Acaba de cumplirse un año del paso a la eternidad de la entrañable y talentosa Raffaella Carrà, noticia que consternó al mundo entero y por el que se realizaron varios homenajes póstumos. No obstante, doce meses después, y en gran medida por lo reservada que siempre fue con su vida personal, aún se desconocen algunos detalles de las consecuencias de su desenlace; por ejemplo, a quién heredó su patrimonio y qué cosas.
La cantautora, compositora y bailarina italiana, natural de Bologna, falleció el 5 de julio del 2021 a los 78 años en Roma luego de una dura batalla contra el cáncer al pulmón que la aquejaba hace ya un tiempo, pero siempre buscando sonreírle a la vida.
Sergio Japino, su última pareja y con quien Raffaella Carrà compartió los últimos 30 años de su vida, fue el encargado de comunicar la lamentable noticia: “Raffaella nos ha dejado, nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre”.
Precisamente, Japino, coreógrafo y director de televisión, y quien definió a la artista como “un espejo en el que mirarte y con el que puedes saber dónde te equivocas y dónde estás”, sería uno de los principales beneficiarios de la herencia de su otrora amada.
Además del antes mencionado, y siempre de acuerdo a medios italianos, los otros beneficiarios serían Matteo y Federica Pelloni, y las hijas de su primer amor, Gianni Boncompagni.
Los dos primeros son hijos de su hermano Renzo, quien falleció repentinamente en 2001, a los 56 años. Ella cogió las riendas de su educación y los cuidó como si fueran los hijos que la naturaleza nunca le permitió tener.
“No soy madre, pero hago de padre para mis sobrinos. Me dan algo que hacer y estoy feliz. Soy un poco su padre, pueden contar conmigo para cualquier problema. Los amo: cuando no trabajo estoy con ellos, vienen a verme”, comentó alguna vez al magazine Oggi.
Otras personas importantes en la vida de la celeb italiana fueron las tres hijas de Boncompagni -el primer gran amor de la artista- con quienes convivió el tiempo que estuvo con su padre y fue como la figura materna que no tenían ante la ausencia de su madre biológica.
Una de ellas, Bárbara, es incapaz de olvidar lo que significó para ellas: “La recuerdo como Mary Poppins. Era un huracán en casa. Papá era un hombre que vivía solo con tres hijas y se puede imaginar en qué estado encontró la casa cuando vino a vivir con nosotras. Yo era la más pequeña, y para todas nosotras fue como una madre. Teníamos en común el hecho de que a ella le había abandonado su padre, a nosotras, la madre”, explicó al Corriere della Sera.
Todos ellos serían los elegidos por Raffaella Carrà para quedarse con su herencia, que es tan amplia como su trayectoria y legado. Entre su jugoso patrimonio destacan tres casas, incluida su residencia habitual, en Roma, Vigna Clara, una mansión con jardín y tres plantas, además de otras pertenencias valorizadas en miles de dólares.
No obstante, vale precisar que existe la posibilidad de que parte de su patrimonio haya sido destinado a obras benéficas con las que la actriz y presentadora italiana también colaboraba frecuentemente. Sin ir demasiado lejos, Raffaella donó un gimnasio de 160 metros cuadrados a una de ellas poco antes de su muerte.
Por ahora ninguno de los potenciales beneficiarios se ha manifestado, por lo que habrá que esperar su pronunciamiento o algún indicio para tener el panorama más claro.
A un año de su partida, la comunidad de Madrid, a través de su municipio, le rindió un nuevo reconocimiento a la artista que paseó su talento por sus escenarios y pantallas durante muchos años.
El Ayuntamiento de Madrid inauguró el último miércoles una plaza con una placa con un retrato ilustrado de la intérprete. “Es el homenaje que Madrid ha querido rendirle a la artista italiana, fuertemente vinculada a España y a la capital, donde desarrolló buena parte de su carrera profesional”, dijo la municipalidad.
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