La vida de Alejandra Espinosa Uribe dio un giro radical hace algunos años. Ella -escritora, investigadora y literata- aceptó ser la guía de un equipo de -dos directos y un músico- que había llegado al pueblo de Barichara, en Colombia. Su sapiencia sobre la cultura de dicho país le permitirían llegar a lugares inesperados: no solo terminó participando en “” como consultora de historia y cultura, sino que también fungiría de inspiración para la creación de .

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Alejandro Espinosa -quien formó parte del equipo de consultoría en el Fondo Cultural Colombiano- fue una de las piezas claves para la correcta expresión de la idiosincracia de Colombia en “Encanto”. Y no solo ello, ya que -reconoció- también sirvió como musa para inspirar a ‘Mirabel’, según revelaron los directores Byron Howard y Jared Bush.

Trome pudo conversar con Alejandra Espinosa sobre su labor en “Encanto” y también sobre la responsabilidad que tuvo de exponer al mundo no solo a la cultura colombiana sino latinoamericana de la manera más realista posible.

¿Cómo se dio tu llegada al proyecto de “Encanto”?

Yo era guía turistica en Barichara. Me contactaron de una agencia para hacer este tour, ya que venía una gente de Disney. Yo estaba muy involucrado sobre historia colombiana para ese trabajo. Fuimos a las huaraperías, de arriba para abajo. Fueron tres días muy intensos. Luego me llamaron y me dijeron que les gustaría que fuera consultora para ellos. Fue increíble. Todo fue gracias a la energía que tiene Barichara.

¿Qué impresiones te dejó el trabajo de investigación para plasmar la esencia colombiana?

Pues para mí el proceso de investigación fue muy hermoso porque era una manera de yo conocerme, entender mi país y mi identidad. Era hacerme preguntas que quizá uno no se hace tanto porque es distinto, uno sabe que uno es colombiano pero cuando se lo quieres contar a alguien, debes ver qué cuentas, qué eliges, qué quieres resaltar. Eso es un proceso muy interesante que uno se pregunta sobre su propia identidad. Fue muy enriquecedor. Y al verlo plasmado, fue muy impresionante lograr ver cómo todo el trabajo cobra vida y se vuelve un universo completo que puede sentir propio, entrañable y puede reconocerlo.

En particular, cuál era el rasgo que más querías destacar.

Hay como temas gigantes y subyacentes que trabajamos, y hay detalles que generan que el universo sea tan complejo y tan rico. En el primer aspecto, en los grandes arquetipos que tiene que estar ahí, para mí era importante la representación de la diversidad como cultural colombiana. Entendiendo nuestra identidad desde la raíz hispánica, indígena y afrocolombiana. Era fundamental, no se puede contar un relato de Colombia sin tener en cuenta esa diversidad y creo que se ve muy bien reflejada en la película. Y otro de los grandes temas fue la ruralidad, que para mí tenía que ser una representación de la ruralidad colombiana para hacer también un homenaje a los pueblos donde ha sucedido toda la historia del país y el continente.

En temas más pequeños, los detalles de la comida, los gestos, los bailes, ya era como una sensación de verlo y sentirse que esto era colombiano. Trabajamos con los animadores sobre cómo se saludan los colombianos, cómo son las fiestas, qué está sucediendo. Esto viene con la ruralidad y con la dinámica del pueblo. Yo les decia mucho que los personajes tuvieran oficio, que estuvieran ocupados. Era mezclar un mundo, un montón de reflexiones gigantes sobre la cultura y cositas pequeñas.

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Barichara, el pueblo que le cambió la vida a Alejandra

Alejandra, tú has vivido en Barichara. ¿Qué tanto influyó en ti para poder expresar los rasgos culturales el vivir en ese pueblo?

Sin Barichara nada hubiera sido posible. Mi vida sería otra. Este trabajo nace en Barichara, ya que yo era guía turística y les conté en tres días todas las tradiciones colombianas, demostrarles cómo se tejen los sombreros, los picapedreros, la arquitectura tradicional vernácula. Todo eso fue gracias a este pueblo, porque acá se mantienen muchas tradiciones que han estado presentes en Colombia pero que han desaparecido con la industrialización pero que en Barichara se conservan. Hacerle homenaje a la ruralidad colombiana solo es posible porque yo vivo ahí. Todo este trabajo solo se da por la inspiración de vivir aquí.

Para concluir, ¿qué te deja el haber participado de un proyecto colombiano para todo el mundo?

Pues, una de las cosas que siempre trabajé con todo el equipo era la sensación de responsabilidad que tenían. Era un poder muy grande, estamos hablando de la representación, que nosotros veamos nuestros trajes, nuestros pelos, nuestros colores de piel. El poder del impacto que nuestra identidad sea tambien una historia de Disney, que nuestras mujeres sean también princesas. Esta es la capacidad del impacto cultural que tiene esta película. Siempre decía eso: “esto es enorme, le aporta una luz y genera un nuevo valor para que nosotros mismos valoremos nuestras tradiciones. Para mí lo más valioso fue esta historia tan amorosa de un tema universal como la familia y a la vez que Colombia y Latinoamérica haya inspirado un universo que ahora hace parte del legado de Disney, es como un cuento de hadas que esto sea realidad. Esto le habla a todos los pueblos.

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