cómo fue el ‘flechazo’ entre ambos?
Diego: Voy a deshacer el mito que todavía existe y el cual dice que nosotros nos enamoramos en ‘VBQ’. No es verdad, nosotros nos conocimos en el 2013. Cuando hice una de mis últimas visitas antes de decidir venir a Perú, nos volvimos muy amigos en ese momento, íbamos a juerguear y había una atracción. Me fui a Alemania y nos empezamos a extrañar, hasta que dijimos: ‘Ya… ¿cómo es?’. Cuando tomas una decisión correcta el universo se encarga de acomodar todas las fichas y eso fue lo que pasó. Decidí intentarlo con Karina, cruzar el ‘charco’ y dejar la vida que tenía allá.
Ambos actúan en ‘Te volveré a encontrar’, donde encarnan a ‘Elena’ y ‘Matías’. ¿Qué les parece el éxito que está alcanzando la novela?
Karina: Estamos contentos, al igual que nuestros compañeros. Es una novela diferente, además tiene un valor especial porque hacemos de pareja.
Son pareja en la vida real y debe ser fácil serlo también en la ficción…
K: Para algunas cosas es más fácil; por ejemplo, para que te crean los besos y la pasión que se transmite.
D: Sobre todo al dejarse llevar por la pasión porque cuando estás con una persona que no es tu pareja, tienes que ser bien cuidadoso y falsear ciertas cosas. Hay complicidad, ha sido un reto muy bonito, pero no es fácil.
¿Qué pasaría si uno de ustedes tiene que hacer escenas de besos con otro actor o actriz? ¿Hay celos?
K: Ya nos ha tocado vernos en escenas de besos e incluso en la misma novela porque tengo una relación con ‘Máximo’ (Sergio Paris). Para Diego fue difícil estar en las escenas, pero Sergio es nuestro amigo y nos hacía sentir súper cómodos.
Karina, ¿también ves las escenas de besos de Diego?
Yo soy más celosa, Diego lo toma mucho mejor, pero yo lo veo solo una vez (la escena de beso) porque no me gusta mucho torturarme. No soy masoquista (risas).
¿Es complicado sobrellevar la convivencia en esta cuarentena?
D: Ambos tenemos varios proyectos. Karina está involucrada en un par de obras y ha renovado sus clases de actuación. Yo soy docente de artes escénicas desde marzo, así que estoy bien metido en la preparación de mis clases. Tengo mi espacio y a ella le dejo la sala para que tenga mejor conexión.
¿Quién cocina más rico?
K: Tengo que admitir que Diego cocina mejor que yo y me da ‘pica’ porque todo lo que prepara le sale riquísimo. Él me ayuda un montón porque ha vivido 14 años solo en Alemania y la gente allá está acostumbrada a hacer sus cosas.
D: Es muy picona, pero reconoce que cocino mejor.
¿El mayor defecto de cada uno?
K: Es súper desordenado y yo demasiado ordenada. Ahí chocamos, todas las peleas son porque Diego no limpió tal cosa. Soy muy obsesiva con la limpieza y me desespero.
D: Su obsesión (por la limpieza) es más fuerte que ella, pero lo bonito es que ambos cedemos. Ella cede al adaptarse a mi ritmo, al igual que yo y llegamos a un punto medio.
¿Tienen carácter fuerte?
K: Los dos. Nuestros signos son sagitario y somos fuego. Tenemos carácter bien fuerte y cuando chocamos, chocamos.
Pero me imagino que alguien tiene que dar su brazo a torcer primero…
K: Diego lo hace, es más humilde en ese sentido. Yo soy más orgullosa y terca. Soy arequipeña, tengo una genética mezclada y un árbol genealógico bien bravo.
D: La ‘nevada’ (molestia) le dura toda la noche.
Van a cumplir cuatro años de relación...¿Algún secreto para que no se apague la ‘llama del amor’?
K: Creo que no hay secretos, simplemente la persona se conecta contigo, encajan y fluyen. Todos los días se tiene que renovar el compromiso, no nos hemos hecho daño, no somos ‘tóxicos’ el uno con el otro. También hacemos terapia, pero no porque estuviéramos en crisis, sino porque Diego decidió venir a Lima y estaba dejando toda una vida en Alemania.
D: La terapia es un hábito que la gente debe empezar a tener. Hacemos terapia, pero no porque algo no marche bien.
¿Se celan o cada quien tiene libertad para salir con su grupo de amigos?
K: Conozco a sus amigos y amigas, al igual que él a los míos. Nos cuidamos mucho y no estamos para generar una inseguridad tonta. Diego salía a juerguear solo con sus amigos y yo con mis amigas... estamos en otra etapa de nuestras vidas, tenemos 34 y 35 años. Ya no somos tan discotequeros, la gente va a la discoteca de ‘cacería’. Hemos ido, pero somos más de reuniones, ya somos tíos, pues. Nos gusta la parrilla y vinos, eso es más nuestra onda de vida.
D: Disfrutamos más de las reuniones y de los momentos cuando estamos juntos. Nos divertimos mucho, nos gusta viajar y somos ‘chocheras’.
Tenían planeado casarse el 28 de marzo, pero se vieron en la obligación de cancelar la boda por la pandemia. ¿Hay posible fecha para el ‘matri’?
K: No hemos visto posible fecha porque hay mucha incertidumbre, nos íbamos a casar el 28 de marzo, así que nos gustaría aplazarlo un año y que sea la misma fecha en el 2021. Nadie sabe lo que pasará, al menos hasta que se dé una vacuna o tratamiento.
¿Hay planes de ampliar la familia?
K: Queríamos casarnos este año y tomarnos un par más para encargar, pero no sé si esos planes se vayan a mover. Obviamente que queremos formar una familia.
D: Nos encantaría, pero no hemos hecho ningún plan.
¿Se quedarán en el Perú o se irán a vivir al extranjero?
K: Tenemos pensado quedarnos en Perú, tengo que terminar de grabar (‘Princesas’) y Diego ha empezado a enseñar en la universidad.
D: Estoy postulando para hacer un doctorado en Ciencias de la Educación, me gustaría bastante innovar en el sistema educativo. Si más adelante me sale un papel grande para una película o serie en Netflix, me la llevo hasta el tiempo que dure el rodaje.