La última entrega de los llamó la atención, más que por los premios, por el evidente boicot a . Parece que Hollywood le ha agarrado temor al crecimiento de la plataforma y la prensa extranjera, organizadora del evento, optó por dejar sin galardones a sus candidatos, salvo Laura Dern, mejor actriz de reparto por ‘Historia de un matrimonio’.

Es cierto que hubo muy buenos postulantes y varios de ellos merecieron el triunfo. Como actor secundario, mi voto era para Joe Pesci, formidable en el rol del mafioso Bufalino en ‘El irlandés’. Pero ganó Brad Pitt por ‘Había una vez... en Hollywood’, de Quentin Tarantino. Bien por él.

Preocupa, sin embargo, que la notable película de Martin Scorsese, no haya recibido absolutamente nada siendo precisamente una producción de Netflix. ¿Cómo es posible que Sam Mendes, que es un buen cineasta pero no está a la altura de Scorsese o Tarantino, ni tampoco del coreano Bong Joon-Ho (realizador de la superlativa ‘Parásitos’), haya salido triunfador? Todavía no se estrena su filme ‘1917’, coronado como mejor drama, pero dudo que sea superior a ‘El irlandés’.

¿Y el trofeo a Taron Egerton como actor de comedia o musical por encarnar a Elton John en la sosa ‘Rocketman’? Sólido desempeño, pero insuficiente para destronar, por ejemplo, a Eddie Murphy, que lo merecía mucho más por ‘Mi nombre es Dolemite’, otra producción de Netflix.

Ojalá en la ceremonia de los Oscar, en febrero próximo, se corrijan las injusticias de unos Globos de Oro cada vez más inconsistentes.

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