Carlos Cacho llegó al set de ‘Café con la Chévez’ y reveló los momentos más duros en su vida, experiencias que le hicieron levantarse de cero y seguir adelante. La entrevista completa la puedes ver en las redes sociales de Trome.
Carlos, la has luchado...
Empecé a los 18 años, construí una carrera contra viento y marea. He tenido mil batallas, soy un hombre adulto, no tengo un pendiente con nadie.
Eso es bueno, sabes el terreno que estás pisando...
Me he corregido, a veces la bomba ha explotado en mi cara, he hecho de tripas corazón, no me he avergonzado.
¿Te dejaste seducir por la noche?
Era joven, tenía que vivirlo. Cuando a los 20 años eres tan conocido y te vuelves famoso, se te llena de muchas cosas la cabeza.
¿En qué momento jalaste el freno?
En la cárcel, cuando estaba en prisión, dije en qué momento acabé aquí. ¡Dios mío, qué estoy haciendo! Me puse sumamente triste y sin la visita de mis clientas, a las que adoro, no habría podido manejar la situación.
Cuando estaba en San Jorge, Ney (Guerrero) le decía a Magaly que no le gane la pensadora. ¿La pensadora te gana?
Hay una frase que se dice en los penales: ‘Yo me tomo un té con la cana’, es decir que no te supera, que no te gana la depre. Yo me tomé un té. Estuve con gente muy importante en prisión, no me da pena decirlo. Rómulo León fue uno de ellos.
¿Comiste de la paila?
Pocas veces, más me dediqué a formar un taller que hacía artículos de cuero, pulseras, carteras que se hicieron famosas. Tuve la suerte de salir con la economía saneada.
¿Te quedaste sin dinero, en cero?
Dos veces, eso nunca lo he dicho. Yo lo he perdido todo dos veces y las dos veces me he levantado. He tenido la valentía de volverme a parar.
¿Qué pasó?
La primera fue cuando me fui a Italia a vivir, estaba abrumado, los procesos judiciales, la falta de trabajo. Estaba saturado. Me fui para ordenar mi vida y volver. Regresé cuando papá muere, me quedé solo con mamá. La segunda fue en la cárcel. Esas dos veces lo perdí todo, pero me he recuperado. Mi orgullo hizo que no me abandone, el orgullo personal, el quererte a ti mismo.