Carlos Galdós
Carlos Galdós

Carlos Galdós, a él fuimos a buscar. El parque Municipal de Barranco siempre está lleno de gente. En estos días de sol asfixiante, familias enteras transitan con su look playero y con una toalla sobre los hombros. En medio de esa procesión de bañistas, una pareja va de la mano y los jovencitos, con pinta de barrio y haber bebido algo, la reconoce. Ninguno lo duda y empiezan en coro: ‘La Noche es mía, más na’. Él responde alegre y levanta el pulgar a manera de saludo. Es en su máxima expresión y acompañado de su esposa Carla, que parece disfrutar y compartir ese humor tan especial y alocado del marido.

CARLA: YO SOY SU MEJOR AMIGA
Carla, ¿estás casada con un loco al que solo le falta su camisa de fuerza?
Es un tipo muy cuerdo.

¿Seguro?
Además muy inteligente. Para hacer lo que hace hay que tener ambos atributos.

Acaba con un mito, ¿es ‘chipi’?
Es parte de su genialidad. Es algo con que pocos hombres en el mundo podrían bromear.

¿Quejas al respecto?
Si fuera como dice, no estaría con él, ja, ja.

¿Aprendiste a soportarlo?
Nos llevamos muy bien.

¿Es maniático?
De la limpieza.

¿Y eso?
Nadie puede tocar la lavadora ni el detergente porque de eso se encarga en la casa.

¿Lava?
Y compra los accesorios. Si de casualidad muevo algo, se da cuenta.

¿Eso te altera?
Me gusta.

¿Es tan ‘enfermito’ con ese tema?
Si hay una reunión en la casa, todos estamos divirtiéndonos y él desaparece.

¿A dónde?
A lavar platos a la cocina, ja, ja.

¿Te dice: ‘Necesito mi espacio’?
Vamos juntos a todos lados.

¿Y si se va sin avisar a la calle?
Sus ‘escapadas’ son cuando se encierra a tocar la batería mucho rato y tan fuerte, que a veces se aparece el serenazgo porque los vecinos se han quejado por la bulla.

¿Fue alucinante cuando se te declaró?
El primer día que me conoció, hablamos bastante y me dijo que teníamos que casarnos.

¿Puro ‘floro’?
Me pareció una persona que iba de frente.

Pero chequeando el programa, no dudaste...
No veía televisión. Y cuando lo ves, te das cuenta de que solo una persona muy lúcida es tan rápida para responder.

¿Alguna vez se paró en la mesa de tu casa?
A veces cuando hemos estado muy alegres.

¿Tiene una mejor amiga?
Sí, soy yo, ja, ja.

¿Lo celas?
No y no me da motivos.

No vale confiarse...
Sé que jamás arriesgaría su familia por algo así.

¿Cómo duerme?
Muchas veces con su bebecrece. Es muy friolento.

Si lo vez llorando por una película, ¿te unes a su llanto?
Lo ha hecho y me ha dado risa.

¿Pituca?
No.

¿Con barrio?
Toda mi ropa la compro en Gamarra y mis accesorios yo misma me los armo.

Gracias, porque nunca has dado entrevistas junto a tu esposo.
Nos han llamado de muchos lados, pero preferimos estar así. Hemos hecho una excepción y he estado muy a gusto.

CARLOS: SOY UNA HEMBRITA EN LA CASA
A un lado, con el pincel en la mano está Carlos, el irreverente, observando, riendo de buena gana y listo para someterse al cuestionario.

En las noches malcriadazo, ¿en casita...?
Soy una hembrita.

Ya me contó tu señora.
Lavo y cocino los fines de semana.

¿Para quedar bien con la ‘patrona’?
Lo disfruto.

Algunos creen que eres un ‘animal nocturno’.
No salgo. Si me invitan a una casa de playa, te juro que me incomodan, me molesta.

¿Por qué?
Salir, viajar, exponerte al solazo, regresar. Toda una chambaza.

¿Son de discotecas?
No me gusta y a ella tampoco.

¿Cuál es tu ‘vacilón’?
Tomarnos un vino, comer quesito y reírnos hasta las 3 de la mañana.

¿Te costó conquistarla?
Utilizo el método ‘Puchungo’.

¿Cuál?
El que me tiro al piso, que digan pobrecito y avanzo ja, ja, ja.

Verdad que el primer día le hablaste para casarse.
Y al mes y medio nos fuimos a convivir, 6 meses después nos casamos y ya tenemos un hijo de nombre Luca.

¿Tu primera preocupación cuando aceptó ser tu enamorada?
Le advertí: te van a decir que soy pendejo, borracho y fumón, pero no es verdad. Vamos al canal para que sepas cómo es el programa.

¿Sirvió llevarla?
Allí comprobó que jamás pongo mis manos sobre una invitada, que hago la finta de abrazarla. Además, uno puede estar muy ‘hot’ con la chica, pero viene la pausa y, como dos boxeadores, cada uno a su esquina. Ella a que le retoquen el maquillaje y yo a chequear la pauta.

¿Celosa?
No, tampoco es cojuda.

¿Eso significa?
Que sabe que no le doy razones.

¿Te ‘vendas’ los ojos?
Uno mira, hasta puedo decir qué rico sería irse a la cama, pero media hora después si sigo alucinando, soy un pelotudo.

Pero no es fácil...
Un varón debe saber dónde ir y dónde no.

¿Ya no estás para cambiar figuritas?
Estoy grande y Carla tiene todo lo que busco.

¿Puede tener un mejor amigo?
Es grandazo, pintón el desgraciado. No hay problema.

¿La última bronca?
Fue cuando estaba embarazada y comía mucho. Por orden del doctor no dejaba que lo haga y se molestaba.

Suéltame una frase.
En el Perú, ser honesto es ser rebelde.

¿Una más para que la gente sepa que no estás en el personaje?
No soy un ‘nerd’ que me transformo a las doce de la noche.

Algo que te repites.
Si me voy a poner en plan de divo, mejor no salgo a la calle.

¿Tu próximo proyecto?
Este 14 de febrero me presento en el ‘María Angola’ en un unipersonal: ‘Lo que callamos los hombres’. Son dos funciones el mismo día y en Teleticket pueden adquirir las entradas. Nos vamos a divertir mucho.

Un abrazo porque pasan los años y sigo encontrando al pata de barrio exitoso que no cambia.
Esta entrevista nunca la habíamos dado, porque siempre buscamos que sea con buenos profesionales y por eso aceptamos que sea en Trome, un diario tan querido en el país. Gracias por la buena conversación.

(Fernando 'Vocha' Dávila)

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