Courteney Cox es una reconocida actriz estadounidense de cine y televisión, recordada por protagonizar la popular serie “Friends”, en la que interpretó, por una década, a Monica Geller, una mujer obsesiva y de naturaleza competitiva, cuyo trabajo de chef profesional la hacía vivir bajo una intensa presión, la misma que sintió cuando se dio cuenta que los años por ella habían transcurrido.
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Al notar los cambios en su físico, la también modelo no lo dudó ni un instante y decidió someterse a varias intervenciones quirúrgicas con el único propósito de que la mantuvieran joven, pues no aceptaba que estaba madurando. Sin embargo, tras haber pasado por varias operaciones, implantes y bótox, reconoció que ya nada iba a volver a ser igual y optó por aceptarse, ya que a pesar de los esfuerzos, nada era igual cuando se miraba al espejo.
A continuación, te contamos por qué esta celebridad, nacida el 15 de junio de 1964 y actualmente de 57 años, se arrepiente de haber ingresado en varias ocasiones al quirófano.
CUANDO COURTENEY COX SE DIO CUENTA QUE ESTABA CAMBIANDO
El “calvario” de Courteney Cox comenzó cuando se dio cuenta de que su rostro y cuerpo estaban cambiando, pero como no quería aceptar que el paso de los años la hacían ver cada vez más mayor, se aferró por cualquier medio a mantener su “eterna juventud”.
“Hubo un momento en que decía: ‘Estoy cambiando. Me veo más vieja’. Y traté de perseguir esa juventud durante años”, señaló la también productora de televisión y directora de cine durante una entrevista a la revista Sunday Times Style.
Y aunque reconoció que madurar con el tiempo era parte de la vida misma, la industria lo hacía ver complicado. “Envejecer no es lo más fácil, pero Hollywood lo hace más difícil. Creo que tenemos que aceptarlo porque no hay forma de escapar. Crecí pensando que la apariencia era lo más importante y eso es un poco triste porque me metí en problemas. Me estaba esforzando tanto por mantener el ritmo y, en realidad, empeoré las cosas”, afirmó en 2017 en una entrevista para New Beauty.
EN BUSCA DE LA ETERNA JUVENTUD
Para ello, Courteney Cox recurrió al bótox y los rellenos faciales con varios especialistas. Lo malo era que cada vez que iba a uno nuevo, este le recomendaba algo distinto y ella no dudaba en probarlo.
“Iba a un médico y me decía: ‘Te ves muy bien, pero lo que ayudaría es una pequeña inyección aquí o un relleno’, así que sales y no te ves tan mal y piensas que nadie se dará cuenta. Entonces, alguien te habla de otro médico que hace un tratamiento imperceptible y te animas a ir, y te comenta: ‘Deberías hacer esto’. Lo siguiente que sabes es que estás en capas y capas y capas. No tienes idea porque es gradual hasta que dices: ‘¡Esto no se ve bien!’”, precisó en New Beauty.
COURTENEY COX SENTÍA QUE YA NO ERA ELLA Y PARÓ
A pesar de que Courteney Cox estaba empeñada en mantenerse joven a cualquier precio, se dio cuenta que ya no era ella. “Y no me di cuenta de que en realidad me veía realmente extraña con inyecciones y haciéndome cosas en la cara que no haría ahora. Tenía que parar. Era una locura”, mencionó a Sunday Times Style.
Tras ello, decidió disolver todos sus “rellenos” para volver a ser natural. “Me siento mejor porque me parezco a mí mismo. Creo que ahora me parezco más a la persona que era. Aprendí a abrazar mis líneas de expresión o arrugas y darme cuenta de que los rellenos no son mis amigos”, indicó a New Beauty.
A raíz de todo lo que ha pasado, Cox ahora se siente una mujer muy confiada y segura de sí misma, aceptándose tal y como es. “Sigue habiendo cosas con las que no estoy contenta, pero ahora trabajo en ellas para aceptarlas y cambiarlas si puedo. Y creo que he llegado a un punto en el que me resulta sencillo estar a gusto con quien soy, con la persona en que me he convertido y con la que aspiro a ser”, finalizó en esa misma entrevista.