Emprende Trome| Ante los cambios que han ocurrido desde que inició la pandemia, las compañías han necesitado ser ágiles; es decir, han requerido adaptarse de manera rápida ante un escenario incierto tanto de manera interna como externa, hacia los clientes. Esto les ha permitido tener la capacidad de aprovechar los entornos y desarrollar nuevos productos y/o servicios que generen valor al mercado y permitan que la organización sea más competitiva.
Según el 14vo Reporte anual de Agilidad 2020, algunas áreas que están aplicando la agilidad son Desarrollo de Software (37%), Tecnologías de la información (26%), Operaciones (12%), Marketing (7%), Recursos Humanos (6%) y Ventas (5%). De esta manera, son diversos los resultados que se pueden obtener aplicando agilidad empresarial.
Por ello, Renzo Trisoglio, autor del libro Agilidad Empresarial. No son atletas, son Squads (Editorial Planeta), comparte algunos de estos beneficios significativos para que las organizaciones inicien su camino hacia la transformación ágil:
Net Promoter Score (NPS):
Mejora considerablemente indicadores como el NPS que analiza detractores y promotores sobre una marca y/o servicio, debido al enfoque centrado en el cliente que se emplea durante una adopción ágil.
Reduce gastos:
Se producirá un ahorro significativo para la compañía, pero se debe tener en cuenta que no será de inmediato o a corto plazo. Los resultados, en su mayoría, se pueden obtener a partir del primer año, cuando se comienzan a lograr paulatinamente las metas trazadas.
Incrementa el valor en los clientes:
Al enfocarse en las necesidades, frustraciones y deseos del cliente se construirán productos o servicios que respondan cubran directamente el insight, captando la necesidad más profunda de nuestro cliente.
La reestructuración de la organización es real:
Las compañías pueden comenzar su transformación desde la alta dirección siguiendo con las demás áreas o viceversa. Esto dependerá del contexto y del apoyo que se tenga tanto de los altos directivos como del resto de colaboradores.
Equipos colaborativos:
El trabajo en equipo y la colaboración se debe iniciar desde adentro, empezando por potenciar las diferentes habilidades de los colaboradores, tanto blandas como duras. Esto permitirá que en los diferentes niveles de la organización se trabaje de manera interactiva y persiguiendo un mismo objetivo.
En resumen, la agilidad no es una cura mágica para las dificultades de la organización, se debe analizar si el negocio necesita un dinamismo distinto, con el objetivo de mejorar los resultados pensando en los consumidores y las personas que conforman la organización.
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