La oposición de Minerva Mirabal -y sus hermanas- contra la dictadura de Rafael Trujillo y la amistad de la activista dominicana con la española Arantxa Oyamburu son el centro de ‘El grito de las mariposas’, la nueva serie que se estrenará en la plataforma de Star Plus el próximo 8 de marzo, ello en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
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TROME pudo conversar con el productor argentino Juan Pablo Buscarini, showrunner de ‘El grito de las mariposas’ sobre el proceso de grabación, los aprendizajes que tuvo sobre la asesinada activista dominicana y su apreciación respecto a la impronta de Sandy Hernández, protagonista de la serie.
¿Cómo sientes la expectativa frente al estreno de la serie?
Juan Pablo Buscarini: Uno tiene mucha ansiedad porque los procesos de hacer una serie son muy largos. La serie es una que tiene 13 capítulos. Entonces, desde el día que terminamos de rodarla, en un proceso extenuante, fueron 6 meses de rodaje, en lugares complejos, donde hay que recrear época, donde hay mucha selva, mucho Caribe. Mucho rodaje exterior. Pero después viene un proceso que, si bien nunca tuvo conflictos, terminar 13 capítulos en el estándar que tiene esta serie, que es muy cinematográfico. Cada dos capítulos podríamos decir es una película, con un promedió de capítulo de 45 minutos. Es como hacer 6 películas. Afortunadamente, fue una serie donde los guiones están muy bien. Y donde ese proceso no fue conflictivo en cuanto a idas y vueltas y a cuestionamientos, pero solo por el rigor de que te queden capítulos finamente editados, sonorizados, musicalizados, todo lo que implican las series sacándolos, incluso los inserts que tienen son del año 99. Quiero decir, con todo esto, que todo lo que filmas cuando filmas en locaciones estás obligado también a un proceso de postproducción porque aparecen muchas veces elementos, postproducción de imagen. Digamos son elementos contemporáneos que hay que borrar digitalmente, en la vía pública, entonces una serie muy engorrosa de postproducción.
Que Star Plus la haya puesto para el 8 de marzo (el estreno) me pareció muy acertado porque la coloca en una fecha, si bien no es la fecha de las Mirabal, que es el 25 de noviembre, es un día universal, es el Día de la Mujer, es una fecha significativa. O sea hay ansiedad igual que es bueno, digamos esa ansiedad. Si uno está feliz con lo que hizo y cree que lo hizo con honestidad. Así que más felices, digamos con un poco de ansiedad, pero digo más bien felices, por el tiempo que arrancó -en el 2018- como diseño del proyecto, los primeros argumentos. Si uno lo mira, son 5 años intensos.
Claro, un larga espera. De otro lado, comentabas un poco sobre las locaciones y justo revisa algunos cuestionamientos a la elección de las locaciones. ¿Qué factores llevaron a hacerlo en Colombia y no en República Dominicana por completo?
JPB: Quizá esa apreciación sería más válida si uno estuviera contando una historia contemporánea, pero nosotros tenemos la obligación de contar a República Dominicana en los años 50 y son 60 años atrás. Yo fui muchísimas veces, hicimos mucha investigación en Dominicana. Filmamos incluso algunas cosas, pero para hacer la mejor serie posible, la serie que mejor representará incluso ediliciamente, poder ser más rigurosos, suena raro, pero las condiciones estaban dadas más en el Caribe colombiano. No es que lo fuimos a hacer en cualquier parte de Colombia, porque es un país con muchos matices. No es lo mismo Bogotá que Cartagena o Santa Marta. Filmamos muchos alrededor de Santa Marta, cerca del parque Tayrona en Barranquilla. Y nos dimos cuenta que hay, en una recreación entre las fotos de la época que teníamos que representar de República Dominicana del año 50 y cómo estaba preservado el centro histórico de Santa Marta. Estaban dadas mejores las condiciones que pretender hacerlo hoy en una Santo Domingo que en el año 2020, 2021. No se parece al menos al 55.
La segunda parte es que la serie tenía mucho despliegue, mucha época transcurrida en 10 años. Y era fundamental contar con un soporte de industria de producción audiovisual. Si bien esta es una producción grande, no nos movemos al estilo por ahí de una producción de cómo trabaja Hollywood que lleva y desembarca, con todo algo traído de afuera, digamos. Nuestras formas de producir, nuestros presupuestos, nos obligan a movernos más con los técnicos y con los proveedores locales, en ese caso Colombia con todo una tradición grande de producción de series y novelas de época, nos garantizaba una disponibilidad de recursos en todos los lugares que íbamos a filmar. Lo hicimos en el Caribe, y lo hicimos con actores que llevamos. Lo importante es que el casting es dominicano, o si no lo es, es cubano o puertorriqueño. Pero la disponibilidad de las estructuras de vestuarios, de decorados, de equipamiento, de autos de época, también nos resultaba, íbamos a generar un producto de mucha más calidad, para nuestro presupuesto era mucho más garantizado Colombia. Elegimos la Colombia del Caribe, Santa Marta, Barranquilla, que era más adaptada.
Después de todo el proceso de postproducción, ¿cómo viste a Sandy y qué te enseñó Minerva después de conocerla nuevamente?
JPB: Sandy es una actriz excepcional que combina lo genuino, entendía el trayecto heroico de quién debía interpretar. Combinó estos últimos años viviendo en Los Ángeles un rigor profesional que la convierte en una actriz que, digamos en lo fisionómico, en lo natural, en lo genuino, era perfecto para el personaje. Cinco meses y medio de rodaje excepcional. Había siempre en los casting originales opciones, pero cuando vimos a Sandy Hernández desde su cercanía física con Minerva Mirabal, pero mira, para mí por eso fue uno de los momentos felices antes de empezar a hacer la serie. No solo se le parece, no solo tiene la impronta, sino que además es una destacable actriz.
Y lo que aprendimos de Minerva, bueno, el primer o segundo día hizo una escena que es, fundamental en la serie. Es una escena que cae poco antes de la mitad de la serie, que es cuando ella enfrenta al Tribunal, cuando le ponen trabas y trabas para que pueda entrar a la carrera de abogacía. Cuando da un examen brillante, le dicen no, falta una entrevista personal con el Tribunal que no le tomaban a los hombres. Ella los planta. Esa escena la hizo en el segundo día de rodaje y yo cuando estaba mirando el video assist es como cuando uno se relaja…tiene la impronta, es una mujer común y a la vez tiene las agallas. Para el ser humano, se puede ser heroico sin la necesidad de transformarlo en una demostración de violencia ni de querer ocupar primeras planas. Resistir a un régimen, luchar por una democracia, realmente la gente honesta la puede hacer desde su lugar de ciudadano común. A ella le termina por costar la vida, pero estaba en medio de un régimen brutal. No es casual y esto es lo más valioso para la épica de ella, sí la terminaron matando, pero fue el crimen que hizo que los países, la Iglesia y la ciudadanía dominada de Dominicana terminara por rebelarse y cayera un dictador de 30 años. Esa épica, de manos de una mujer que siempre decía ‘hay que hacer un partido político, por la democracia’. Cada vez que le llegaban ofertas, eran normales para la mujer latinoamericana de esa época, ‘que cásate con aquel y vete a Francia’, ella decía ‘no, este es mi país y voy a luchar por esto’. Iba logrando esas cosas sin pretender hacer show, esa es una gran enseñanza del personaje.