Son cerca de las dos de la tarde y suena mi celular. La operadora dice: Tiene una llamada del penal de Lurigancho, no cuelgue. Unos segundos después escucho la voz de John Kelvin, quien por el ‘azulito’ (cabina telefónica del penal) me saluda. Es la primera vez que el cantante, en los casi cuatro meses que lleva recluido habla con un medio de comunicación para contarnos su ‘nueva historia’ reconociendo que antes su corazón estuvo oscuro, que cometió muchos errores y vive una etapa de resilencia emprendiendo su negocio de billeteras con su propia marca ‘JK made in Luri’, que diseña con sus compañeros del pabellón C.
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Hola, gracias por la oportunidad de poder expresarme. Estoy en una etapa de resilencia, pues a pesar de no estar en un lugar indicado tengo que salir adelante. Comencé este emprendimiento, que he llamado ‘Moda en manos resilientes’, con las líneas ‘black and white’ y ‘golden black’ que son billeteras con la marca ‘JK made in Luri’, porque con mis compañeros Yayefa Bocanegra, en el taller de Núñez, con Miguelito y Álex, empezamos a hacer los diseños y ahorita somos un equipo de 10 personas que también estamos capacitando a otros. Las personas que adquieran estos productos van a ayudarnos a tener más trabajo para solventar nuestros gastos aquí y los de nuestras familias afuera...Agradezco al INPE por el apoyo y espero que otras personas se sumen a esta iniciativa para implementar más máquinas, una computadora moderna para hacer los diseños. Desde que llegué hice talleres de guitarra, canto y pintura, también participé en un campeonato de hip hop. Aunque estoy en un lugar que desearía que nadie pueda pisar, les digo que siempre busquen la manera de salir adelante.
En el pabellón industrial. Aquí nadie mira a nadie, todo el mundo se enfoca en salir adelante por su familia. Convivo con 200 internos, pero mi convivencia cercana es en una cuadra con 15 personas. Acá hay tres cosas que se tienen que respetar, la ‘paila’, la visita y el sueño. Además, tener empatía con el compañero.
Justo eso te iba decir con una ‘jerga canera’, para que no me dé la ‘pensalona’. Tampoco te voy a mentir, cuando llegué no quería hablar con muchas personas, solo me comunicaba con mi familia, mi madre, extraño mucho a mis hijos, pero sé que Dios me trajo aquí con un propósito.
Siempre he sido una persona alegre, un chico de barrio, tengo 35 años, pero sí hubo una etapa antes de la pandemia, que nos afectó a todos, pero que en mí hizo que me deprimiera más y más.
Cuando estaba afuera, como dicen aquí, estaba un poco ‘ñofi’ (ciego). Créeme que al venir aquí mis emociones empezaron a fluir, mi cerebrito empezó a reconectarse, comenzó a cambiar mi chip y ahora mi chip está como siempre lo tuve que tener.
Fue muy duro, por mi mente pasaron muchas cosas (se le quiebra la voz). Aquí la ‘cuenta’ es a las 5:30 de la mañana y cuando escuché mi nombre me sentí avergonzado. Lloraba todos los días, aún lloro, pesaba 74 kilos y bajé a 69. No quiero entrar mucho en detalles, en su momento lo leerán en el libro que estoy escribiendo y ya tiene 100 páginas.
Sí, me escribió unas palabras inspiradoras contándome lo que ella pasó y me dio muchas fuerzas. También me dijo que cuando estemos afuera vamos a cantar juntos.
Acá decían: John Kelvin no come ‘paila’ y se dieron cuenta de que sí, cuatro veces por semana me sirvo de ella. Aquí los domingos sale la sopa de patita de pollo, la gente no la toma y yo hago ‘doblete’ (repite) porque me encanta y otro día ‘achoro la paila’ (le pone algo más). Aquí la gastronomía es muy buena, los viernes sale un pollo a la brasa del pabellón 9 que es espectacular y en el ‘mercadito’ te preparan un cebiche y un trío marino... ¡ufff!
Está al otro lado de donde me encuentro, pero cuando he salido mis compañeros me tratan con respeto y dicen: ¡Hey, John Kelvin!, ‘alarako’ (amigo), y otros se me han acercado para contarme que iban a mis conciertos y querían tomarse una foto conmigo en El Huaralino, pero no podían y ahora que estamos frente a frente tampoco podemos hacernos la foto...
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Sí, tengo ya diez temas y el primero se titula ‘Salsicumbia canera’, que he compuesto con las jergas que usamos aquí, también leo mucho.
De Paulo Coelho. En las billeteras, quien las compre, cuando las abra, encontrará dichos como: ‘No pienses que el mundo anda mal, no olvides que en ese mundo también estás tú’; ‘Vengarse es igualarse al enemigo, perdonar ser superior a él’; ‘Quieres ser feliz un instante, véngate, quieres ser feliz siempre, perdona’.
Sí, me he perdonado. Siempre he creído en Jesús ahora estoy haciendo lo que Dios quiere, me estoy humillando ante Él, estar aquí ya casi cuatro meses hizo que me reencontrará conmigo mismo, porque mi corazón estaba tan oscuro, triste, mis pensamientos y emociones eran muy confusas.
Confío en la ley de mi país y en el poder de Dios, mi caso está en investigación y no puedo hablar del tema. Sé que saldré con el corazón sano y más fuerte que nunca.
Es que no te hablo de mi etapa final, te hablo de los errores que he cometido en el transcurso de mi vida. Esto que vivo me pudo pasar hace 10 años, 5 años o más adelante porque estaba ciego, soy artista, pero también un ser humano.
Tengo seis hermosos hijos y tengo comunicación con los mayores de mi primer compromiso, también con los pequeñines, de mi segundo compromiso, con ellos hablo por medio del teléfono de mi madre y mi comadre Doris.
Sí, fue muy triste, ese día mis tres pequeñines me cantaron el ‘Happy birthday’ y el corazón se me comprimió, lloré muchísimo fueron lágrimas de sangre. Ellos me decían: ‘¿Papi, por qué no vienes a vernos?, ¿sigues en Japón?, ¿tu teléfono está malogrado?, ¿por qué no haces videollamada?, ¿no hay avión para que regreses?’. Fue durísimo, pero mis compañeros me levantaron el ánimo con un campeonato de fulbito entre cuadras, con su copita ‘JK’, hicimos un compartir con su parrillita y la riquísima torta que mi mamá me mandó.
Creo en Dios y sé que está conmigo, pero cada dos domingos me reúno con grupo aquí, me ha hecho un persona más fuerte y me siento feliz de haber logrado este emprendimiento dentro de un penal. Mucha gente puede decir qué vas aprender en un penal y créanme que en todo lugar siempre hay algo que aprender así sea en el inframundo donde puedas estar.
Todos tenemos el derecho al perdón y a sanar nuestro corazón. Para mí mujeres y hombres merecen respeto, mi corazón no guarda rencor ni odio a nadie.
Muchos creen que llevar terapia psicológica es porque estás loco, pero no, es increíble porque vas aprendiendo y conociendo tus motivaciones.
Agradecer a las personas que me escribieron mensajes, artistas y no artistas, amigos que están conmigo hasta el día de hoy y también a los que se alejaron. Les pido a los artistas, amigos, futbolistas, empresarios, su apoyo con este emprendimiento y en verano pienso sacar mi línea de polos. Los pedidos los pueden hacer a través de mis redes sociales que están con mi nombre en Facebook e Instagram, y a los teléfonos de mi compadre: 997-092106 / 998-372421. ¡Llamen ya!
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