¿Le molesta a Daniel Habif que lo llamen el ‘Ricardo Arjona’ de la motivación? El gran conferencista mexicano ríe antes de responderle a trome.pe. Tiene en Instagram 8 millones de seguidores, en Facebook sobrepasa los 10 millones. En YouTube ha alcanzado la cifra de 3 millones de suscriptores. Es un fenómeno por donde se le mire.
Lleva un mensaje de empoderamiento, de resiliencia, de constancia. Habla de Dios y de sus pruebas. De las pruebas divinas y cómo sortearlas. Habla del amor. De las decepciones amorosas y cómo enfrentarlas. Del duelo y la depresión. No cambia vidas, dice. Sino ayuda a la gente a encontrar nuevas ‘rutas’ para avanzar.
En sus publicaciones en redes sociales, sus fans le comentan frases como ‘tus palabras me cambiaron la vida’, “gracias, ahora soy otra persona”. Pero también tiene detractores, como aquellos que lo tildan de ‘charlatán’, de vender un ‘positivismo tóxico’. Como sea, nadie puede negar su éxito y su influencia a gran parte de la comunidad latina.
Hoy Daniel Habif brindará una conferencia magistral en Lima. Llega con su tour ‘Ruge’ al Plaza Arena del Jockey Plaza. Las entradas están a la venta en Joinnus. Antes de su show habló con nosotros. Empecemos:
Daniel, dicen que escucharte le cambia la vida a uno, ¿es cierto?
¡Caramba! No sabría decírtelo del todo, pero bueno, más allá de cambiar vidas, se hace más amplio el horizonte, el horizonte crece. Por lo menos considero que la gente puede encontrar nuevas rutas para avanzar en la vida, de una forma más estimulante, más positiva.
Te presentan como conferencista, coach, motivador, escritor, youtuber, ¿pero a ti cómo te gusta que te reconozcan?
No soy tan fan de las etiquetas. Yo creo que las etiquetas a veces me aprietan. Hasta mi propia piel me aprieta a veces. Siento que las etiquetas pueden ser extraordinariamente reductivas. Soy un servidor, querido. Soy un servidor que trata de aportar, aunque sea de manera diminuta cierto bienestar a la sociedad. Me dedico más a los primeros auxilios del alma que a cualquier otra cosa, que utilizo los talentos y virtudes que se me han otorgado desde lo eterno en beneficio de todo aquello que me rodea, pero si quisieras colocarme un oficio, probablemente sería el de autor.
“los primeros auxilios del alma”, ¿de qué están mal las almas?
Uy, querido. Pues si lo queremos ver desde los números, podría hablarte del suicidio, que es la segunda causa de muerte a nivel mundial entre jóvenes de 19 y 27 o 29 años. Todos adolecemos de grietas. A todos nos llega ese momento de ser o no ser.
¿Y todos los dolores se pueden curar?
Eh, yo no sé si todos los dolores se puedan curar porque hay dolores que no se pueden descifrar ni describir. De hecho, no hay eufemismos para catalogar del todo los dolores. Primero, porque tú ni yo vivimos el dolor de una forma similar. Lo que sí podemos hacer es que el dolor nos atraviese y nos regale su mentoría, su perla. O sea, que el dolor es una herramienta de construcción, no de destrucción. No creo que haya cosas hermosas sin dolor, sin romantizar del todo el dolor. Eh, hay dolores que te acompañan, pero aprendes a navegar la vida con ellos. No sé si sufrir con orgullo, pero aprendemos a convivir con ellos, a utilizarlos a nuestro favor.
No sé si el problema sea el dolor, a lo mejor el más grave problema es nuestra resistencia a sufrir. De hecho, la tristeza o la soledad y todas estas emociones que puedan ser brutalmente contaminantes y no tan placenteras, son espacios extraordinarios para la expansión del individuo.
¿Esos sentimientos que nos afligen, que creemos que nos hace daño, pueden ser beneficios también, de cierta forma?
Sí, totalmente, querido. La soledad no te cambia, te dice quién eres. Pero el problema es enamorarte de la soledad. Si te enamoras de la soledad y luego no sabes estar con nadie y eso te lleva a la autosuficiencia, luego a la desolación. Te encastilla. Te mete detrás de un muro en donde dejas de convivir y te empuja a olvidar que el ser humano es un animal gregario, que necesita de contacto, de conexión física, de vincularte con otras personas.
Mucha gente en redes sociales dice que les cambiaste la vida, que después de una conferencia tuya, no son los mismos. ¿Cuál es la responsabilidad que conlleva esto?
Yo creo que la misma responsabilidad que tiene un buen amigo. Un buen amigo que te acompaña mientras estás sanando, un buen amigo que se queda en silencio contigo mientras estás llorando, y ese silencio no es incómodo. Yo no me considero ni maestro, ni coach, ni gurú, ni nada de eso. Esas son etiquetas que acompaña el estigma de lo que hago, pero soy alguien que utiliza las redes sociales para estimular a la sociedad de forma positiva.
Hay una responsabilidad, claramente, de prepararse, de hacer las cosas de manera consciente, no siempre lo hago al más alto estándar, claramente, tengo mis grietas, mis errores, mis equivocaciones. Busco ser muy diligente de aquello que digo, pero también hablo desde mi coyuntura personal, no pretendo estar para allí para decirle a la gente cómo debe vivir. Les digo cómo he vivido yo, cuáles son las herramientas que he utilizado en los desiertos y tempestades que he pasado. Y eso a lo mejor le resuena en el corazón, entonces, al mismo tiempo, me preparo estudiando, etc., etc.
¿Hay un choque entre el coaching y la psicología? ¿están opuestos?
Lo que pasa es que yo no soy coach, querido. De hecho, yo me estoy especializando en criminalística. Yo estoy terminando la licenciatura de psicología, que sería mi tercera carrera. Pero creo que el ser humano, tiene que pensar claramente en el entramado fabuloso de su psiquis, de su mente. Al mismo tiempo, en su biología. Al mismo tiempo, en el espíritu. Solamente, balanceando este triángulo virtuoso de lunes a domingo, existe la posibilidad de tener una vida más placentera, pero no existe ese nirvana donde todo está estable.
Yo respeto todos los oficios porque hay gente que hace con excelencia su oficio. Si eres psicólogo, si eres psiquiatra o si eres coach o si eres una abuelita de 75 u 80 años con una sabiduría extraordinaria y decides ayudar y servir.
Sabemos que eres muy creyente, ¿qué le dirías a una persona que no cree en Dios, que no tiene fe?
Yo no soy de las personas que agarra a bibliazos a nadie. A nadie. De hecho, creo que somos la biblia de las personas que no la leen. Estoy más enfocado en que una persona que no es creyente se acerque a preguntarme por qué sigues a Dios. Mira, creo que cuando uno encuentra a Dios la búsqueda termina, pero comienza la aventura.
¿Qué aventura?
La aventura de las preguntas sin sentido. La aventura del misterio. La pregunta de la razón y de la lógica que queda un poco quebrantada. Yo soy alguien que sigue profundamente a Cristo, porque creo que la figura de Cristo es la figura más revolucionaria que ha pisado esta tierra, en todos los sentidos. Más que revolucionario, un tremendo libertador. Un hombre que habló con el zelote, con el imperialista, con la prostituta. Un hombre que no tenías que buscar adentro, en un salón o una iglesia. Habló con ricos, con pobres. Tenía su carácter, su temperamento, su sentido del humor. Si no crees en Dios no pasa nada, yo tengo amigos agnósticos, ateos, terraplanistas.
¿No vas al infierno?
Yo no condeno absolutamente a nadie. Si yo no me puedo enjuiciar a mí mismo, imagínate yo ponerme a condenar a alguien más.
Parece que los jóvenes se alejan más de él, ¿te parece así?
Bueno sí, la gente está tratando a Dios como un veneno, pero se veía venir. Y hace sentido. La religiosidad ha hecho un terrible trabajo. Terrible, querido. También entiendo que hay muchos estigmas, muchas etiquetas. Son extraordinariamente reducidas. Hay hombres religiosos maravillosos, de hecho los más grandes científicos que han pasado por esta tierra son hombres profundamente religiosos. Parecería que la religión te encarcela, pero creo que es todo lo contrario. Yo, como sigo a Dios, cada día me doy cuenta lo poco que soy pero lo mucho que valgo, cada día me enfoco más en no ser nadie. Hay mucha libertad en no ser nadie.
¿Qué es no ser nadie?
Simplemente navegar sin etiquetas. Estamos en un momento de la sociedad, en donde la gente te quiere aceptar tal y como no eres. Entonces ya ser quién eres, es el precio más alto a pagar de la dignidad humana. Tenemos miedo a un montón de cosas, como a los ladrones, y luego los ponemos de presidente. Le tenemos miedo a la muerte, y solamente la muerte nos puede ayudar a entender la singularidad de nuestra vida. La muerte como paradoja punzante, es un espacio extraordinario para un proceso de descubrimiento de la vida. La muerte es un asunto ecuménico, no revisa rasgos, ni etiquetas, ni followers, si eres presidente o gobernador, conferencista. Por eso, no ser nadie, aunque suene romántico, para mí es una forma poética de aproximarme en la vida. No ser nadie y serlo todo al mismo tiempo.
¿Y tú eres tal y como quieres ser?
Yo sigo siendo construido, sigo siendo un barro desmoldeado, pero auténtico sí, querido. Auténtico, te puedo asegurar que sí. Claramente, hay cosas de las que me podría avergonzar en la vida porque soy un ser íntegro, no carezco de mis partes, hay oscuridades que probablemente no sean develadas del todo. Pero soy alguien que busca estar expiando siempre sus propias mezquindades, de eso se trata. También no le presento mi niño interior a todo el mundo. Esta vida te enseña a querer más, pero a menos personas. Claramente, las personas que trabaja conmigo, mi esposa, mi familia, conoce todas mis carencias. Nadie postea sus fracasos.
Y en eso se ha convertido las redes sociales, ¿no?
Claro, es un personaje que luego ese personaje se traga a la persona. O sea, el vestuario de moda es sonreír por fuera y estar roto dentro.
¿El reconocimiento público es tan importante hoy en día?
Para todos, querido. Todos lo que haces, lo haces para que te quieran también. O sea, tú vienes y entrevistas y haces esto para que te reconozcan. Para que te reconozca tu jefe, para que te aplauda tu novia, para que tu madre se sienta orgullosa. La significancia es una de las motivaciones fundamentales del ser humano. Perder nuestra significancia nos vuelve extraordinariamente violentos, hasta agresivos. Porque si no me das lo que significo, o no me valoras, voy a obligarte a que me valores.
Es importante el reconocimiento, pero a costa de qué, hemos confundido que la ropa cara nos quita lo barato. O que los seguidores te dan relevancia, esto puede sonar paradójico en mi caso, ¿verdad? pero si no te cabe la gente que te sigue en las redes sociales en el corazón, pues no mereces que te siga nadie o liderar a nadie. Se trata de amar más a la gente, que a las reglas. Considero que eso es el reto romántico del ser humano, sueno soñador. Soy un extraordinario soñador, pero creo que son sueños que vale la pena soñar.
Tienes millones de seguidores, también tienes detractores. En redes sociales leí que te tildan de ser el ‘Ricardo Arjona’ de la motivación, ¿cómo tomas esto?
No me molesta, querido. La verdad, no me molesta. Ricardo es un extraordinario artista. Sus hechos lo respaldan. Están en todo su derecho de que no les guste mi trabajo. Yo soy un hombre que claramente habla mucho sobre las obviedades de la vida. Me gustan los chiclés, pero los clichés no carecen de verdad. Este intelectualismo me parece de mentes vulgares, de mentes que tienen un intelecto prestado. En muchas ocasiones, lo que dicen es porque han sido también adoctrinados por una falta de sabiduría propia. Las redes sociales son eso, una batalla, una inquisición, un lugar democrático y es válido que la gente no le guste.
De hecho, sin adversarios, esta vida ni siquiera valdría la pena vivirla. La gente que te critica suele criticarte duro, pero suele hacerlo casi siempre desde el mismo lugar, querido. Entonces, a mí me importa el qué diré, no el qué dirán. De mí pueden decir lo que quieran, extraordinario. Hay críticas a las que responderé, hay que críticas a las que le daré una explicación, habrá críticas que se lleven mi silencio. Y habrá otras que, si me las dices de frente y me agarras de malas, pues en una de esas me haces cerrar el puño, por supuesto. Para tener mucha boca de lejos, y pocos huevos de frente, en México, y sobre todo del norte de donde soy yo, Sinaloa, no tenemos soler pelos en la lengua, brother.
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