, el entrañable actor, el caballero escocés que fue el primer James Bond del cine y el mejor, sin duda. Tenía 90 años y estaba retirado, por propia voluntad, desde hace mucho tiempo. Sencillamente porque no le interesaban los papeles que le ofrecían. Su carrera comenzó en la segunda mitad de la década del cincuenta y se prolongó hasta el nuevo milenio.

Al principio fue secundario, pero desde el debut como 007 en ‘El satánico Dr. No’ (1962) le llegó la fama, que supo aprovechar muy bien en varias cintas más de la serie Bond, entre ellas ‘De Rusia con amor’ (1963) y ‘Goldfinger’ (1964). Sin embargo, Connery no quería encasillarse y por eso probó suerte en otros filmes. Destacó así en ‘Marnie, la ladrona’ (1964), de Alfred Hitchcock; ‘La colina de la deshonra’ (1965), de Sidney Lumet, y ‘Odio en las entrañas’ (1970), de Martin Ritt.

En los años setenta hizo varias películas de grata recordación, como ‘Zardoz’ (1974), de John Boorman; ‘El viento y el león’ (1975), de John Milius, y ‘Cuba’ (1979), de Richard Lester. Pero son dos obras maestras, dos grandes aventuras, las más memorables: ‘El hombre que sería rey’ (1975), de John Huston, y ‘Robin y Marian’ (1976), de Richard Lester. En la primera junto a otro grande: Michael Caine. En la segunda al lado de la inolvidable Audrey Hepburn.

En la década siguiente el ya veterano artista siguió imperturbable, sobresaliendo principalmente en ‘Atmósfera cero’ (1981), de Peter Hyams; ‘Cinco días, un verano’ (1982), de Fred Zinnemann; ‘El nombre de la rosa’ (1986), de Jean Jacques Annaud, y ‘Los Intocables’ (1987), de Brian de Palma, que la valió un Oscar al mejor actor de reparto. Tampoco olvidamos su divertida participación como papá de Harrison Ford en ‘Indiana Jones y la última cruzada’ (1989), de Steven Spielberg.

Hubo más filmes de interés en los años posteriores, como ‘La caza al Octubre Rojo’ (1990), ‘Sol naciente’ (1993) o ‘La Roca’ (1996). Sin embargo, las producciones fueron cada vez de menor nivel. Por eso asomó la jubilación anticipada desde 2003. Hoy ha fallecido , pero la leyenda vive. Hasta siempre, caballero.

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