César Vega y Suu Rabanal cuentan su historia de amor: "Me iba desde Canta Callao hasta V.E.S. para verla"
César Vega y Suu Rabanal cuentan su historia de amor: "Me iba desde Canta Callao hasta V.E.S. para verla"

Sentados solos bajo una carpa, entre la cebollita china picada, rocoto molido, varias tajaditas de limón y el vapor de las ollas, nació el primer paso para la nueva familia.y Suu Rabanal son esa pareja que canta por talento y porque la vida los juntó un día cualquiera, impresionados el uno del otro y hoy tienen en Azul su más grande fruto.

El apacible mar de Chucuito, en el Callao, nos recibe con un friecito agradable. Como siempre, algunos palomillas rondan la plaza principal y cuando aparecen los salseros, entonces corren por una foto, un saludo grabado y es ella, la interprete de ‘Son Tentación’, quien responde las primeras preguntas.

SUU: "EN LA PRIMERA CITA FUIMOS A TOMAR CALDO DE GALLINA"

¿Siempre te gustó César?
Lo vi en un video ‘soneando’ y me llamó la atención.

¿Decidiste conquistarlo?
Él me agregó al Facebook.

¿Tu primera reacción?
Me dije ‘me haré la importante’ y lo dejé en visto una semana.

¿Te quiso impresionar con algunas líneas?
No se mandó, fue un caballerito.

Bueno, ¿a los cuántos días respondiste el mensaje?
A los 7 y hablábamos seguido, pero nunca nos veíamos.

¿Y cómo surgió el encuentro?
Tuvimos presentación en una discoteca de Los Olivos. Cuando me estaba yendo, una señora que vende en la puerta me pidió un autógrafo y me detuve un instante, allí pasó él y nos saludamos.

¿Nada más?
Fueron segundos, pero suficiente para intercambiar números telefónicos.

¿La tía fue la clave?
Si no me para, me iba sin verlo en persona. Por eso, la señora fue nuestro ‘Cupido’.

¿Y de allí?
Vinieron las charlas por ‘wasap’, ja, ja.

Seguía pasando el tiempo…
Conversábamos harto, me daba cuenta de que había ‘química’, hasta que me invitó a salir.

¿En un lugar romántico?
No, a tomar caldo de gallina por la avenida Canta Callao.

Mientras la mayoría se reúne de noche, ustedes madrugaron.
Nos vimos a las 7 de la mañana.

¿Pasó algo?
Nada.

¿Y luego?
Salíamos, íbamos en el taxi, abrazados, a veces un beso y nada más.

¿Cuándo se te declaró?
Me llevó a Huacho a conocer a su mamá y hermana. Ellas salieron y me dijo que lo espere.

Uy...
Volvió con un ramo de rosas amarillas, se arrodilló y me pidió que sea su novia.

¿A los cuántos meses convivieron?
Al año.

¿Cómo reparten los gastos de la casa?
Él 80 % y yo el 20 %.

¿Quién decide el color de los muebles?
Lo deja a mi elección.

¿Un defecto?
Es dormilón y yo superpuntual. Uno lo despierta y siempre con lo mismo: ‘En cinco minutos me levanto’.

¿Baila?
Es conchudo.

¿Quién engríe a la pequeña?
A mi hija la corrijo: ‘Azul, eso no se hace’ y él grita atrás: ‘Hijita, hazlo nomás’, ja, ja.

Con su ‘floro’, fácil varias deben estar ‘babeando’.
Tengo 100 ojos y, si hace algo, me voy a enterar de todas maneras.

¿Las fans son de avance?
Vemos nuestras redes sociales y hay chicas que le ofrecen mandar una foto y nos reímos juntos.

¿Si se da una ‘escapadita’?
No lo perdono.

¿Un gesto de amor?
Por mi cumpleaños me grabó saludos de gente que no veía hace mucho.

La segunda parte le toca a César y a ti solo agradecerte.
No somos de dar entrevistas, pero sabíamos que en Trome íbamos a ser tratados con mucho profesionalismo.

CÉSAR: DE TANTO PAGAR TAXI PARA IR A VERLA A VILLA EL SALVADOR, YA TENDRÍA
UN PORSCHE
Dos gaviotas revolotean y sus graznidos parecen el coro perfecto para un barrio silencioso a estas horas. César se apoya sobre la chalana del ‘Turco’, un viejo marinero que a esa hora ya descansa contemplando el horizonte. Ha mirado con atención y es su turno de ‘sonear’.

¿Cuándo agarraste moral con ella?
En el momento que me aceptó en su Facebook.

¿Te ‘palteaste’ cuando la viste ‘face to face’?
Me puse nervioso, encima estaba con unos tacos número 149.
Es alta. Encima me había ido a cortar el cabello y, como lo hicieron mal, decidí raparme.

Era roche...
Me puse un gorrito y sobresalían mis orejazas.

¿Después de eso?

Seguimos hablando y tomé fuerza: ‘Si no me rechazó pelado, entonces sí se va a enamorar de mí’, ja, ja.

Otro indicio...
Cuando salimos estaba sin tacos, me paré a su costado y respiré: ‘Uff, es de mi tamaño’.

¿Por qué demoraste para el ‘piquito’?
Es que ya se lo había dado. Fue con el alma y antes de conocernos.

¿Eres tan romántico que te declaraste con un ramo de rosas?
Nunca lo fui, pero ella me cambió el chip.

¿Una locura?
Me iba desde Canta Callao hasta Villa El Salvador.

¿Micro?
Un amigo me llevaba en su auto. Con lo que pagaba, ahorita tendría un Porsche.

¿Con qué plato te sorprendió?
Tallarines rojos con pollo y papa a la huancaína, pero después tallarines con atún y es más rico.

¿Cuántas veces te mandó al sofá?
Nunca. Así estemos peleados, dormimos juntos. Irme del cuarto sería una falta de respeto a la relación.

¿La sorprendes llevándola a restaurantes exclusivos?
Nos gusta ir donde podamos sentirnos bien.

¿Por ejemplo?
En el chaufa de Yonny, en Villa El Salvador, o la ‘Tía Veneno’, también del barrio.

¿Opina en tu manera de vestir?
Sí, porque antes usaba ropa fatal.

Te cataloga de ‘conchudo’ en el baile.
No soy bueno, pero hago algo.

¿En el escenario te metes una ‘chiquita’?
La mejor chiquita que he hecho es mi hijita.

Eres de Huacho, pero también del Callao.
Empecé tocando en Constanzo, barrio de mi mánager. Me presentaba en locales, grababan videos y luego los vendían en el mercado del primer puerto.

¿Te molestaba?
Mi amigo siempre me repetía: ‘Primero te va a conocer la gente y después llegaremos a la radio y televisión’, y se cumplió.

¿Una extravagancia?
Tengo 220 pares de zapatillas.

¿Pantalones?
Tres.

¿Polos?
Cuatro y todos negros. Para dormir, salir, cantar y esta entrevista, ja, ja.

¿Fulbitero?
Sí y cuándo Suu me acompaña a la cancha, juego mal y si voy solo, hago hasta goles.

¿Un gesto de tu mujer?
En la playa de Huacho armó un castillo donde decía ‘César Vega, te amo’, pero los ‘cuetes’ los pagué yo, ja, ja, mentira.

Sé que no te gusta salir en los diarios con tu señora, porque cuidas mucho a la familia.
Es verdad, pero cuando hay un medio serio como ustedes, es bueno presentarnos. Les agradezco por este momento.

Sin improvisaciones, sino con la verdad, el ‘Sonerito’ y la cantante mostraron su historia. No se dieron besos exagerados, tampoco caricias indiscretas. Solo caminaron de la mano, rieron de buena gana cuando surgían las bromas. Razón tenía Pablo Neruda: ‘El amor no se mira, se siente’.

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